Is this the End.

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Estaba con Draco enfrente del lago, era la última noche estando ahí. Adiós a todo. Adiós a lo bueno y a lo malo, y ese mismo día como si hubiera sido casualidad me dijo por lo que estuve en duda varios días.

Me tenía de la cintura y mirábamos la luna, dios, mucha cursilería para alguien que aquí tiene las emociones nulas.

—Estoy feliz Vex—Reclamó.

Lo miré a los ojos, ¿Draco feliz?

—¿Cual es la razón?—Jugue con sus dedos por los nervios. Sabia que dejaría de sentirlo y eso me aterraba.

—Estoy feliz de que estes conmigo–Me tomo de la barbilla dándome un beso–Estoy feliz de que estés aquí.

Justo en el blanco.

—También estoy feliz por esto Draco—Le di un beso de eso fugaces en el cachete, quería ser cariñosa pero no empalagosa. No me salía.

Me dio la vuelta a él, me tomo de la cintura y de nuevo me besó, el ultimo beso, la última caricia.

Volvi a ver la Luna, tranquila con Draco detrás de mi y su barbilla en mi cabeza.

—También estoy feliz porque tu serás la madre de mi hijo. Estoy feliz porque creare una familia contigo Vex—Me acarició.

Estaba triste, ya no estaría ahí, y no pude analizar tanto sus últimas palabras por la tristeza que me recorría en ese momento, no pude responder esas palabras ya que nos acostamos en el pasto viendo la Luna. La última luna.

Cerré mis ojos por el sueño que ya tenía, me aferre un poco a Draco sintiéndolo más a mi, con su último toque y su calor.

Senti como si pasaran horas.

Abrí mis ojos y vi el techo de mi habitación.

Asimile un poco, respire hondo, sentí mi cuerpo en la posición de estrella aún.

Gire mi rostro y todo estaba como antes, observé las pocas plantas que tenía arriba de mi espejo y sentí un nudo en mi garganta.
Me senté en la cama, pasando mis manos por mi cara y viendo la hora, eran las tres a.m, pasó poco tiempo.

Busqué mi guión, no lo sentí debajo de mi almohada y mi cabeza resonaba, pensé en buscarlo a día siguiente.
Me acerqué a mi ventana y la abrí, necesitaba aire fresco en mi cara mientras seguía adaptándome, no podría, no esos días.

Escribí una carta,  De regresó a la oscuridad Monstruo.

No sé si algún día la publique, no es larga, no es nada fuera de lo normal, pero fue lo que tenía esa grisácea madrugada.

Pasaron los días, me alejaba aún más de mi familia, comía menos, aprovechaba aun más mi tiempo a solas para leer o escuchar música como lo hacía con Tom.

Miraba el cielo de la ventana de mi habitación y me recordaba a los días soleados.

Cuando sacaba a pasear a mi perro tocaba a las plantas con delicadeza y le recitaba unos pequeños versos, acordandome de Neville, que me enseñó a cuidarlas, a darles amor.

Cuando venia una brisa de aire fuerte en mi cara me acordaba de Ginny en el quidditch.

No fui la bruja más poderosa del mundo mágico, no me puse con talentos ocultos, fui alguien normal con el sentido de la palabra, fui Vex Zabat. Una inadaptada que en esa realidad fue feliz.

Alguien aislada que disfruta de su tiempo a solas.

Escribi innumerables cartas. Hubo pequeñas lagrimas salir de mis ojos varios días.

En mi cama sigue estando vacío el lado derecho, porque ese lado le pertenece a la persona que ame.

Fui inteligente.

Fui astuta.

Fui una perra e incluso hasta un monstruo.

Pero seguí siendo yo. Seguí siendo el personaje secundario que se llevó el espectáculo.

No fui para ser una estrella, fui para ser una leyenda.

El fin de Vex llegó, el mismo día que esto comenzó.

Los días después de regresar me preguntaba que hubiera sido de mi si no hubiera tenido el amor de Draco.

¿Sabría que allí afuera habría alguien que sería capaz de amarme?

Las madrugadas siguientes quería sentir ese calor que un chico me había dado durante meses.

Quería abrazarlo.

Besarlo.

Sonreírle.

Lo que más quería era sonreír. 

Quería no llorar, pero eso era algo inevitable.

Quería sentir que mi corazón latía por alguien, porque aunque no sea una enamorada empedernida, quería un amor de esos que veían en las películas.

Lo tuve con Draco.

Durante días lloré.

Grite.

Patale en mi cama y me sentía frustrada.

No quería dormir, no quería recordar que no tenía a nadie del lado derecho sosteniendo mi caída.

Durante las noches recordaba a Tom.

Su cabello.

Sus ojos.

La carta.

Su odio.

Tom era alguien que no podía sentir, ¿por qué lo hice sentir?

¿Por qué hice que tuviera sentimientos?

¿Por qué acepte que me amara?

Cuando me reía veía a los lados en busca de los gemelos, ¿dónde están?

¿Por qué no me hacen más bromas?

¿Por qué prometieron hacerme reír y justo ahora me encuentro llorando?

Ame.

Logre amar.

Logre sentir.

Pero lo que más me dolía era saber que no iba regresar.

Nunca encontré el camino de regreso a esa vida.

Durante las semanas siguientes no salía de mi cama.

Tenia la esperanza de que cuando abriera los ojos mientras miraba el techo vería el rostro de Draco sonriente mientras se acercaba a mi a darme un beso.

Tenia la esperanza de escuchar una canción con él mientras me decía que esa le recordaba a mi.

Y un día, sonó la canción de Stay de Rihanna, lloré más de lo que nunca había llorado.

Porque sabía que Draco no estaba detrás de mi y me decía que esa canción le recordaba a mí, porque yo sabía que nadie más me podría amar como me amo él. 

Te extraño, chico dragón, lloré por ti por meses.

¿Dónde estás?

Me prometiste que si no encontrabas el camino que te guiara a mi lo iluminarias hasta lograrlo.

Sigo esperando por ti.

Porque un amor como lo fue el tuyo, no es algo que me ocurrirá todos los días.

Esta mujer esperará por ti.

No importa cuánto tiempo te tardes.

Yo sigo aquí.

























































Cuida a ese bebé por el cual yo no me quede, se que ahí también eres un buen padre.

Se que eres el padre por el cual siempre anelaste tener.

Baby VexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora