Una ultima vez.

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La era Malfoy en ese momento estaba demasiado cerca para mí.
Pero yo no lo sabía.

Seguia siendo fin de semana, pero pasaron cosas en esos dos días que aquí las sigo contando.

¿Ustedes piensan en alguien cuando escuchan la canción de Yellow de Coldplay?.

Por que yo si.

Cedric Diggory.

Ya era hora, de los tres meses que llevaba hablaba poco con el, en sí era más por su ganado, Cedric no era tanto como Robert, tenían mucho parecido, pero al igual que cualquier persona allá tenía rasgos del libro y el actor. No tan parecidas pero tampoco tan diferentes. 

Y ahora sí viene lo chido.

Había tensión, de esa tensión de la cual sabes a que punto llegara en el futuro, y con Cedric no era la excepción.

Estábamos en la sala común de Hufflepuff, ¿Como vergas llegué?. No sé, pero estaba bonita.

Cuando estábamos sentados, un grupo de chicas "el ganado de Cedric" no dejaban de verme, se reían de mi, las ignoraba para hablar con Cedric, pero la incomodidad en la atmósfera se sentía, asco.

Vi como Cedric se levantó, lo iba a hacer pero salió rápido, hijo de puta ¿Cómo se te ocurre dejarme aquí?.
Cuando regresó estaba feliz, me hizo una seña y me levanté. 

—No vuelvas a dejarme.

Carcajeo.
—Estaremos mejor aquí.

Habíamos llegado a las habitaciones, fui tan idiota que no vi ni un poco del camino.

Al parecer llegamos a su habitación, en donde era compartida y sin nadie dentro de ella.

—¿Y la gente?.—Pregunté cuando entré.

—Les dije que si salían, para tener más privacidad.—Me regalo una sonrisa, gracias Vex por recordar ponerlo en el guion.

Me quedé ahí viendo las camas, examinando cual sería la de Cedric, y bingo.

En una vi el uniforme del equipo de Quidditch tirado aún lado de la cama, sucio.

Me senté en esa.

—¿Cómo sabías?.—Pregunto, se acerco y lanzó aún lado el uniforme para sentarse a mi lado.

—Justamente por lo que lanzaste.—Sonreí. 

Nos quedamos callados, viendo distintas cosas, yo veía el suelo mientras que el se mordía los labios y volteaba a ver distintos lados de la habitación. 

No estábamos incómodos, ¿Pero qué haríamos?.

A personas como el y yo se nos acaba rápido la conversación, tal vez tendría algo más que decir si simplemente estuviera coqueteando conmigo, pero no, ninguna platica entre el y yo tenía lazo con coqueteo.

Tal vez por eso no tenía nada más que decir, perro.

Acarició mi mano, sentí sus suaves dedos tocar delicadamente mi piel, el primer escalofrío que me brindó antes de eso.

No les diré cómo llegamos a lo que ya saben, solo llegamos.

—¿Estas segura?.—Preguntó, tan lindo el.

—Si.—Reí.

Osea wey, casi me entran treinta, tu solo dale.

Y digo casi porqué no estoy tan profunda y esas cosas.

El me quitó todo, la mayoría del tiempo lo hacía el, así que bueno, tuve que acostumbrarme con la primera vez.

Me empujó a la cama cuando los dos estábamos listos, cabron.

Cuándo estaba encima de mi hablo.
—Eres hermosa.—Ah, como que mis piernas se abrieron más.

Yo sonreí, dime algo que no sepa.

En un movimiento bien cool entro.

Cada chico tenía su punto bueno, así que. Al principio se vio tan crepúsculo el como se agarró de la cabecera de la cama cuando hizo una embestida. Era rudo y suave, se sabía mover.

Siempre le gustaba estar arriba, pero cuando yo lo estaba el me apretaba las caderas. Duraba mucho.

No hacia tantos sonidos, podía sacar algún gemido ahogado pero de ahí en más no. En cambio yo, no diré que parecía una perra loca gimiendo por mi vida, si salían gemidos, era obvio, pero con tan solo decirles que hasta a mi me excitaron. Narcisismo al cien.

Cuando el volvía a estar arriba la cama se movía se movía más de lo debido, se escuchaba la madera rechinando, osea ¿What?.

—¿Te gusta?.—Hablo, dio un respiro ondo y me miró a los ojos.

No le mentiría.
—Si.

Le sonreí y lo agarré por el cuello atrayendolo a mi en un beso.
Bueno varios.

Cedric estaba sudando, pero aún así olía a perfume, el movía un poco más las caderas cuando lo introducía todo, hacia que mis pies se hicieran curva.

Apretaba su espalda, el no se andaba con mamadas, entraba todo porque entraba talvez eso pensaba.

Una hora y media, mis piernas terminaron temblando, si me hizo llegar no crean que no, pero me temblaban más por el dolor y la poca fuerza y porque todavía tenía algo de Cedric minutos después de acabar.

Nos quedamos acostados en su cama, destendió la cama y me tapó con las sábanas, que caballero, ahora estaba más unida un chico de ahí. Me dirán zorra.

—Mierda.—Exclamó mientras pasaba su brazo por debajo de mi cuello, en forma de almohada.

—¿Que?.—Me gire a el.

—Me vine dentro de ti.

Me quedé callada, tenía ganas de cagarme de risa, le diría que no fue el primero que no se preocupara, pero realmente su cara era de preocupación. 

—No te preocupes.—Cuando termine de decir eso no me contuve, me reí como loca.

Mientras me estaba riendo sentí como apretó mis cachetes provocando que abriera mis ojos, acercó su rostro al mío y hablo.

—¿Cual es la risa?.—Pegó su frente con la mia.

—No te preocupes Diggory, no serás papá.—Aleje su mano de mi rostro y el volvio a tirar su cabeza hacia la almohada.

Hizo un respiro, claramente se preocupó, pero minutos después estaba tieso, el muy cabron se durmió, al igual que yo.

Pero antes de eso me puse la ropa interior y una blusa, si los demás chicos entraban a la habitación me verían como me trajeron al mundo. Y la verdad no.

Feliz cumpleaños a Ronald Weasley. 
Te extrañó.




Baby VexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora