40. ¿Madre?

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Abraham

Sacudí la cabeza repetidas veces, tratando de encontrar las piezas del rompecabezas que llevaba grabado mentalmente. Esto no podía ser posible, no me lo podía creer, hasta parecía irreal. Esta mujer tenía los mismos ojos... el mismo tono de cabello y principalmente la misma sonrisa que mi pequeña.

No sabía que pensar ¿era una alucinación? ¿Sería ella la madre de Sol? ¿O no me había despertado aún y estaba teniendo otro sueño extraño en donde en cualquier momento salía Angie con mi ropa puesta?

No lo sabía, simplemente no sabía que pensar. Todo era tan confuso. Quizás solo me lo imaginaba, pero si pensara eso, me estaría engañando a mí mismo. Era imposible ignorar el parecido. Eran dos gotas de agua si las colocaban lado a lado.

Antes de que ella se acercara, volteé hacia Gigi que al parecer no se había percatado de lo mismo que yo.

-hola, ustedes deben ser Abraham y Georgina ¿cierto? -habló primero.

-sí y usted debe ser la nueva dueña de Moka. -le sonrió Gigi. Había olvidado por completo que la morena me avisó que la nueva dueña por fin se decidió a venir hoy mismo a supervisarnos. ¿Cómo puedo ser tan distraído para olvidar algo como esto?

-esa misma. -sonrió y joder... tenía dos pequeños hoyuelos justo como Sol. Cada vez estaba más convencido de que podría ser su madre. -un gusto, soy Scarlett. -Nos extendió la mano a ambos. Yo la recibí indeciso. No sabía si hablar o quedarme callado.

Si Sol era su hija, no sabía ni tenía la menor idea de cómo reaccionaría ante ello. Según lo que he entendido, ella la dejó por ciertas razones con su padre para una "mejor vida". ¿Se arrepentiría? O... ¿tan siquiera la recordaría? Era más que obvio que estaba consciente de que tenía una hija en cierta parte del país. Eso era algo imposible de dejar en el pasado. Aunque me costaba pensar en que en vez de mejorarle la vida, la llevó a un cruel destino, ella sufría y no la culpaba, no había manera de saber qué ocurriría en el futuro.

-que gusto conocerla al fin. -dijo Gigi. Por mi parte, seguía callado.

-Abraham, ¿qué significa "no obstante"? -me preguntó Sol acercándose rápidamente a mí con su libro en manos. Algo aturdido me volteé hacia ella y leí el texto que me indicaba.

-ah... es como decir "sin embargo" o "pero" solo que más sofisticadamente. O bueno, eso entiendo yo cuando la leo. -le expliqué sintiendo la mirada de la mujer fijamente en mí.

-¿quién es esta pequeña? -preguntó en un tono muy dulce.

-Scarlett, ella es Sol, la niña a la que Abraham le da tutorías. -la presentó Gigi.

-¿es tu hermana o...? -se quedó callada en cuanto me quité de enfrente para que la observase. Yo estaba mudo, así que preferí hacer que ella se diese cuenta sola de lo que yo traía en mente.

-¿pasa algo? -preguntó Gigi juntando ambas cejas. Me acerqué a ella y le pedí que las observara detenidamente. Después de unos segundos, vi la sorpresa en sus ojos.

-yo... no es solo que... -y se volvió a quedar a media frase mientras se acercaba a Sol y se agachaba para estar a su altura. -¿Cómo es que te llamas? -le preguntó. Sol me observó antes de responder como si estuviera pidiéndome permiso de hablar, pero creo que era por el hecho de estar confundida al no conocer a la mujer que tenía en frente.

-bueno... mi nombre es Solange, pero prefiero Sol.

-¿y tú apellido?- le volvió a preguntar.

-Sandoval... -respondió ella aunque la respuesta salió con bastante duda.

-no puede ser... -susurró lo suficientemente alto posible para que nosotros escuchásemos y nos viéramos simultáneamente. -Sol... Sol... no lo puedo creer... yo... yo... debo salir un momento. -murmuró rápidamente y con esa misma velocidad, salió del local. A través de las puertas y ventanas de cristal, la vimos hablar con un hombre bastante joven quien bajó del lujoso automóvil en el cual ella había llegado hace un momento.

-¿Abraham, quién es ella? -preguntó Sol después de largos, quizás demasiados largos minutos de silencio.

-Sol, ella es Scarlett, la nueva dueña de Moka. -le informó Gigi al ver que yo no respondía.

-¿y por qué se fue así? ¿La asusté? -preguntó frunciendo un poco la boca.

-no, claro que no. -respondió Gigi.

-¿entonces? ¿Por qué se fue?

-no lo sabemos... fue muy extraño. Pero mejor ve a seguir leyendo, debo hablar algo con Abraham ¿sí? -le sugirió amablemente y ella asintió mientras Gigi se retiró conmigo a la sala de empleados jalándome por la muñeca. Aunque aun así, no perdí de vista a esa mujer desde la pequeña ventanilla que había en la parte superior de la puerta.

-¿notaste lo mismo que yo? -preguntamos al unísono.

-sí. -nos respondimos mutuamente de nuevo.

-¿crees que sea su madre? -le pregunté.

-no lo sé, aunque es lo más posible... ¿qué pasaría si lo es?

-no sé, pero si lo fuera no me molestaría que se quedara con Sol. Parece estar más cuerda que ese hombre.

-parece estar hablando algo serio con ese hombre del auto. -dijo Gigi abriendo la puerta. -el tipo está hasta pálido.

-¿quién crees que será? -le pregunté colocándome a su lado.

-ni idea, no parece su chofer ni nada. Quizás su esposo o algo así.

-eso parece. -dije cuando observé como ella tomaba las manos del hombre y le sonreía tiernamente, luego él copiaba su acción y besaba su frente. Más que amigos eran, claramente.

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