Abraham
-¿crees que podrás tú sola? -le pregunté a Angie por enésima vez antes de irme. Tenía que ir a casa de Sol y debía que asegurarme que no era demasiada carga para ella. No quería dejarla haciendo todo pero, necesitaba ver a Sol y estaba de acuerdo con que fuera.
-claro que sí, soy lo suficientemente capaz de atender la cafetería yo sola, ni que fuera una novata. -se cruzó de brazos y me observó con una ceja alzada.
-claro que pienso que eres capaz.
-pues... no parece.
-es solo que... no quiero que te desesperes si viene mucha clientela, te conozco. Eres capaz de desesperarte y gritarle a todos para luego salir corriendo diciendo que renuncias. -dije y colocó una mano en su pecho mientras abría la boca indignada.
-¿qué? Yo no... -comenzó a decir pero, escuchamos un claxon afuera y eso la interrumpió. Al voltear hacia allá, vi que era el coche gris que traía a Sol desde hace un par de semanas. Ya era hora de irme.
-bueno, creo que me voy. -tomé mi chaqueta y me la empecé a colocar a la vez que salía. -buena suerte y no te desesperes, llámame cualquier cosa. -le avisé y ella solo me fulminó con la mirada mientras seguía de brazos cruzados. Era divertido a veces molestarla pero, no extremadamente porque eso ya sería pasarme de los límites y sacar al demonio interno de Angie para que me ataque. No era muy conveniente meterse con ella de esa manera, las chicas con cara de ángel pueden llegar a ser muy agresivas cuando están realmente enojadas.
La observé por última vez desde fuera por encima de mi hombro. Seguía en la misma posición, me reí a lo bajo me acerqué al coche. El chofer ya se encontraba afuera esperándome.
Ya lo había divisado, cuando le abría la puerta a Sol para que bajara pero, jamás lo vi de cerca. Era un hombre de alrededor de los treinta, pelinegro de ojos azules, mucho más alto que yo, fornido, tés blanca. Vestía formalmente con un traje negro azulado, con una camiseta blanca por dentro, una corbata roja que combinaba muy bien, unos zapatos de chándal negros y un sombrero de esos de pilotos, típico uniforme de chofer.
-buenas tardes, usted debe ser Abraham, el tutor de la señorita Sandoval. -pronunció en cuanto llegué al frente de él.
-sí, así es. -le tendí una mano en forma de saludo. Inmediatamente la recibió estrechándola firmemente.
-Gabriel, chofer de la familia. -se presentó también con formalidad.
-sí, Sol me ha hablado mucho de ti y muchas cosas buenas.
-me alegra, la pequeña siempre tan cariñosa.
-sí, demasiado. -sonreí ligeramente.
-¿nos vamos? -asentí. Éste me abrió la puerta. Eso me hacía sentir importante no sabía porque razón. Era como si fuera famoso y tuviera mi chofer. Reí de solo pensarlo. Entré al coche cerró la puerta después de mí. Luego, rodeó el auto para entrar al lado de piloto y arrancar.
-¿desde hace cuánto trabaja con el padre de Sol? -pregunté curioso queriendo romper el silencio que había.
-hace nueve años, en ese tiempo Sol todavía no había nacido.
-¿le gusta trabajar de chofer?
-sí, apuesto que ya sabe la razón, Sol siempre habla de mi romance con su nana. -rio y negó con la cabeza.
-ah, sí nos dijo, imagino que es una historia bastante bonita ¿no?
-algo así, al principio solo yo trabajaba para el señor Sandoval, luego un día apareció la pequeña Sol con cuatro meses de edad frente a la puerta. Su padre no la quería ni ver, le irritaba que llorara o que tan siquiera estuviese cerca, entonces yo la cuidaba y siempre la llevaba en el auto para no dejarla sola en la casa ya que recién había despedido al personal gracias a un reciente robo que ocurrió. Yo apenas tenía veintidós años y nada de experiencia con bebés ya que no tuve hermanos.
>>Mi novia en aquel entonces, me ayudaba hasta que el señor contrató a Maribel bastante desconfiado, le hizo muchas pruebas para ver si podía confiar en ella y cuando las aprobó, en eso Sol tenía unos diez meses aproximadamente.
-¿la cuidó durante seis meses con su novia?
-sí, fue algo difícil pero, lo logramos, ella solo lloraba cuando tenía hambre, sueño o estaba incómoda, después de eso era muy calmada. Cuando Maribel llego, todo fue más fácil, le entregué a Sol y lo primero que hizo la bebé, fue jalarle un mechón de cabello -ambos reímos. -yo ya me había encariñado con la pequeña y en mis tiempos libres, la pasaba con ella y Mari, ahí nos hicimos amigos, era una simple amistad de trabajo.
>>Cuando Sol tenía unos dos años y medio, yo terminé con mi novia, estaba fatal y Maribel me ayudó mucho a superarla. Ambos nos apoyamos en tiempos difíciles hasta que me di cuenta que me enamoré de ella pero, era inevitable no estarlo, es tan hermosa, simpática, cariñosa. -suspira -tan perfecta.
-¿Qué hizo para... decírselo? Es que me pasa algo... similar y no me caería nada mal un consejo.
-la invité a salir en varias ocasiones después de dejar a Sol dormida y en una de esas salidas... simplemente se me salió y le confesé que me gustaba mucho. Cuando se lo dije, ella quedo perpleja y me dijo que le diera tiempo de pensar las cosas ya que se encontraba algo confundida. Le di el tiempo que necesitaba y finalmente luego de más o menos un mes, me dio respuesta y hace un par de semanas nos casamos.
>>mi consejo es hablar con ella, no sé... invítala a salir, haz que se divierta, apóyala cuando sea necesario, si se enoja y necesita alguien con quien hablar, escúchala, si se encuentra mal, abrázala ni importa si te dice que no quiere que la toques, eso es todo lo que necesita, una persona que siempre esté para ella y aunque no muestre interés hacia ti, te tendrá mucho aprecio y eso es mejor que nada. -me dijo y me lo pensé unos segundos en silencio, tenía toda la razón, que me aprecie es mejor que nada, tal vez no le guste pero con que me quisiera era suficiente.
El auto frenó al poco tiempo estacionándose frente un gran portón. Al parecer ya habíamos llegado.
-gracias... por el consejo y por traerme aquí.
-no hay de qué. -me sonrió a través del espejo retrovisor y entramos en la residencia.
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Hermana
Teen Fiction¿Cómo una pequeña niña de apenas ocho años podrá pasar por tanto a su corta edad? Ser abandonada por su madre y ser maltratada por su padre es demasiado para un ser tan pequeño y frágil como Sol. No poder jugar ni siquiera con niños de su edad ni di...