8,5 pulgadas.

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Pasaron unas horas, estaba dudosa en si ir o no, pero mientras más me decidía más tiempo perdía.

Me encamine hacia la habitación de Edmund. Cuando llegue toque solo una vez. Pasaron unos segundos y abrió la puerta.

No piensen que Edmund es sanito ni santo, su habitación estaba infestada de humo, tenía un porro en su boca, ver fumar a Edmund fue una de las mejores escenas que jamás olvidaré.

—¿Para qué querías que viniera?—Entre a la habitación, me senté al borde se su cama y me recargue en mis brazos.

—Está noche, te haré viajar.—Me paso el porro que apenas estaba a la mitad, yo lo fume un poco y bueno. Hace mucho que no lo hacía ni en mi RA, y tosi solo un poco.

Aquí me di cuenta que este Edmund era especialmente para mi. Si tenía cosas de Narnia, pero tenía más cosas del chico ideal que es el chico malo pero que tiene debilidad por una sola chica que en este caso soy yo, era el chico que me imaginé que seria al llegar aquí.

Seguia siendo dulce, y algo tranquilo, le gustaba ayudar, pero en el fondo era una vil serpiente venenosa esperando  atacar, y eso lo descubrí de la peor manera tiempo después.

Pasaron como 10 minutos, ya estaba viajando, habia olvidado la buena sensación que llegaba a tener con un porro. Los dos estábamos acostados en su cama mirando el techo. Recuerdo que me dijo.

—No se porque estoy enamorado de ti-hubo un pequeño silencio-Pero me encanta—Volteo a verme, con una sonrisa en su rostro, que hizo que mis entrañas se esparcieran por todo mi ser.

—No lo hagas.—Dije, volteando mi cabeza hacia el.
—No te enamores de alguien cómo yo, es una pérdida de tiempo. No sé cómo amar o sentir que me enamore, y no pretendo aprender, por que no es algo que se aprenda, es algo que simplemente se siente. Y no siento amor por alguien más que no sea solo yo, no me gusta pensar en la idea que  tus emociones pueden ser producidos por una persona, que con el mínimo error que haga te puedes desmoronar por su culpa. Por la culpa de alguien a quien amabas, o de alguien del cual sentías estar enamorado.—Me escuche bastante egoísta lo admito, pero yo que iba a saber que aquello que dije no dudaría mucho, me puse a pensar en que aveces decía cosas muy filosóficas o muy sabias, por alguna razón también me sentía Ravenclaw aparte de que era inteligente, pero hablaba con sabiduría y verdad no solo cuando estaba drogada, si no muchas veces.

Edmund no dejaba de verme, y yo solo reía, eso sí era efecto del porro.

—Me importa muy poco si sabes o no amar o sentir que te enamoraste —Recalco el—Eres la primera persona de la cuál me enamoré.

Senti mariposas, o efectos de la marihuana, pero sentí bonito. Cuando termino de decir eso se paró.

Yo me mantuve sentada en la cama, pasaron al rededor de unos 40 minutos, en ese tiempo los efectos del porro iban desapareciendo, ya no me sentía tan mal. En ese rato platicamos de cosas nuestras, que me prometí que jamás diría, ni a ningún mortal cuando regresa a mi RA y así pretendo hacerlo. Porque aunque el no sepa que yo no soy de haya, le soy fiel a ese "juramento" que dije. Edmund ya se veía bien, sin nada, y yo ya estaba bastante consiente.

El estaba en un sillón que estaba enfrente de su cama, se veía tan sexy, se  había quitado la camisa por que tenía calor. Mi falda se había levanto en mis piernas mientras estaba sentada, el podía ver mis muslos y su cara era de disfrutarlo.

—¿Me tienes ganas?—pregunte sin pena.

—Si supieras—el se mordió el labio inferior y me sonrió.

Baby VexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora