Capítulo 25._ Somos nada

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Desastre.

Eso es en lo que terminó mi noche, en un completo desastre. Haciendo un recuento de los hechos, creo que todo empezó mal desde que vi a Tania en la cafetería, ella estuvo de pesada haciendo bromas tontas sobre mi y Zero en la biblioteca, lo siguiente malo de la noche fue cuando llegó la mamá de este y me encontró en su jardin jugando con Diesel como una niña pequeña, aunque no podría decir que eso fue tan malo pues me di cuenta que la profesora Lauren es una mujer muy agradable, además de que adora a su familia.

El sexo fue lo mejor de la noche, el momento fue perfecto y el Zero de hoy fue diferente, no podría describir como, pero si lo fue, fue diferente e increíble, me miró diferente, ahora entiendo que estamos bien así, con este pequeño trato, debió haber sido así desde un inicio y no debí implicar a mi corazón en este asunto pero ¿Cómo a saberlo entonces?

En fin, cuando todo parecía haber terminado aparentemente "bien" me levanté por un golpe de Zero y gritos desesperados de él, jamás lo había visto así, el horror en su rostro era simplemente indescriptible, no sé que es lo que pasó, o el por que de su reacción pero sin duda alguna me ha dejado muy desconcertada.

Doy un salto cuando la puerta frente a mi se abre y la señora Lauren asoma la cabeza, hasta entonces soy consiente de que sigo ahí parada semidesnuda mirando como estúpida la puerta de la habitación de Zero. No he pasado por nada mas vergonzoso que esto.

—Oye preciosa. —Me abrazo a mi misma y me hago pequeña, quiero desaparecer—. Ve al fondo del pasillo y entra a la habitación a mano izquierda, busca algo para cubrirte, en seguida voy.

Ella señala el enorme pasillo, ni si quiera ha prestado atención a mi aspecto, ella solo me mira a la cara con cierta preocupación, estoy tan avergonzada que ni siquiera me sale la voz, solo asiento y ella vuelve a cerrar la puerta frente a mi, menos mal que ha sido ella quien me ha visto y no el director o Daryl.

Camino con nerviosismo, nunca habia ido mas allá en esa casa, hay varias puertas y espacios libres que dan al balcón, llego a donde Lauren me ha indicado y entro a su habitación, en otro momento tal vez me habría quedando observando el lugar como buena estúpida pero ahora solo me urgia encontrar algo con lo que cubrirme.

La habitación es enorme, mi cuarto, el cuarto de mamá, ambos baños y el pasillo juntos, así de grande es, este no tiene piscina como la habitación de Zero pero la sala en el centro y la del balcón compensan esa magnitud. En los sillones hay mantas, tomo una y me arropo, a pesar de que la casa tiene calefacción siento frío por como he quedado expuesta.

No sé cuanto tiempo pasó antes de que la señora Lauren llegara, parece que fue una eternidad o al menos yo lo sentí así, en cuanto ella hizo sonar la perilla de la puerta al abrir, mi corazón dio un salto y luego no pudo parar.

—Hola de nuevo. —Su mirada es lastimosa, le doy pena ajena eso es obvio— Te voy a dar algo de ropa para que te cambies abre una puerta y la veo entrar a un enorme armario.

—Hola. —Saludo en apenas un murmullo.

Lauren no tarda ni un minuto en salir y cuando lo hace trae consigo lo que parece ser ropa deportiva color gris.

—Puedes cambiarte con confianza es algo grande pero creo que si te quedará. Es nueva y puedes quedártela. —Se acerca para darme la ropa—. Mientras bajaré a preparar café ¿Quieres uno?

—¡Ah! Gracias por la ropa y... un café estaría genial.

¿Genial? Nada es genial en estos momentos, solo debía vestirme y huir pero no quería ser grosera, aunque pensandolo bien tomarme un café implicaría pasar mas tiempo con ella y ya he sentido suficiente vergüenza como para seguir pasando pena, nunca pienso antes de hablar.

Ahora, es verdad. (Parte 2 VERDADES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora