Baby Vex

Adiós Draco.

Estabilidad emocional 📉 Adiós.

Todo fue bien en ese fin de semana, en realidad fueron solo unos días buenos. Pocos después de la fiesta.

Todo iba bien con Draco, creí que progresamos un poco más, fue el mayor error en el que pude pensar.

Estaba en el pasillo sola, caminaba a la comida e iba apurada por lo tarde que era, ¿pero quien más era como yo?

Tom.

—Maldito monstruo, te he dicho que no me gusta que te saltes la comida, debés comer.—Volteé hacía atrás.

—Deberías también comer tú Mar, estás esquelético.—Me dio un empujón de hombro.

—¿Qué pasó con Malfoy?—Habló, el nunca me preguntaba por el sí no fuera porque se burlaria, y en su voz nada se escuchó con sarcasmo o odió.

—Debe estar comiendo.

Caminábamos tranquilos, Tom detuvo el pasó y con eso también detuvo el mío. Estábamos frente a frente, a pocos centímetros del rostro del otro.

—¿Qué?—Pregunté mientras me alejaba.

—¿Te gustó el regaló?

—Sí, es bonito.

Pasaron solo unos segundos, eso bastó para lo que fue de meses se terminará en minutos.

Acercó su rostro tanto al mío que si la gente nos veía pensaría que nos estábamos besando, muy patético pero cierto.

—¿Serás siempre mía, monstruo?—Susurró.

Antes de responderle me abrazó, seguía con el rostro justo enfrente del mío y escuche su risa cínica.

Tom Riddle siendo él. 

¿Porqué lo hizo?

Fácil.

Draco estaba viéndonos, a lo lejos nos observo. No supo diferenciar la realidad del engaño, pero sí yo hubiera visto eso de Draco con otra chica también me hubiera pensado que se besaban. Se jodio, así de fácil.

—Miren que tenemos justo ahora.-Camino a nosotros-.La pareja de psicópatas al fin se acepta.—Vi la tristeza en sus ojos. Mierda.

—Draco, no pasó nada.—Me acerqué a el un poco.

Tom me jalo a el de nuevo.

Me solté bruscamente, a Tom le gustaba ver el mundo arder pero aún así no sabía porque se comportaba así. No era como él.

—Bien, solo eras una maldita zorra.—Terminó de decir Draco.

Me empute.

Me acerqué a él, nunca creí darle una cachetada por una mamada como estas, pero ahí estábamos lo cachete tan duro que su mejilla se puso roja al instante.

—Ya no escucharas Draco, y supondría que no ibas a hacerlo.—Él me miró un poco, su mano estaba en su mejilla y veía a Tom con odió rotundo.

—Linda. Se jodio.—Me susurró.

Sentí un nudo en la garganta, no lloraria, que facil fue destruir algo que te costó más o menos tener. Hasta hubo un cambio de realidad en el transcurso.

Draco se fue, camino rápido hacia las escaleras y me quedé ahí a pensar un poco. Tom no dijo nada.

—Nunca te atreverías a hacer eso Tom.

—Aquí tienes.—Respondió cínicamente.

No me había equivocado con él, siempre supe que era así pero no en estos temas.