Abraham
Mi cabeza dolía como mil demonios. Abrí los ojos e inmediatamente llevé una mano a mi rostro. Cerré de inmediato los ojos para recomponerme. Me moví y quise acomodarme pero, algo me lo impedía, volví a abrirlos y visualicé a Angie dormida en mi hombro. Ahí recordé lo que pasó anoche. Dios, fue la mejor noche de mi vida, no podía creer que esto, con lo que estuve soñando por tanto tiempo, se cumplió... no me refiero exactamente a terminar en la cama, sino a estar junto a ella, poder besarla y tocarla cuanto quisiera y demostrarle cuánto me encantaba. No había salido como lo imaginé sin embargo, pude hacerle el amor porque lo de ayer fue más que sexo para mí y lo disfruté e intenté que ella también lo hiciera. No quería diversión y placer, lo que buscaba era sentimiento y caricias que dejaran en claro mi cariño hacia su persona. Observé su rostro dormido y aprecie su belleza de ángel caído, nunca creí que algún día lo primero que vería al despertar, sería a ella dormida junto a mí.
Me levanté con completo cuidando de no despertarla. Tomé mi ropa y me la coloqué después de ir al baño. Observé su habitación y era muy ella, con colores pasteles en las paredes y fotos con creo son sus amigos de secundaria ya que se veía mucho más pequeña, como si tuviera unos dieciséis al menos, en todas haciendo cosas diferentes. Otra foto de ella con quien si mal no recuerdo era su hermano menor, una vez él fue a Moka y por eso lo sabía. Además, eran muy parecidos entre sí, así que no dudé que fuera él. Aunque, lo que más me alegro fue ver una foto algo antigua de ambos en Moka.
Recordaba esa tarde a la perfección. El menú había implementado una bebida nueva que requería de crema batida. En esa fecha, no llegaron más de cuatro clientes puesto que era día nevado y todos preferían quedarse en casa. Así que tomamos una botella de la crema y comenzamos a jugar diferentes juegos que implicaban que si perdíamos, recibiríamos un plato con ésta en la cara. Ella tomó la selfie mientras yo me limpiaba con un trapo y ella reía con crema por todos lados.
Salí con cuidado de la habitación sonriendo y fui a la cocina por agua y buscar si tenía alguna pastilla o algo para el dolor de cabeza. Gracias a que no encontré nada, me preparé un café ya que fue lo más sencillo y único que hallé. Pasó alrededor de una hora y Angie no había despertado, seguramente estaba completamente exhausta. No quise molestarla por eso decidí ir a mi apartamento para dejarla descansar. Le hice un sándwich antes de salir y lo dejé en el refrigerador junto con una nota de "espero te guste".
Me sentía cansado y mi cabeza palpitaba de dolor, tomé una pastilla de mi botiquín y me metí a la ducha. Cuando salí, me coloqué ropa cómoda para luego dormir otro rato. Al despertar, agarré mi celular y revisé el chat de Angie, no se había conectado hoy por ahora. Me pregunté cómo se sentirá o si seguirá durmiendo. Eran alrededor de las doce del mediodía así que era un poco probable que todavía lo hiciera mas no la molestaré y mejor sería esperar a que diera señales de vida. Mi cabeza ya no dolía así que dediqué el resto del fin de semana a estudiar para los exámenes finales. Ya casi empezaba el siguiente semestre y había mucho que hacer si quería pasar todas mis clases.
El lunes por la mañana fui tranquilamente a la universidad, al salir me topé sorpresivamente con el auto de Gabriel, el chofer de Sol en la salida. Al acercarme con algo de inseguridad, el vidrio se bajó y pude ver a Sol sonriéndome alegremente.
-¡hola Abraham! ¡Vine a recogerte a la universidad! Quiero que vengas a almorzar a mi casa porque mi papá no está. -gritó Sol llamando un poco la atención. Parecía muy entusiasmada. Creo que le gustaba cuando ese bastardo al que llamaba tarde, se esfumaba completamente.
-vamos entonces. -le respondí y subí al auto con ella sin pensarlo. Jamás me negaría a pasármela bien con Sol. Además habría comida gratis ¿no?
Llegamos a su casa luego de media hora de viaje en donde Sol y yo jugamos a las palmas y riendo, Maribel fue quien nos recibió cortésmente y características sonrisa.
-Abraham, que gusto que hayas aceptado venir a almorzar. -dijo mientras caminamos a la cocina. Sol saltaba alegremente frente a nosotros.
-me encanta pasar tiempo al lado de Sol. -me encogí de hombros y ella sonrió satisfecha a mi respuesta.
Todos nos sentamos en la mesa la cual estaba completamente lista para los cuatro. Quedamos Sol y yo juntos a un lado y los esposos al otro. Comimos aquel manjar de costilla de cerdo al horno mientras hablamos de distintos temas hasta que Sol, que por el momento había estado callada, habló.
-Abraham, ¿cómo te fue en tu cita con Angie? -me preguntó de repente.
-¿quién es Angie? -pronunció Maribel confundida -ah, es la otra tutora de Sol ¿no? -preguntó y asentí.
-sí, es mi compañera de trabajo y te recuerdo que no fue una cita Sol, solo salimos a divertirnos. -le repetir aunque ella estuviese en lo correcto.
-como sea, ¿cómo les fue? -volvió a preguntar y solté un suspiro recordando todo lo que paso esa noche.
-fue increíble. -espeté sonriendo inconscientemente. Obviamente no le contaré que nos acostamos, además de ser algo que no debo contar, completamente privado, no era apropiado para ella porque aún no tenía la edad de enterarse del tema, así que solo le conté lo qué pasó omitiendo eso y algunas otras cosas como los besos calenturientos y el exceso de alcohol.
-para mí sigue siendo una cita. -Sol se cruzó de brazos.
-podría llegar a serlo, ¿hubo beso de despedida al final? Aunque sea en la mejilla. -preguntó Maribel.
-bueno... -rasqué mi nuca nervioso. No sabía que decirle. -pues se diría que sí... en realidad fue algo más que eso. -dije en un susurro casi inaudible.
-¡¿se besaron?! -gritó Sol efusivamente.
-pues... si. -admití.
-¡entonces si fue una cita! -chilló emocionada. Yo solo negué con la cabeza mientras reía ante su acción.
-si lo pienso bien... creo que sí. -acepté apenado.
-¡lo sabía! -Sol me observó con los ojos entrecerrados mientras me señalaba con el dedo índice.
-ya Sol, déjalo en paz. -dijo Maribel riendo. -mejor termina de comer para que te dé el postre.-le riñó con amabilidad.
-está bien. -dejó de hacer lo que estaba haciendo y seguimos con el almuerzo.
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Hermana
Teen Fiction¿Cómo una pequeña niña de apenas ocho años podrá pasar por tanto a su corta edad? Ser abandonada por su madre y ser maltratada por su padre es demasiado para un ser tan pequeño y frágil como Sol. No poder jugar ni siquiera con niños de su edad ni di...