Abraham
-¡Fin! ya terminé. -dijo Sol mientras cerraba su libro.
-¿en serio? -le preguntó Angie sentándose a su lado. Seguíamos en la sala de empleados, no había llegado absolutamente nadie a la cafetería, así que estábamos muy entretenidos escuchando a Sol atentamente. Cuando vi mi celular, casi había pasado una hora desde que ella llegó y ya me empezaba a preocupar un poco que su padre apareciera gritando como loco en su búsqueda.
-bueno creo que deberíamos volver allá afuera. -dije levantándome del sillón. -hay que estar pendientes por si tu papá aparece. - Angie concordó conmigo y se levantó de su lugar mientras que la pequeña solo nos observó.
-¿me puedo quedar aquí? Es más tranquilo. -preguntó con su inocente voz.
-claro pero... creo que será mejor que estés acá con nosotros, no creo que te pase algo si te dejamos sola, aún así es por si tu papá llega, así no tardas en salir al auto. -le sugerí colocándome en cuclillas para estar a su altura.
-tienes razón. -dijo y bajó del sillón de un brinco. Sonreí y la observé para luego verla salir dando brinquitos. - ¿puedo ver los libros? -preguntó apuntando los estantes.
-claro, no hay problema. -respondió Angie con un tono de voz dulce.
-gracias. -sonrió y se acercó a uno de los estantes con entusiasmo. No me dejaba de sorprender cuanto le gustaba la lectura ya que normalmente a su edad solo se preocupan por jugar e ir a la escuela pero, sol no era como cualquiera otra niña. Ella era única y de alguna manera, muy especial. Espero y siga así porque eso haría que tuviera un futuro brillante.
Hacía unos minutos que observaba a Sol viendo los libros, los cuales colocó en el suelo en una fila ordenada. Tenía una mano en su barbilla y la otra en la cintura. Sus ojos entrecerrados veían cada libro atentamente. No sabía que estaba haciendo pero, se veía adorable con el ceño fruncido tal vez no podía escoger y esa era la técnica que utilizaba para decidirse.
-¿Qué haces Sol? -pregunté apoyando mi cara en mi palma derecha sobre el mostrador.
-estoy eligiendo un libro, pero no sé cuál quiero leer primero, todos se ve muy interesantes.
-para mí que deberías leer... -comencé a decir e inconscientemente volteé a ver afuera y divisé al padre de Sol saliendo a paso lento del bar. Tuve que apresurarme a hablar. -tu papá viene, corre.-le dije rodeando rápidamente el mostrador.
-pero no puedo dejar los libros así. -dijo ella observando el suelo.
-no te preocupes yo los recojo. -dijo Angie.
-vamos. -le pedí y ella asintió. Ambos nos dirigimos corriendo a la puerta, yo detrás de ella. Salimos de la cafetería a toda prisa hasta el auto. Desde ahí vi que su papá estaba hablando con unos hombres fuera del bar lo cual nos daba todavía tiempo para llegar al auto. Cuando aquel hombre continuó caminando hacia nuestra dirección, afortunadamente Sol ya se encontraba dentro del coche. -adiós Sol, espero que vuelvas pronto -le dije rápidamente antes de que subiera el vidrio de la ventana.
-adiós. -me sonrió con esa ternura que la caracterizaba, me quedé unos segundo observándola para luego alejarme del auto. Cuando aquel hombre me vio, me lanzó una mirada confusa, tal vez preguntándome que hacía cerca de su coche otra vez. Hizo un intento de abrir la puerta pero después, fijó su vista en mí.
-hey mocoso ¿qué acaso estás siguiéndome? -dijo y desde acá pude sentir el alcohol en su aliento causándome bastante repugnancia.
-no, yo trabajo aquí, no tendría por qué estarlo siguiendo de todas formas. -hablé severamente.
-aléjate. -es lo único que respondió para luego finalmente abrir la puerta del coche. En aquel momento, por la mente me paso una idea fugaz por la cabeza. Tal vez haya sido la mejor idea de la vida.
-espere. -dije levantando la voz.
-¿qué? -respondió borde. Ignoré su tono de voz y continué hablando para proponerle mi idea.
-su hija me dijo que no estaba en la escuela.-comencé diciendo.
-¿y eso qué? -fijo y frunció el ceño.
-tenía un tutor que luego se fue.
-sí, le pagaba muy bien al imbécil y se fue a no sé dónde. -dijo fastidiado con cara de "cállate y déjame irme".
-¿no ha pensado en tener otro tutor? -pregunté antes de ir directamente al grano.
-todos en esta ciudad son idiotas, ninguno acepta enseñarle aunque sea los colores a esa chamaca. -observó con desprecio hacia el auto, luego volvió su vista en mí.
-yo podría ser su tutor. -me crucé de brazos tranquilamente. Me acerqué un poco a la orilla de la calle, cerca del auto. Él me observó de pies a cabeza cuando realicé la acción y bufó con molestia.
-¿y tú que le podrías enseñar? Tan solo eres un niñato que no sabe nada, ahora deja de molestar, me haces perder el tiempo. -nuevamente intentó abrir la puerta para entrar al auto pero, lo volví a detener. Tenía que convencerlo sí o sí.
-lo haría gratis, solo la tendría que traer por las tardes y yo le enseñaría junto a mi compañera, tendrá dos tutores sin paga alguna. -aquello lo hizo detenerse un momento y nuevamente fijó su vista en mí. -llamé al número de la cafetería y avise a mi nombre para saber si cambia de opinión. Me llamo Abraham. -finalicé y me adentré a la tienda sin decir nada más. Sabía que no se negaría a mi propuesta o al menos eso esperaba.
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Hermana
Teen Fiction¿Cómo una pequeña niña de apenas ocho años podrá pasar por tanto a su corta edad? Ser abandonada por su madre y ser maltratada por su padre es demasiado para un ser tan pequeño y frágil como Sol. No poder jugar ni siquiera con niños de su edad ni di...