《Especial Draco》

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El pene.

Draco me empujó con bruscalidad a la cama.

—No te he cogido en días.—Susurró.

—Mierda, solo hazlo.—Respondí con franqueza.

Tenia la sonrisa de placer en su cara y el cabello desordenado por su rostro.

Sin globito no hay fiesta, ¿era así?

Pero la fiesta lo era yo.

Se quitó el fajo, éste me lo puso al rededor del cuello con la apretura perfecta para que no me quedaran marcas en mi cuello, lo sobrante lo tomó entre su manos y me jalo a él. 

—Esté día estarás de pasiva.—Me susurró mientras besaba mi cuello.

—Hijo de puta.—Reí. 

La mirada de Draco al punto de tener sexo era profunda, siempre te podrias sentir intimidada por el a la hora del sexo y eso lo hacía más divertido para mí.

Se acostó en la cama, el me puso encima de el mientras me besaba y tocaba la cintura.

La ropa ya no estaba en nuestros cuerpos y se sentía la piel tocarse con delicadeza, su piel era la suave mientras que me susurraba que se sentía en el cielo.

Lloro brillitos.

Su respiración comenzaba a ser agitada, soltaba pequeños gemidos de esos que te erizan la piel y sientes mariposas en el estómago.

—Vex.-Hablo con dificultad-.Siéntate en mi cara.

Recuerdo que de estar feliz pasé a una cara sería. 

¿Que afán tienen con eso los chicos? Pensé. 

Después de Tom ya casi nada era sorpresa si estaba con algún chico, pero Draco se sobrepasaba.

Música de fondo;Him & I. G-eazy.

Una de muchas con la que cogimos con música.

Era tímida con mi cuerpo, no crean que me dejaba todo al aire y me sentía bien, nunca fue así, pero llega un punto en donde piensas en qué ¿qué más podría verme?.
Recuerdo que sentí mis piernas temblar en el momento en que me separe de Draco para acercarme arriba.

Tom era diferente, una vez que lo decía te agarraba y listo, o me esperaba a que me acomodará, pero con Tom era sexo sin sentimientos. Con Draco era sexo con compromiso.

En el momento en que sentí que Draco empezaba a enrollar sus manos en mis muslos las mariposas casi explotan en mi interior.

El primer movimiento de lengua hizo que mi abdomen se contrajera, apretaba mis ojos y todo se comenzaba a sentir cada vez mejor.

Muy bueno para ser verdad. Pero si lo fue.

Me apretaba de todos lados, no podía parar de tocar el mínimo rincón de mi piel sin decir que le pertenecía.

En cuestión de rato nueva posición, una pista; Dos numeros.

Seguia sintiendo pena, más de la necesaria pero está desaparecía en el momento en que Draco me hacia temblar de placer.

—Nunca en mi vida me sentiré tan bien si no es contigo.—Habló.

—Cállate.—Apenas podía formular esa palabra.

—Eres mía, Zabat, y si alguien dice lo contrarío terminara sin cuello.—Asenti como pude y sentí ardor en mi matriz en el momento en que lo metió. 

Lo sentía más grande, mas poderoso.

Nuestra piel chocaba como palmadas, nuestros cuerpos parecían rompecabezas, cómo si fueran la última pieza pero en vez de dejarlo intacto una vez puesta les gustaba quitarla y volverla a poner.

Jugar al mismo juego y disfrutarlo como era, de eso se trataba tener sexo entre nosotros.

Sus anillos dejaban mi piel roja, daba nalgadas y apretaba lo justo en el momento de éxtasis.

Ahora me cargaba en él, mis piernas estaban al rededor de su cintura y mi espalda pegaba con la pared, recuerdo que ahí entró aún más, el tomaba el sobrante del fajo en el momento en que me separaba lo suficiente y no le gustará. 

Era dominante y posesivo si me veía con alguna atadura.

Entraba con fuerza y sin piedad.

Dos horas de que nuestros cuerpos componían la música de anatomía humana.

Cumplió lo prometido de aquel pasillo, termine con su amigo en mi boca al menos una semana, los hijos vagaban hasta por mis cuerdas vocales, pero en ese tiempo era bueno que estuvieran allí que en otro lado. 

《••》

Él estaba sentando en un sillón enfrente de la ventana.

El apreciaba atravez de la ventana la nada, eramos un pareja silenciosa en ocasiones que nos venía la inspiración después de un buen sexo.

—¿En qué piensas?—Me sente en sus piernas y prendi un porro.

—En tú cuerpo.—Sonrió y me miró a los ojos.

¿Qué es lo que sentía por Draco Malfoy?; Me cuestioné.

Acaricie su mejilla y sentí la sonrisa formase en su rostro.

Fumé del porro y lo solté mientras que mis piernas colgaban de un lado y mi cabeza caía del otro, Draco me sostenía en sus manos y por su manera de verme apreciaba hasta la peor imperfección de mi rostro.

Me daba pena.

—No me dejes nunca.—Habló seriamente.

¿Quién era él ya que había hecho con mi Draco?

—No puedo prometer compromiso eterno si no tengo un lazo fijo.—Susurre.

El sonrió e hizo su cabeza para atrás.

—En éste momento el lazo que te diré será este; Sí la vela se apaga buscaré como encenderla, pero si no lo hago, caminare por la oscuridad hasta encontrar en caminó que me guíe hasta dóndeestés, y si tengo que desobedecer alguna regla lo haré sin pensar, porque tu maldito ser ya me ató a ti.

Lo miré fijamente, Draco Malfoy, ¿Porqué lo hiciste?

Es una promesa.—Termino la frase sin empática ante mí. 

—Draco.-Fume aún más-.Si te hago daño vete, no esperes que pueda cambiar porque no es mi fuerte hacerlo, por más que intento es inútil, y no deberías estar con alguien que te fallé mientras tú le prometes amor eterno.—Le di un calada más al porro, esta vez duró mas el humo en mi garganta que sentí picazón.

El me sonrió. 

—Nunca dudaré de lo que llegue a sentir Vex, pero si ésa es tú promesa estaré contigo para que no pase.—Sonrió de lado.

Pendejo de mierda culiado, solo quieres que llore verdad.

Lo abracé del cuello y me acurruque en él. 

—Que mierda pasa, nunca haces esto.

—Aprovéchalo pedazo de mierda.—Respondí y escuche su risa.



Baby VexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora