Animal Alpha.

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El lunes Tom me miraba extraño, había algo en su miraba que me daba la sed y la necesidad de saber que significaba.

Pero yo no era una desesperada.

Sabía qué con el tiempo conocería a Tom como llegué a conocer a Edmund.

Las marcas en mi cuello de los dedos de Tom estaban tapados con maquillaje, no quería ser el centro de interrogatorios por parte de Her o Harry, o incluso de los demás.

Era una de las primeras veces dentro de vario tiempo en el que me sentaba en la mesa de mi casa por puro placer, ya había conocido a todos los que debía de conocer estando ahí, de los principales.

—¿Qué tienes en la mano?—Edmund llego repentinamente a donde yo estaba sentada.

Tenia las mangas del suéter remangadas para el desayuno, no creí que hubiera necesidad de ponerme maquillaje ahí de todos modos tenía el suéter, y en el desayuno Zabini era el único que estaba sentando del lado opuesto, no había manera de que viera la marca, pero sin embargo llego Edmund.

Agarro mi mano sin tocar el morete, y no respondí ni hice algún sonido, solo seguí comiendo sin darle un poco de importancia.

No quería interrogatorios.

—Te estoy hablando.

—No quiere responderte, tarado, acaso no conoces el rechazo—Exclamó Tom, que ya hacia enfrente de nosotros sin haberme dado cuenta.

No quería que se formara alguna pelea, con el caracter de Edmund y el de Tom no iba a salir nada bien.

—Ey, esta bien—Me pare del asiento y soltandome del agarre de Edmund, lo empuje del pecho un poco hacia atrás y salimos del Gran Comedor.

—¿Puedes caminar?—Dijo mientras reía, y caminabamos por los pasillos.

—Idiota—Me empecé a reír junto con el.

Seguia notando el brillo en la mirada de Edmund, ningún sentimiento cambio, ninguna miraba era diferente, los sentimientos seguían siendo los mismos, al menos para el, para una persona que si estaba enamorada, y ahora no estaba contenta con que eso hubiera sido obra mía.

—¿Ya me diras quien te hizo eso?.

Rode mis ojos;
—Solo dejalo Ed.

—No .-Dijo seriamente-. Fue Riddle ¿No es así?.

Yo le lancé una mirada fulminante.

—Claro, no fue casualidad qué lo mencionará primero—Vi como apretó sus puños y tenzo la mandíbula.

—Es en lo menos que deberías preocuparte.

—¿De qué hablas?

Con mi cabeza hice un gesto para que volteaba su cabeza hacia enfrente, en donde estaba Daphne mirándonos, con sus manos hechas puños.

—Tengo que irme.

Sin más me aleje de él, dejado a Edmund sin escapatoria entre yo y Daphne.

                          •••••••••••••

Otra vez estaba en el lago, esta vez solo estaba con los gemelos, tenían esa sonrisa y ese sentido del humor pegadizo.

—Monstruo, ¿Porqué tan callada?—Pregunto George pasandome el porro que ya hacia en sus manos.

—Quiero disfrutar tranquila del porro, no molesten—Sonreí y fume, dando un buen toque, tanto así qué mi respiración ya no pudiera más, y sintiera hasta que el humo se volviera rasposo como la primera vez.

Baby VexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora