Nunca me ha gustado la atención en exceso, aunque siempre quise tener muchos amigos no anhelaba ser popular, claro tampoco voy a negar que algunas veces si me ponía a fantasear con que yo era chica popular del instituto y que tenía todo lo que quería a la hora que quería con solo pedirlo, pero al final eran solo eso, fantasías que venían de a ratos pues en realidad no me gusta estar en el ojo del huracán todo el tiempo y que el mundo entero se entere de cada uno de mis movimientos. Cuando llegué a esta universidad me plantee conseguir amigos y dejar de lado por fin a la Flesh que no era capaz de entablar una amistad con nadie por culpa de las constantes mudanzas y lo conseguí, al fin tuve buenos amigos, los mejores que jamás hubiese deseado pero ellos son un grupo popular que para bien o para mal me han dejado justo donde no deseaba, en el ojo del huracán, mis movimientos no pasan desapercibidos y esto empeora cuando me topo con alguien cono Zero.
Los murmullos son audibles y las miradas ni siquiera las disimulan, la gran mayoría en la cafetería están atentos a nosotros como si fuésemos importantes o algo parecido.
Zero me mira fijamente, aún sostiene mi mano y espera una respuesta, luce tan malditamente atractivo que quiero golpearlo para que luzca al menos un poco mal, para que no me emociones de esta manera.
—¿Por qué haces esto Zero? —Le pregunto alejando mi mano de él de inmediato.
—¿Hacer qué? —Me mira confundido.
—No lo sé ¿Estas cosas? —seña la mesa y a él—. Primero me dices que no quieres que la gente se haga ideas de nosotros y luego vienes aquí frente toda esta gente para hacerme una invitación.
Zero no dice nada, me mira a mi pero pareciera como si en realidad estuviese buscando en el interior de su mente una buena respuesta, respuesta que ni siquiera él tiene.
—Primero me haces sentir como si tuviera un lugar en tu vida, luego dices prácticamente que no somos nada, que solo es sexo, algo sin importancia, que no quieres que nos vean de este modo y al poco tiempo haces estas cosas. —Lo miro seria pero no hay nada de su parte aún—. ¿A qué juegas? O ¿Es que tal vez haces esto porque quieres seguir teniendo a la idiota de Flesh para follar cuando tu quieras?
—No, no es eso, es solo que… —Tartamudea, no sabe lo que es—. Es que yo creo que estarías mejor sin mi pero cuando hago cosas que te decepcionas y te alejas me aterro porque no quiero que te vayas de mi lado.
—¿Por qué? —Pregunto robándole la palabra—. ¿Por qué no quieres que me vaya de tu lado?
Definitivamente él no se esperaba esa pregunta pues se ha congelado en su lugar, entreabre la boca ligeramente y traga grueso.
—Es que, yo… yo. —No dice nada al fin y solo deja caer sus manos resignado, sabiendo con anticipación que al decir eso haría justo lo que estoy por hacer pues no intenta detenerme.
—Yo creo que si lo sabes, me necesitas a tu lado porque conozco tu pasado, porque por una u otra razón he estado en el momento indicado y me has contado, porque te he entendido y porque te he dejado el sexo tu disposición. —Suelto con dureza—. No soy tu puta Zero y no dejaré que te sigas aprovechando de mi solo porque crees conocer mis sentimientos.
Tomo rápidamente todas mis cosas, me levanto muy rápido de mi lugar y huyo antes de que mis piernas me traicionen y me hagan caer por los nervios. Mi pecho me duele pues Zero no sabe lo que quiere y por ende no sabe querer y jamás tendrá sentimientos por mi, creo que solo se ha obsesionado conmigo y por eso me busca ¿Por qué más podría ser? ¿Por qué yo habiendo tantas mujeres preciosas que mueren por tenerlo? No se da cuenta que me lastima, que solo acepté su trato porque estoy enamorada de él, que acepté sus reglas esperando que algún día tuviera sentimientos por mi.
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Ahora, es verdad. (Parte 2 VERDADES)
RomanceFlesh More Thompson nunca había tenido amigos, ni un beso, mucho menos un primer amor debido a sus constantes mudanzas, nunca tuvo tiempo de involucrarse sentimentalmente con nadie porque sabia que tarde o temprano terminaría dejándolos. Ahora que p...