The soul of the sea

Capítulo 29

Ligia caminaba seguida por Metis y Estigia, sus ahora guardias, encargadas de su protección, todo idea de Murgen y secundada por Ondina. Ligia había aceptado ante su insistencia, pero con la condición de que le dejaran su espacio, no soportaba tenerlas pegadas como su sombra. Se alejaba del mercado, había demasiada gente, caminaba por unas calles algo alejadas, distraída en sus pensamientos hasta que algo llamó su atención. Ubbe salía con un cuenco vacío en sus manos de un pequeño establo a las afueras de Kattegat, cercana a la muralla. Intrigada se acercó a ver que ocurría, escuchando el ruido de unas cadenas proveniente del interior, la puerta no estaba candada, quizás Ubbe volvería pronto. Rápidamente abrió la puerta, dejando que pequeños rayos de luz iluminasen el interior, permitiendo ver a una joven de cabellos claros y sucios, quien alzó su mirada llena de odio hacia Ligia, comenzando a gritar y lanzándole puñados de tierra, pues era lo único que tenía a mano. No tardó en reconocer a aquella, ahora demente, joven, Margrethe.

-¿Quién anda ahí? - Ubbe entró rápidamente, deteniéndose al ver a Ligia.

-Creí que se había ido... - Ligia se reprendía a sí misma por haber creído que podía ser tan fácil. - ¿Por qué la mantenéis aquí?

-Está loca... No superó el abandono de Hvitserk - Ubbe le dejó el cuenco con comida en el suelo y empujó con cuidado a Ligia fuera, cerrando la puerta tras ellos y dejando a Margrethe encerrada de nuevo. - Incluso intentó raptar a los hijos de Torvi... Lagertha la encerró hasta decidir qué hacer con ella.

-¿Y ya lo saben?

-Aún no está decidido... Pero la opción más probable es que la expulsen de Kattegat. No quieren perder su tiempo matando a una loca, prefieren que muera sola en el bosque. - Ligia podía percibir un ligero tono de dolor en su voz, algo que le molestó, pues según él, aquella muchacha no era nada, pero parecía que no había desaparecido de su mente por completo.

-¿Y te encargaron a ti su cuidado?

-No... Pero no podía soportar que la tratasen como un animal. - Ligia cerró los ojos y suspiró suavemente por la nariz. - No es lo que piensas...

-Ya me lo has dejado bien claro. - Se giró, pero el brazo de Ubbe se lo impidió. - No intentes justificarte... Tú mismo lo dijiste, intentó raptar a los hijos de Torvi, a unos recién nacidos, a tus propios sobrinos... Y aún así... - Ligia se liberó del agarre y caminó de vuelta al mercado, seguida por Metis y Estigia, el bullicio de los puestos empezó a inundar su cabeza, casi parecía ensordecedor. Caminaba entre la gente, intentando buscar la salida en ese mercado que ahora parecía eterno. Pudo volver a respirar al ver el final de aquella calle, dejando los puestos atrás y caminando hacia el bosque, en silencio, solo acompañada de lejos por sus guardias.

Las cristalinas aguas se extendían frente a ella, como una puerta a otro mundo. Dejó la capa a los pies de un árbol mientras ordenaba a Metis y Estigia que hicieran guardia por si alguien se acercaba. Poco a poco fue quitándose las prendas que llevaba, más por aparentar y encajar en Kattegat que por necesidad, dejándolas junto a la capa. Despacio se adentró en el lago, hasta finalmente hundirse de un salto en las heladas aguas, agradeciendo el frío sobre su piel, calmando sus pensamientos. Permaneció sumergida largo rato, en el silencio de las aguas, regresó a la superficie solo cuando sus pulmones lo necesitaron. No sabía exactamente cuanto tiempo había estado sumergida, pero parecía haber sido demasiado, pues había otro montón de ropa en la otra orilla y se escuchaba el chapoteo de sus brazos al nadar. Volvió a su forma humana y salió en silencio, caminando hasta su ropa, pero algo llamó su atención o más concretamente la ausencia de algo, los chapoteos habían parado. Ligia se giró cubriendo su cuerpo, viendo el rostro de Halfdan asomado en el agua, observándola. Quizá Murgen tenía razón y dos guardias eran pocas