Capítulo 56._La hora de la verdad

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Por mucho que Zero intente pasar desapercibido no lo logra, en cuanto comenzamos a caminar las personas se acercan a él para festejarlo ignorando completamente mi presencia, tanto a sí que no sé en que momento me desprendo de su brazo pues comienzan a rodearlo haciéndome a un lado, su sonrisa forzada es muy obvia, él me busca entre la multitud y cuando nuestras miradas se encuentran le hago una seña de que estoy bien y que continúe atendiendo a sus invitados, él esboza una mueca pero entiende que no le es posible deshacerse de toda esa gente por las buenas y que tampoco debe hacer escándalos por su mamá, quién no tarda en llegar a su lado para felicitarlo, ella es la mujer mas elegante de la fiesta con un vestido pegado color beige largo lleno de piedras doradas que le amolda su perfecta silueta, imaginarme como se vería ella de joven solo me hace pensar en lo amable que ha sido Dios con algunas personas.

Desde aquí puedo ver como todos se acercan a Zero sin darle un respiro y quienes no van a él lo miran en la lejanía con interés, creo que más que eso, lo que él les causa es mucha curiosidad, tratar con el muchacho que jamás ha socializado con las amistades de sus de la familia, de hecho estoy casi segura que la gran mayoría de los que están ahí ni siquiera lo conocen.

La sonrisa de Zero es muy rígida, forzada, tiene el ceño fruncido y la mandíbula muy tensa, no esta disfrutando para nada del momento, quisiera rescatarlo pero lo único que puedo hacer es mirarlo y sentirme muy sola ahí.

"Señorita" se acerca uno de los mesero ofreciéndome una copa apartando por unos segundos mi atención del chico de ojos grises.

-Gracias. -Le digo luego de tomar una de las copas que lleva en la charola.

Solo beberé esta copa, he aprendido la lección de no beber alocadamente. Agradezco al mesero y luego le doy un sorbo a la bebida, el champán se mezcla con los sabores que aún llevo en la boca y me ruborizo de pensar en lo que hemos hecho Zero y yo, más aún en lo que he hecho yo.

-Luces preciosa esta noche. -Milo aleja esos pervertidos pensamientos de mi cabeza-. Jamás creí ver a Reedus llegar con alguien y mucho menos a una fiesta de cumpleaños suya, inaudito.

Milo tiene un porte muy elegante que ningún otro chico tiene o que al menos yo no he visto, él luce como un hombre con poderío y seguridad al andar.

-Milo, me alegra que estés aquí. -Lo saludo, en verdad me ha sorprendido su presencia-. A él no le gustan las fiestas.

-Ya lo creo, llegó tarde a su propia primer fiesta y no tiene cara como de que la esté pasando muy bien entre toda esa gente. -Ambos miramos en dirección a Zero y en efecto, este continúa viéndose muy incómodo saludando a todos los que lo rodean.

-Es tan obvia su incomodidad.

-Si, bueno al menos esta haciendo el intento. - Milo bebe de su champán, lamentablemente su compañía es breve-. Bueno preciosa, fue gusto saludarte pero debo dejarte.

-¿Qué? ¿Ya te vas? ¿Por qué? -Pregunto desilusionada, creí que no estaría tan sola en ese lugar-. Apenas y me has saludado.

-Papá esta con tu suegro justo ahora por eso me escapé para saludar, pero debo regresar a hacerle compañía él gusta de presentarme frente a todo el mundo todo el tiempo, así que debo complacer al viejo.

-¿Suegro? Él no... -Replico al escucharlo decir eso, sé que se refiere al papá de Zero.

-Si, si. -Me ignora-. Como digas, te estaré vigilando.

Ahora, es verdad. (Parte 2 VERDADES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora