Capítulo 7._ Compartir

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Me siento bien, no hay nada que me moleste, todo esta bien, los ojos lagrimosos de la rubia entre mis piernas me miran con deseo, no tengo nada en que pensar justo ahora mas que en la rica mamada que me propina Tania, mi miembro en su boca le provocan arcadas al tratar de ir mas profundo. Cierro los ojos disfrutando de sus carnosos labios y tibia garganta, ella tira de mi miembro con las manos arriba y abajo en compás con su boca, si hubiese una competencia de mamadas seguro obtendría un buen lugar.

Todo esta bien, no hay nada que me moleste, no hay nada de que preocuparme.

"Todo está bien" me repito.

Solo escucho el sonido que provoca la punta de mi pene al pegar con la garganta de Tania. Solo escucho eso hasta que otro sonido atraviesa mi mente.

"Sin rencores"

Abro los ojos de golpe, miro a todos lados pero no hay nadie, no veo nada mas que la rosa decoración de esa pequeña y sofocante habitación. ¿Por qué mierda pienso en esas cosas?

—¿Pasa algo? —Tania deja de hacer su trabajo para mirarme, tiene los labios hinchados y rojos.

—No es nada, levántate. —Ordeno y ella obedece sin chistar.

Ella solo lleva puesto un sexy batón de seda, no he venido a hablar con ella solo quiero algo de distracción, me levanto del sillón en el que estoy y solo la giro para para quedar a sus espaldas, ella en automático coloca sus rodillas ligeramente abiertas sobre este y se detiene del respaldo para darme una mejor vista de su curveado cuerpo, me acerco a ella y sin pensarlo deslizo mis dedos en zona sobre sus mojadas bragas.

Tania da un pequeño respingo cuando deslizo un a mano bajo su bata para acariciar sus suaves pechos y gime cuando hago a un lado sus bragas para tocar su húmeda intimidada. Deslizo un dedo dentro de ella, lento solo para prepararla un poco, luego otro y comienzo a moverlos, sin dejar de juguetear con sus pechos, beso su hombro izquierdo y lo sigo haciendo hasta llegar muy cerca de su oído.

—¿Lo deseas? —Susurro, ella solo gime pero no quiero sus gemidos, quiero un a respuesta.

Hundo mas dentro mis dedos provocando que su espalda se arqueé aún más.

—Si, lo quiero entro ya. —Susurra ella jadeante, alarga una de sus manos para tocar mi dura erección.

Sin decir mas, saco un preservativo que traía listo en el bolsillo del pantalón, bajo más el bóxer con el pantalón para tener mas movilidad también y tomo mi erección para deslizarla por su vagina rozando solo un poco mi glande con su punto débil, lo hago por un tiempo y luego solo me deslizo dentro de ella tan fácil como la primera vez en aquel bar.

Me deslizo dentro, fuera, dentro, fuera, con fuerza haciendo sonar la piel de sus nalgas contra mi, tomo sus pechos con mis manos acariciándolos, jugando con sus pezones, jalándolos hacia a mi con cada estocada que doy como si estos fueran el volante mis movimientos, ella no se detiene de gritar cuando esta a punto de alcanzar el clímax, y cuando lo hace la tomo de las caderas para no dejar que se escape porque también la sigo, me hundo en ella con mas fuerza hasta que también me vengo.

Un polvo rápido para aliviar la jaqueca, es lo que pensé al decidir venir a verla y es justo lo que hago.

—¿Qué? ¿Te vas ya? —pregunta la rubia acercándose a mi al verme salir del baño.

—Si.

Me coloco la chaqueta para irme luego de arreglar mi ropa e ignoro sus intentos de atraerme nuevamente hacia ella con coquetería.

—¿Vendrás luego? —pregunta resignada al ver que no cambiará nada en mi.

—No lo sé. —Es muy probablemente un no pero uno que no puedo asegurar por ahora.

Ahora, es verdad. (Parte 2 VERDADES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora