Slytherin's Master

Capítulo 39

- Sí ¿qué pasa?

- Malfoy.

- ¿Ahora qué hizo? - pregunto preocupada.

- Pues... nada malo... primero me mando un regalo de navidad – me miro emocionada.

- ¿Enserio? ¿Y qué te regalo?

- Un libro muy interesante de Encantamientos, una linda pluma negra y un añillo con el emblema de mi familia el cual es un cuervo.

- Que lindo.

- Yo pienso que es raro, Hermione ¿Cómo puede empezar a gustarme cuando es una de las peores personas en Hogwarts? Ni yo me entiendo, por su culpa Hagrid está pasando por un mal momento…

- Abi, no te alteres, sé que es insoportable…

- Muy insoportable.

- Si, como decía, tal vez tu… podrías cambiarlo.

- Si… no estoy muy segura.

- No pongas pretextos absurdos.

- Bueno prosigamos…

- Abi.

- No, enserio todavía falta por contar – levanto una ceja – Ayer cuando estaba leyendo, él fue hacia mí y me pregunto sobre el regalo, que si me había gustado y me dijo – trate de imitar su voz – “Para que te vayas haciendo a la idea de lo que te espera, solo falta que tu decidas”

- Eso es más que claro Abi.

- Si, yo también entendí a lo que se refería, pero sigo pensando que es una farsa, muy bien planeada. Eh aprendido varias cosas sobre el libro que me regalaste…

- Abi entiende ¡ÉL ESTA ENAMORADO DE TI!

- Shhh – le tape la boca – No quiero que todos se enteren de esto – la regañe.

Solo se burló nuevamente de mí, terminamos nuestra rara/incomoda (para mi) conversación y comenzamos a estudiar.

(...)

Ravenclaw jugó contra Slytherin una semana después del comienzo del trimestre, Slytherin ganó, aunque por muy poco.

Harry había empezado a practicar más arduamente Quidditch, y a penas y le quedaba tiempo con sus clases extras con el profesor Lupin.

Yo estaba un poco cargada de tareas que nos habían encargado de un día para otro y más por parte de Snape.

Aun así, no parecía tan agobiada como Hermione, a la que le afectaba la inmensa cantidad de trabajo, apenas hablaba con nadie y respondía de mal modo cuando alguien la interrumpía.

Enero dio paso a febrero sin que se notara, persistiendo en el mismo frío glaciar, el partido contra Ravenclaw se aproximaba, pero Harry seguía sin solicitar otra escoba, al final de cada clase de Transformaciones, le preguntaba a la profesora McGonagall por la Saeta de Fuego, pero no han terminado de examinarla, a pesar de eso yo seguía confiada en que Gryffindor ganaría este año.

Salí de mi última clase, sabía que no vería a Harry porque estaba con el profesor Lupin, Hermione tenía muchos trabajos que hacer, y parecía que era el fin de su amistad con Ron, ya que según Ron Crocokshanks había matado a Scabbers, discutían tanto que hasta a mí me hacían enojar.

Salí un momento a dar la vuelta por los corredores del castillo, para relajarme un poco, en el camino me encontré con Cedric.

- Abi, Hola que gusto verte.

- Hola Cedric, ¿A dónde vas?

- A la biblioteca, necesito un libro, ¿y tú?

- Solo salía a dar una vuelta, ¿Quieres que te acompañe?

- Por supuesto – empezamos a caminar.

- ¿Qué tal tus vacaciones Cedric?

- Bien, salimos de viaje y tuvimos una linda cena de navidad. ¿Tú te quedaste no es así?

- Si, mis padres me dejaron quedarme, fue la primera navidad que pasaba con mis amigos.

- ¿Enserio? Me alegro mucho.

Llegamos a la biblioteca y lo ayude a buscar su libro.

- ¿Cómo te ha ido en tu entrenamiento de Quidditch?

- Bien, somos un gran equipo.

- Me imagino.

- ¿Tú por qué no juegas Quidditch? Apuesto a que serias muy buena.

- No lo creo – le sonreí – No me llama mucho la atención.

- ¿Por qué no?, el Quidditch es fantástico.

- Lo sé, pero eso no es lo mío.

Pase una agradable tarde platicando con Cedric que no me di cuenta que ya era tarde, regrese a la Sala Común en las mazmorras.

Al día siguiente, me levante temprano como de costumbre, baje a la Sala Común, solo Draco estaba ahí.

- Buen día.

Rodé los ojos.

- Hola.

- ¿Vas a desayunar?

- No porque hallamos hecho una apuesta quiere decir que somos amigos.

- Yo nunca dije eso.

- Adiós – empecé a caminar.

- Esta bien – me siguió.

- No me sigas.

- No lo hago, yo también tengo que desayunar. – salimos de la Sala Común.

- ¿No podías salir en otro momento?

- ¿Te es más grata la compañía de “Diggory”? – me detuve.

- ¿Acaso me sigues?

- Yo también puedo andar por el colegio – tenía una sonrisa burlona.

- Bueno, de todos modos, eso no te importa.

Seguí mi camino, él iba a mi lado sin decir nada, era incomodo, entramos al Gran Comedor, algunos nos miraban raro, me senté a desayunar y él fue conmigo.

- ¿Puedes dejar de seguirme?

- Ya te dije que no te sigo.

- Entonces vete a sentar a otro lado.

- No quiero – seguía con su mirada burlona.

💙