Capítulo 23

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Cuando llegamos la mayoría ya estaban ahí, solo faltábamos nosotros, entramos todos y Dumbledore empezó a hablar.

- Los demás profesores y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo - explicó el profesor Dumbledore, mientras McGonagall y Flitwick cerraban todas las puertas del Gran Comedor - Me temo que, por su propia seguridad, tendrán que pasar aquí la noche, quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del Gran Comedor y dejo de encargados a los dos Premios Anuales, comuníquenme cualquier novedad - añadió dirigiéndose a Percy, que se veía inmensamente orgulloso - Avísenme por medio de algún fantasma - El profesor Dumbledore se detuvo antes de salir del Gran Comedor añadió - Bueno, necesitaran...

Con un movimiento de la varita envió volando las largas mesas hacia las paredes del Gran Comedor, con otro movimiento el suelo quedó cubierto con cientos de sacos de dormir rojos.

- Felices sueños - dijo el profesor Dumbledore, cerrando la puerta.

El Gran Comedor empezó a bullir de excitación, al ver que Harry estaba bien me relajé y fui con ellos, mientras que los de Gryffindor contaban al resto del colegio lo que acababa de suceder.

Pronto Percy nos mandó a dormir, fui a acostarme en el suelo en mi saco de dormir junto a Hermione, Ron y Harry.

Cada hora aparecía por el salón un profesor para comprobar que todo se hallaba en orden, hacia las tres de la mañana, cuando por fin se habían quedado dormidos muchos alumnos, entró el profesor Dumbledore.

- ¿Han encontrado algún rastro de él, profesor? - le preguntó Percy en un susurro.

- No ¿Por aquí todo bien?

- Todo bajo control, señor.

- Bien, no vale la pena moverlos a todos ahora, he encontrado a un guarda provisional para el agujero del retrato de Gryffindor. Mañana podrás llevarlos a todos.

- ¿Y la señora gorda, señor?

- Se había escondido en un mapa de Argyllshire del segundo piso, parece que se negó a dejar entrar a Black sin la contraseña, y por eso la atacó. Sigue muy consternada, pero en cuanto se tranquilice le diré al señor Filch que restaure el lienzo.

- ¿Señor director? - Era Snape - Hemos registrado todo el primer piso, no estaba allí, y Filch ha examinado las mazmorras, tampoco ha encontrado rastro de él.

- ¿Y la torre de astronomía? ¿Y el aula de la profesora Trelawney? ¿Y la pajarera de las lechuzas?

- Lo hemos registrado todo...

- Muy bien Severus, la verdad es que no creía que Black prolongara su estancia aquí.

- ¿Tiene alguna idea de cómo pudo entrar profesor?

- Muchas Severus, pero todas igual de improbables.

- ¿Se acuerda señor director de la conversación que tuvimos poco antes de... comenzar el curso?

- Me acuerdo Severus - dijo Dumbledore.

- Parece... casi imposible... que Black haya podido entrar en el colegio sin ayuda del interior, expresé mi preocupación cuando usted señaló...

- No creo que nadie de este castillo ayudara a Black a entrar - dijo Dumbledore en un tono que dejaba bien claro que daba el asunto por zanjado, Snape no contestó - Tengo que bajar a ver a los Dementores, les dije que les informaría cuando hubiéramos terminado el registro.

- ¿No quisieron ayudarnos señor? - preguntó Percy.

- Sí desde luego - respondió Dumbledore fríamente - Pero me temo que mientras yo sea director ningún Dementor cruzará el umbral de este castillo.

Dumbledore salió del salón con rapidez y silenciosamente, Snape aguardó allí un momento, mirando al director con una expresión de profundo resentimiento, luego también él se marchó.

Mire a ambos lados Ron, Hermione y Harry, tanto uno como otro tenían los ojos abiertos, reflejando el techo estrellado.

Dirigí mi mirada hacia en frente y lo vi, estaba despierto, nuestras miradas se cruzaron de nuevo, un pequeño mechón de cabellos rubios caía sobre sus ojos, esos ojos grises que me empezaban a gustar.

No pude más y aparte mi vista de la de él, seguí despierta pensando en Malfoy, no era el mismo del año pasado, había crecido mucho, y su cabello ya no estaba peinado tan elegante como de costumbre, sino estaba despeinado haciéndolo ver ¿lindo?

Demonios esto ya no está bien, me estoy enamorando de alguien que no solo me molesta a mí, sino a mis amigos, valla que soy masoquista.

(...)

Mientras los días pasaban, en el colegio no se habló de otra cosa que, de Sirius Black, las especulaciones acerca de cómo había logrado penetrar en el castillo fueron cada vez más fantásticas, Hannah Abbott de Hufflepuff, se pasó la mayor parte de la clase de Herbología contando que Black podía transformarse en un arbusto florido.

Ron me conto que habían quitado de la pared el lienzo rasgado de la señora gorda y lo habían reemplazado con el retrato de Sir Cadogan y su pequeño y robusto caballo gris.

Esto no le hacía a nadie mucha gracia, Sir Cadogan se pasaba la mitad del tiempo retando a duelo a todo el mundo y la otra mitad inventando contraseñas ridículamente complicadas que cambiaba al menos dos veces al día.











💙💙

Slytherin's MasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora