Abraham
Me encontré con Gabriel en el punto donde habíamos quedado. Él se encontraba en su nuevo auto el cual era semejante al que conducía para Sol. Me bajé de mi coche después de asegurarme que ninguna ventana ni puerta quedara abierta y así no me robaran mis cosas, bueno, a menos que rompieran el vidrio, pero estábamos en zona segura, aquí esa posibilidad era casi nula. Vi al hombre a la distancia recostado en el capó del auto comiendo frituras; éstas las guardó en cuanto me acerqué a él. Seguramente llegó hace rato. Claro, a pesar de ser de noche, el tráfico era terrible.
-¿está todo listo? -le pregunté cuando estuve lo suficientemente cerca de él.
-sí y espero que todo salga bien. Ya te expliqué lo que tienes que hacer y recuerda que debes ser discreto y rápido, porque nadie se debe enterar de esto. Además mi parte no va a tomar demasiado tiempo. -me dijo con seriedad en su rostro.
-sí, tranquilo, nadie se enterará. -le aseguré haciendo señas con mis dedos de que sellaba mi boca.
-vayamos entonces. -me indicó. Le respondí con un ligero asentimiento de cabeza para finalmente dirigirnos a casa de Sol.
-¿Crees que ya es hora de que me pase a la parte de atrás? -le pregunté cuando observé a lo lejos las grandes murallas de la casa.
-sí, hazlo rápido y cúbrete bien, las cámaras de la entrada no deben captarte. -dijo mientras estacionaba a un lado de la calle. Me bajé lo más veloz que pude y me metí en la cajuela sin problema. Me cubrí con las mantas negras que llevaba y me camuflé cerca de la puerta trasera.
Sentí el auto moverse nuevamente y a Gabriel hablar. Gracias a que esta era una camioneta, la cabina principal estaba a mi lado y pude escuchar claramente lo que decía.
-¿quién es? -preguntaron por medio de la radio que estaba al lado del timbre de la casa. Sonaba como la voz de una mujer, pero un tanto... extraña ya que era gruesa y carrasposa, como si fuese de una persona que había fumado por varios años.
-soy el antiguo chofer del señor Sandoval, Gabriel Montero, solo vengo a dejar algunas cosas y me retiraré rápidamente, pero necesito entrar con el auto, es una caja un tanto pesada. -indicó el hombre.
-el señor Sandoval no se encuentra aquí, pero lo dejaré pasar esta vez, más le vale no tardar mucho porque soltaré a los perros nuevos. -dijo con voz severa. Me estremecí al escuchar esa voz.
Rápidamente, volví a sentir el movimiento del auto. Paramos luego de unos segundos y escuché cuando Gabriel se bajó. Después, abrió lentamente la cajuela y me observó.
-sal y escóndete en las plantas antes de que esa señora te vea. Ya sabes que hacer estando dentro. -me indicó y sin pensarlo dos veces le hice caso. Con mucha discreción y vigilando que las cámaras no apuntaran a mi dirección, me escabullí hasta los bien podados arbustos y me oculté.
Observé como la señora de edad mayor salió de la casa. Por alguna razón esa mujer me recordó a Troncha Toro de la película de "Matilda", creo que era por el hecho que se veía demasiado seria y enojada. Era bastante corpulenta y ese uniforme de mucama no le daba mucha forma a su cuerpo. No era por ser malo, pero era la verdad y parte de la verdad también es que ella me causaba cierto pavor por dentro.
Gabriel por su parte, sacó la caja que tenía en la cajuela y se dirigió a dentro de la casa al lado de Troncha Toro. Recordando un poco la estructura del lugar, corrí hacia el patio trasero rodeando la casa y con la llave que me dio Maribel, abrí la puerta trasera con facilidad. Lo más sigiloso y rápido que pude, me escabullí a las escaleras directamente a la habitación de Sol la cual se encontraba abierta. Busqué en su armario y empaqué la mayor cantidad de ropa posible en mi mochila, junto con algunos pequeños libros, principalmente el que le regalé y una que otra pertenencia que pareciera importante. La ropa bien doblada me hizo más sencillo el hecho de poder guardarla y acomodar mucha más de ella para llevarla conmigo.
No sé cuánto me tardé, pero según mi mente, fui muy rápido. Al revisar el reloj, me alegró que no fuera solo mental, si no, que si había pasado así. En menos de 3 minutos hice todo lo que iba a hacer. Tuve suerte de que allá abajo Gabriel estuviera haciendo tiempo con Troncha Toro y de esta forma poder salir sin ser visto.
Escuché varios pasos por el pasillo. Me alarmé así que hice lo primero que se me vino a la mente y me escondí bajo la cama abrazando mi mochila, la cual triplicó su tamaño gracias a la cantidad de cosas que había metido.
La puerta de la habitación se abrió y pude divisar ahí unos pies bastante femeninos dentro de unos tacones negros de aguja con medias de color piel. No vi mucho de lo que pasó sino hasta que la vi salir. Era otra mucama más joven y por fortuna no había sentido mi presencia. Simplemente entró, hizo algo y se retiró.
Suspiré con alivio y salí de debajo de la cama. Revisé el pasillo antes de correr a las escaleras. La mucama había girado la esquina y así no podría verme. Corrí sigilosamente hasta la puerta trasera afortunadamente sin ser detectado. Finalmente, luego de tanto augurio, salí de la casa y me metí en la cajuela del auto de nuevo. Justo a tiempo ya que en cuanto la cerré, vi a Gabriel salir de la mansión.
Todo había salido según lo planeado.
La primera fase de salvar a Sol estaba completa y no hubo ningún inconveniente ni error. Aunque, eso fue pura suerte.
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Hermana
Teen Fiction¿Cómo una pequeña niña de apenas ocho años podrá pasar por tanto a su corta edad? Ser abandonada por su madre y ser maltratada por su padre es demasiado para un ser tan pequeño y frágil como Sol. No poder jugar ni siquiera con niños de su edad ni di...