Harry Potter.

3.7K 343 100
                                    

Sin duda una de las mejores anécdotas qué tuve con Harry fue esta.

Nuevo diciembre.

—Vex.—Habló harry mientras caminábamos hacía la cabaña de Hagrid.

El segundo fin de semana de diciembre.

Nueve de diciembre; Lo recuerdo tan bien porqué harry me lo recordó incluso días después.

Era la primera vez que veía nieve en mi vida. Nevando andaba en Hogwarts, al fin. Y siempre me imaginaba que nevaba justo en diciembre, y así fue.
Todo se veía como en las películas, hacia un frío de la mierda, pero me gustaba aunque fuera/soy friolenta.

—¿Si?.—Pregunté, justo cuando mis pies tocaron la capa de nieve.

Sentí un escalofrío desde mi pierna hasta mi rodilla, no mostré alguna expresión ante la sensación de felicidad,  pero sin duda estaba muriendo de felicidad dentro de mi.

—Si no amará a Ginny te amaría a ti.—Pucha, ¿Que?.

La relación de harry y mía era una amistad especial, yo al igual que ustedes sabemos por lo que paso, y en ese tiempo por lo que pasaría, así que cuando dijo eso lo tomé del brazo y lo abracé, recargando mi cabeza en su hombro.

No, no soy tan puta.

Los chicos no habían venido con nosotros, y harry tenía ganas de visitar a Hagrid, así que lo quise acompañar.

—¿Si sabes que te quiero?. ¿No?.

—Si, si se.—Me miro a los ojos—Quise decir que te amaría, bueno, no como una pareja si no... Entendi harry, esta bien.—Lo interrumpi.

Se había puesto rojo, re tímido que era aveces, pero era lindo.

—Aunque seas hija de Snape.—Recalcó

Aceptable.

—Sabes que eso no importa, ¿Verdad?, nunca se mete en mi vida y tampoco me prohíbe amistades.—Le sonreí.

Snape era tan como mi padre de la vida real que no me sentí tan alejada del biológico.

—Si lo se, hasta parece qué no es tu padre, digo, pasan por al lado del otro en los pasillos y el solo te mira.—En eso tenía razón, ya qué en muchas ocasiones se me olvidaba que Snape era mi padre, y se me prendía el foco cuando ya estaba hasta la concha de alejado.

—Por eso somos familia.—Me reí.

Ibamos bajando la colina, estábamos cerca de con Hagrid, y caían pequeños copos de nieve, re mágico.

Pero la estupida Vex dijo hola.

Era demasiado idiota para funcionar.

Me meti el pie, caí de cara contra la nieve, escuché la risa estruendosa de Harry,  ninguno de los dos lo esperaba.

Me reí, pero al hacer eso sentí los dientes fríos y la nariz tiesa. Aleje mi cara de la nieve.

—Perdón.—Exclamó Harry y me ayudo a parar.

—Esta bien, pero te toca.—Sonreí.

El dijo un pequeño;
—¿Que?.

Lo empuje, haciendo que cayera para atrás, cayó relativamente tieso, al principio movió sus manos hacia delante para agarrarme, pero cuando cayo contra la nieve cayó en la posición de estrella.. ah Vietnam. 

Yo me reí, últimamente sonreía y reía más, y no, no fue causa de Tom, el y yo seguíamos siendo amigos. Todo bien con el.

—¡Pero Vex!.—Grito.

Yo me tiré al lado de el, reíamos aún más, no se veía el sol, estaba lleno de nubes el cielo y aún así se seguía viendo hermoso el paisaje.

Paso un momento y comencé a mover mis piernas y manos, si, hacía un angelito de nieve, Harry me imitó, reíamos al unísono, eso fue tan relajante qué realmente no quería que se acabara.

Cuando me levante de la nieve observe mi obra, mi cabello salió en el Ángel, se sintió extensamente frío, coño. Se veía raro, como si hubieras lanzado un triángulo deforme, pero bueno, me gusto.
El angelito de Harry fue deforme literalmente, pero se veía como si fuera arte.

Y antes de decir algo sentí una bola de nieve golpearme la cara.

—¡Perdón!.—Escuche que grito Harry. 

Pero aún así se río.

—Bien, tendremos guerra.—Respondí.

El se me quedo viendo y sonrió, se agacho para agarrar otra y eso mismo hice yo.

La bolas de nueve de harry sin duda dolían un poco, compactaba mucho la nieve cuando la agarraba, pero aún así yo siempre le atinaba en la cara.

Si, guerra de bolas de nieve con Harry Potter; Alias, El elegido.

Terminamos casi tiesos de tantas bolas, aparte el frío no ayudaba. Fue divertido, demasiado, desearía que hubieran visto las caras que hacía y las que yo hacia, solo imagínese a dos inadaptados peleando a muerte con bolas de nieve y una, en este caso yo, que cuando le lanzaron una se le ocurrió abrir la boca, y toda la nieve le entró hasta la garganta.

Tosi, estaba casi muriendo, Harry se alarmó y corrió a mi.

—Dios, ¿Estás bien?.—Se vei realmente preocupado.

Creo que tenía miedo de matarme. Pero rei en sinonimo de que estaba bien.

—Ya vayamos con Hagrid.—Recalque.

El me sonrió.

—Un nueve de diciembre muy raro.—Exclamó con una risa tímida.

—Si.

Cuando llegamos con Hagrid tenia tierra en su barba, ¿Qué hacía?, yo que se, pero cuando nos vio sonrió.

—Pasen.—Hablo.

La cabaña de Hagrid estaba caliente, era cálida, y tenía una jaula encima de la mesa, que pedo Hagrid.

—¿Quieren Té ?.—Se escucho bonito.

—Si.—Respondi yo.

Harry asintió con la cabeza y se sentó en una de las sillas.

Yo me senté en el sillón gigante, era cómodo, y hasta yo me sentí chiquita.

Platicamos con Hadrig máximo dos horas, platicaba de los animales, siempre lo había, o del bosque prohibido,  pero la verdad nunca te sentías aburrida de sus platicas ya que las hacia ver tan interesantes.

Esta vez confesaré que no recuerdo mucho sobre la platica, ya que con el Té me empezó a dar a sueño, y oía, como mi madre diría; Oía borroso.

Recuerdo que hablaban de Dragones, y las criaturas del bosque, pero no puedo decir con mucha explicación si no entendí tanto por el sueño.

Ya recordaba el porque no bebía Té en mi realidad actual.
Lo último que recuerdo de la cabaña con Hagrid fue.

—Ya tebemos que irnos.—Habló harry.

Tenia mis ojos pegados, y sentí como me levanto del sillón y los abrí.

—Gracias Hagrid.—Hable.

Me regalo una sonrisa y salimos.





Baby VexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora