Capítulo 32._El pasado se hace presente

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Antes de empezar a leer, hay unas cositas que debo decirles.

El capítulo toca ciertos puntos sensibles que podrían resultar incómodos.

Esta narrado en primera persona y por un narrador omnisciente, este último relata el último día en casa (Lo entenderán cuando lean) con el fin de mostrar ciertas cosas a las que hemos hecho referencia antes.

Todo lo que Flesh sabe es lo que Zero presenció y supo por (ojo con eso)

Por último no me queda más que agradecerles por leer. Espero disfruten este cap, la canción de inspiración aparece arribita denle play 🤭

Y pues ¿Qué mas?  No se vayan si decirme que les pareció porfiiiii.

Loviuu pipoll

3, 2, 1...

—Uno, dos, tres

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—Uno, dos, tres... —One comenzaba a contar, su tierna e inocente voz alegraba todo el lugar— . Nueve y diez.

Zero miraba con admiración a su hermana, a pesar de su corta edad él era bastante maduro, apenas tenia seis años pero se sentía realmente responsable de su pequeña hermana de cuatro años One.

Ambos niños compartían la blanca piel de su madre y ese cabello castaño oscuro casi negro, pero sus rasgos eran distintos, ella se parecía a su madre e inclusive tenía esos ojos azules que impactaban a cualquiera, lastimosamente Zero tenía los penetrantes e inusuales ojos grises de su padre.

One es muy inteligente mamá. —dijo el pequeño Zero a su madre quien los miraba con ternura a ambos.

—Debes cuidar de ella cariño. Es tu hermana.

El sonido que el auto produce al frenar atormenta a la oscura noche en ese alcantilado, el polvo opaca la vista no se ve mas ni la ciudad ni el rojizo y perfecto atardecer, ese que creí sería el último que mis ojos verían.

Creí que moriría, creí que Zero no pararía, realmente pensé que, que... No quiero pensarlo mi pecho duele, pero no creo que más que a él, su corazón golpea con tanta fuerza que casi puedo escuchar el palpitar de este, Zero se lleva la mano a donde se ubica su corazón tal vez creyendo torpemente que así puede controlarlo, el nudo que ha detenido en su garganta se rompe y estalla en un fuerte grito que le da paso a unas cuantas lágrimas.

—¡AHHHH! —Grita desgarrándose de algún modo la garganta, su grito es lastimero.  Luego suspira para volver a gritar—. ¡AHHHHHH! ¡MIERDA! ¡MIERDA! —Golpea con fuerza el volante.

Trato de tranquilizarlo, acerco mis manos a su espalda y lo llamo por su nombre de manera sutil pero está tan inmerso en su dolor, ira y miedo que no es capaz de oírme.

Ahora, es verdad. (Parte 2 VERDADES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora