8. Nana & Chofer

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Abraham

Tres semanas pasaron y todo iba igual, Sol viniendo a diario, yo yendo a la universidad por las mañanas y trabajando por las tardes. Todavía me sentía bastante mal por lo de Angie y no había podido seguir su consejo del todo. No tenía las suficientes agallas para invitarla a un lugar y dudaba poder hacerlo algún día. Ya me consideraba un caso perdido. Lo mejor para mí y mi estabilidad emocional era salir con alguien más o simplemente dejar que el tiempo transcurra y a ver si llego a superar este amor que siento por ella. Por muy difícil que me parezca lo intentaré porque a menos que lo intente no sabré si soy capaz de lograrlo.

Por otro lado, debo de decir que Sol era muy buena prestando atención, también solía meterse mucho en los temas, era muy entusiasta. Le encantaba estudiar, era como una pequeña nerd muy adorable. Jamás pensé que me gustaría tanto enseñarle a alguien porque nunca me había visualizado como profesor  y menos de alguien tan pequeño. Me consideraba muy paciente pero, a veces me sacaba de mis casillas estar con mis primos pequeños. Sin embargo, con Sol no debía de esforzarme demasiado.

Llegué a la cafetería como todas las tardes y me encontré a Angie con la vista clavada en su celular mientras sus codos estaban sobre el mostrador. El lugar se encontraba vacío aun. Agradecía eso, no quería lidiar con personas por ahora. No andaba de muy buen humor hoy.

-Buenas tardes. -la saludé.

-hola Abraham. -me saludó sin quitar su vista del celular. Me acerqué de mala gana al mostrador y me senté en la silla donde Sol siempre se sentaba. Coloqué mis brazos sobre la mesa para luego colocar mi cabeza encima de ellos, así ocultando mi rostro cansado. Apenas había dormido por estudiar para las pruebas de universidad, el trabajo, pensar en Angie y las tutorías de Sol por las cuales también debía leer a diario.

-¿Qué pasa? ¿Qué es ese ánimo? -me preguntó Angie después de unos minutos. Ya que no me movía, empezó a pincharme la cabeza con uno de sus dedos.

-estoy cansado. -dije sin verla.

-¿de qué? -preguntó. A pesar de no ver, sentía su cercanía.

-de todo, universidad, trabajo y... -levanté la cabeza finalmente. -ya sabes... pensar en esa chica. -empecé a sentir nervios por la poca distancia. Ella se colocó frente a mí mientras sostenía su barbilla en su mano, justo enfrente de mi cara. El mostrador no era muy ancho que digamos y eso me puso muy nervioso de alguna manera. Jamás la había tenido tan cerca de mi rostro.

-¿tomaste en cuenta mi consejo? -preguntó.

-si... pero soy un cobarde, no... se lo he podido decir. -suspiró y se alejó dejándome respirar bien. Creo que había estado aguantando la respiración todo este tiempo sin motivo alguno.

-solo hazlo, no es nada del otro mundo, acércate y sutilmente pregúntale "¿te gustaría salir a algún lado por una bebida o algo?" Y ya.

-no es tan sencillo. -dije entre dientes. Luego escuché un motor afuera, lo reconocía y sabía quién venía. Volteé a ver hacia la puerta y visualicé a Sol bajar del coche, pero este no es la misma Range Rover, era otro auto mucho más lujoso y ese jamás había venido a dejar a Sol acá. La pequeña entró al local saltando y más sonriente que nunca.

-Hola. -nos dijo a ambos. Primero, se acercó a mí (que ya me he bajado de la silla) y me abrazó como de costumbre. Saludó a Angie con la mano a lo lejos y ésta le devolvió el gesto con una sonrisa.

-¿Por qué tan alegre Sol? -preguntó Angie.

-y... ¿por qué ahora vienes en otro auto? -añadí yo.

-por esa razón estoy feliz. -respondió rápidamente.

-¿por el auto? -arqueé una ceja. Ella asintió.

-sí, es el auto de mi chofer.

-¿chofer? No sabía que tenías chofer, Sol. -dijo Angie sorprendida.

-sí, es que estaba de vacaciones junto a mi nana.

-¿hace cuánto?

-hace unas semanas, él siempre ha trabajado con mi papá y como se casó hace poco, le dio vacaciones porque si no renunciaría, mi papá no tuvo de otra y le dio un descanso. Ayer volvió junto a mi nana a la casa y ya los extrañaba.

-¿conoces a su esposa? -asintió.

-sí, es mi nana Maribel. Ella me ha cuidado desde bebé, entró a trabajar un tiempo después de que Gabriel empezara a trabajar con mi papá como chofer. -explicó y alcé las cejas con sorpresa.

-aww, ya me imagino lo bonito de su relación, su historia también ha de ser súper linda, empezaron a trabajar en el mismo lugar y luego terminaron casados.

Mejor golpéame en las bolas por favor, eso duele menos que pensar en que podríamos pasar por lo mismo. Ella ya estaba con ese tal Michael y al parecer la hacía muy feliz por como sonreía al hablar de él todos los días. Los celos siempre me invaden al escuchar si quiera su nombre pero, lo peor era que no podía reclamar ya que no éramos nada para andarle reclamando por hablar de su novio. Yo debería ser él sin embargo, soy un completo idiota y no me cansaré de decirlo.

-bueno, ¿por qué no empezamos a estudiar ya? -intervine en la plática para no entrar en temas que resulten en un ambiente extraño. Sol asintió y se subió a la silla con agilidad. Ya había aprendido la técnica. Hoy le tocaba a Angie hacer las tutorías pero, yo no quería atender mesas, entonces la convencí (algo de chantaje incluido) para realizarlas yo hoy y evitar el contacto humano.

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