39. Mujer sofisticada

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(Regresé con más actualizaciones :D)

Abraham

Esa noche tampoco pude dormir tranquilamente. Lo que Gigi me confesó me dejó desconcertado. No podía creer por lo que pasó su hermano, solo por un corazón roto se había metido en muchísimos problemas y ahora ella tenía que cargar con parte de esa carga que él traía encima.

Cuando ella terminó de hablar, no tuve nada que decir, solo me quedé callado varios minutos mientras veía a Gigi limpiarse las lágrimas con el pañuelo que le pasé. Lo único que me limité a hacer, fue abrazarla y brindarle mi apoyo.

Esa noche no soñé con Angie, simplemente me dormí y así mismo desperté, como si solo hubiese sido un parpadeo que hizo que la noche se volviera de día. Eso continuó igual durante el resto de la semana. Ya era viernes y eso significaba que mañana podría estar toda la mañana con Sol mientras mamá hace sus cosas.

Me dirigí a Moka con mi pequeña quien había insistido en venir a pesar de que se lo negué repetidamente porque quería que ella descansara por lo menos hasta el lunes. Pero sus insistencias me convencieron al final y le traje conmigo. Sin embargo, hoy no tendría tutorías. Simplemente se sentaría a leer un rato y la llevaría a casa de mi madre temprano. Ya se encontraba bien de salud, seguía tomando vitaminas que aunque decía que una de ellas era espantosa en cuanto a sabor y otra era demasiado dulce, siempre estaba pendiente de la alarma o del reloj para tomarse cada vitamina. A pesar de que siga mejor, el incidente fue hace menos de una semana, así que lo mejor era que se quedara en casa.

-escoge algún libro y ve a sentarte ¿sí? -le dije a Sol en cuanto llegamos al lugar. Ella asintió y corrió a la estantería. Gigi salió de la sala de empleados y me saludó como de costumbre; con su gran sonrisa.

-¿Qué tal van las cosas? -le pregunté después de saludarla devuelta.

-un poco mejor. Ayer le dejaron de dar escalofríos y fiebre. Tampoco vomitó en todo el día así que supongo que es un gran avance. -apretó sus labios y se acomodó uno de sus rizos que estaba en su rostro estorbando.

-me alegro por eso. Ya verás que a este paso se recuperará y volverá a tener una vida normal. -dije reconfortándola.

-Gracias, Abraham. -me sonrió y luego se sentó en uno de los taburetes frente a mí. Rodeé el mostrador y me coloqué mi delantal negro anti manchas para estar preparado. Todavía no había venido nadie y agradecía eso.

-¿alguna señal del padre de Sol? -me preguntó Gigi en un susurro para evitar que Sol escuchase aunque lo dudaba. Ella estaba muy distraída con los libros como para prestarnos atención.

-no hasta ahora. Gabriel me ha dicho que se ha ido de viaje desde el martes, el día del desmayo, pero no sabe cuándo regresará y eso es lo que me preocupa. También dice que los empleados de la casa no saben qué hacer porque quedaron a cargo de Sol y no quieren armar escándalos para buscarla. Están buscando sus propios medios sin avisar a autoridades o algo parecido. Gabriel se está encargando de despistarlos al menos por un tiempo. -solté aire un tanto angustiado.

-y... ¿ella no te ha preguntado por qué está viviendo en tu casa? Porque a mí se me haría muy extraño que de la nada me llevaran a vivir a otro lugar sin explicaciones.

-la verdad que no. Creo que está tan acomodada ahí que ya no le importa quedarse. Supongo que ella sacó sus propias conclusiones. -dije y me encogí de hombros. -solo le he dicho que se quedará en casa de mis padres durante un tiempo indeterminado, pero no me dijo nada más al respecto. Además se lleva muy bien con la familia, incluso con mi hermano. -sonreí.

-oye, nunca me he topado con tu hermano... creo que ni siquiera me habías mencionado que tenías uno. -dijo y me dio una mirada.

-¿de verdad? Pensé que te lo había mencionado.

-pues... no que yo recuerde. Tampoco es que mi memoria es increíblemente buena, aun así no tengo nada en mi cabeza que me haga recordar que me has dicho que tienes un hermano. -pronunció rápidamente, mareándome como era normal.

-bueno pues... tengo un hermano, su nombre es Tony y es cinco años mayor, no nos parecemos demasiado físicamente pero siempre hemos sido muy unidos. -le expliqué brevemente y me encogí de hombros.

-entonces... si tú tienes diecinueve... ¿él tiene 24?

-sí.

-¿graduado o universitario?

-se gradúa en unos meses de arquitecto.

-¿soltero, casado o divorciado? -preguntó y fruncí el ceño mientras reía.

-¿ahora por qué tan interesada en la vida de mi hermano?

-responde mi pregunta. No preguntes cuando te pregunto. -colocó las manos en puños y los dejó en sus caderas dándome una mirada molesta.

-bien, bien, cálmate. Está soltero. -respondí y rodé los ojos.

-bien, es mejor seguir trabajando. -dijo y la observé. Iba a objetar al respecto, sin embargo, Sol me interrumpió cuando apareció entusiasmada con un libro en manos.

-¡éste leeré! -me avisó y asentí. Ella volvió a correr hasta uno de los sillones que había en el fondo para así poder leer tranquilamente.

Sonreí. -ayer mamá fue a la comisaría. -comenté con la mirada sobre Sol.

-¿Qué le dijeron? -Gigi habló y esta vez la miré.

-no mucho, solo presentó la denuncia y les llevó la evidencia necesaria. Los oficiales le dijeron que iban a llamar a servicios sociales, pero primero debían hacer unos trámites, así que probablemente se tardarían un poco en conseguir respuesta. -solté aire y me recosté en el mostrador con la cabeza sobre los brazos.

-verás que pronto se resolverá. -dijo estirando su mano hasta mi hombro en forma de consuelo. Sonreí ligeramente antes de escuchar las campanillas de la puerta cuando ésta se abrió. Me levanté de inmediato, si era un cliente, debía atender y no iba a dejar que me vieran como si estuviese haraganeando.

Una mujer castaña, bastante blanca y con cierto aire de sofisticación entró. Ésta llevaba unos pantalones de vestir negros, tacones del mismo color y una blusa rosa pálida que le sentaban bien. Yo no era de fijarme mucho en la vestimenta de los demás, pero no pude evitarlo, tenía buenos gustos. Además, había algo en ella que no me cuadraba totalmente. Cuando se retiró las gafas oscuras logré ver más que solo sus largas pestañas, si no, su parecido a Sol.

Y todo empezó a ser más confuso.

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