(Para que no se pierdan, esta parte está ubicada nuevamente en el hospital)
Gigi
Las horas pasaron y ya era de noche. Sol se encontraba muchísimo mejor. Su rostro ya tenía color y su temperatura estaba normal. Ya iba por su segunda bolsa de suero y eso era algo bueno.
Ya que se estaba haciendo tarde, tuve que ir a mi casa, o bueno, la casa de mi hermano mayor, Adrián. Hace unas semanas se había estado quedando con su novia, así que llevaba mucho sin verlo. Por ahora necesitaba cambiarme de ropa y de paso ducharme e ir a cerrar Moka. Aprovechando estar ahí, iba a llevar unos cafés para Abraham y para mí. Seguramente los necesitaríamos.
Abrí con mis llaves la puerta principal, noté ciertas cosas un tanto desordenadas en la entrada y cada que me acercaba a la sala de estar, más parecía que un tornado había arrasado el lugar. Libros regados por todas partes, jarrones y lámparas rotas en el suelo. ¿Qué había pasado aquí?
Cuando por fin llegué a la sala, vi a mi hermano en el suelo, recostado contra el sillón, una botella de vodka estaba en su mano derecha y un poro de al parecer, Marihuana (lo supe por el extraño olor) en la otra mano. Sus ojos estaban rojos e hinchados. Tenía el semblante triste y se notaba que estaba borracho y lloró con ganas.
-¿Adrián, qué sucedió aquí? O más bien ¿qué te pasó a ti? ¿Estás bien? -le pregunté acercándome a él. Vi como lentamente giró su mirada hacia mí y se veía horrible. Ojeras más que marcadas y de cerca se notaba muchísimo más la hinchazón de sus ojos.
-Rebeca es una maldita zorra. -soltó con rabia y veneno.
-¿Qué te hizo?
-la encontré follando con Diego. -confesó y se notó su dolor.
Diego, su mejor amigo. No me lo podía creer, esto hasta parecía una fantasía. Rebeca y él llevaban casi tres años juntos, creía que se querían demasiado, pero ahora es cuando me daba cuenta que el sentimiento no era mutuo por parte de ella. Diego tampoco era el tipo que yo pensé que era.
Se echó un trago más de vodka y acercó el poro de marihuana a su boca, se lo arrebaté de inmediato. No iba a permitir que siguiera en este estado.
-¿marihuana? ¿Dónde conseguiste esto? -pregunté con hastío.
-tengo mis contactos.
-no puedo creer que hayas llegado tan lejos como para llegar a fumarte esto.
-entiende... Rebeca lo era todo para mí... yo... yo no sé qué hice mal para merecer esto. -dijo y su voz se quebró rompiéndome el corazón.
Dejé el poro de marihuana a un lado y le quité la botella de la mano para luego abrazarlo. Lloró durante mucho en mi hombro. Ni siquiera fui consciente del tiempo, simplemente lo escuché sollozar repetidas veces y murmurar cosas ininteligibles. Yo solo acaricié su espalda y su cabello tratando de consolarlo. Yo era más de escuchar que consolar.
Luego de deshacerme del alcohol que él trajo y la gran cantidad de marihuana que tenía él (la cual no sé cómo consiguió tan siquiera el dinero) lo encaminé a su habitación. Vomitó hasta sacarlo todo dentro del inodoro, lo ayudé a meterse a la ducha y lo llevé a la cama. Eso era muy duro para él. Jamás en mis veintiún años de vida lo había visto tan fatal.
Luego de limpiar y asegurarme que estuviera completamente dormido, escuché su celular vibrar con un mensaje. Encontré el teléfono en el sillón en donde él estuvo recostado y vi la bandeja de entrada para saber de qué se trataba.
Xx: más te vale conseguir el dinero. Nos llevaste muchísima mercancía y últimamente está escasa.
Xx: ah y espero que lo tengas para la próxima semana o te buscaré y te lo sacaré a la fuerza.
Sentí un escalofrío. Adrián se había metido en muchos problemas en un solo día. Ya no sabía qué hacer, pero lo único que era capaz de realizar fue hacer como si nada pasara y me dirigí a Moka por los cafés y a cerrar.
Llegué al hospital tratando de disimular mi frustración lo más posible. No quería que nadie supiera de esto por el momento. Llevaba dos enormes cafés, el calor atravesaba los vasos lo cual calentaba mis manos frías por la temperatura de afuera. Entré en la habitación de Sol encontrándome a Abraham acostado a su lado. Ella se encontraba sonriendo y eso me hizo a mí sonreír también. Él se sentó en la cama, así que le pasé el café que traía para poder abrazar a Sol.
-me alegra que ya estés despierta. -le dije mientras sostenía su carita con ambas manos.
-sí, ya me siento mejor, pero tengo hambre. -dijo soltando una pequeña risita muy adorable.
-yo iré a comprarte algo de comer. -se ofreció Abraham bajándose de la camilla. -¿quieres que te traiga algo en especial? -le preguntó antes de retirarse.
-bueno... me gustaría una ensalada de fruta.
-te la traeré enseguida. Solo consultaré si te lo puedo dar, no quiero que te haga daño. -dijo y le besó la frente y me entregó uno de los vasos de café. El cual, al igual que él, le di un trago.
Cuando se fue, pude conversar con Sol, esta niña se ganó muy rápido mi cariño y no entendía cómo lo hizo. Quizá por saber cómo se sentía no tener una familia bien estructurada. Lo bueno de eso, es que finalmente logré dejar de pensar un rato en todo el asunto con mi hermano, eso me estresaba muchísimo. No podía creer en lo que se había metido.
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Holaaa, perdón por la tardanza en actualizar, tenía mucho que hacer y a penas pude apartar algo de tiempo para corregir solamente un capítulo así que no habrá doble actualización hoy :(
Prometo la próxima semana ponerme más activa 😄
Con Amor y Karma
Su escritora
"ZMQS" 😜💙
ESTÁS LEYENDO
Hermana
Teen Fiction¿Cómo una pequeña niña de apenas ocho años podrá pasar por tanto a su corta edad? Ser abandonada por su madre y ser maltratada por su padre es demasiado para un ser tan pequeño y frágil como Sol. No poder jugar ni siquiera con niños de su edad ni di...