Capítulo 59

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- Exactamente - admitió una voz fría y burlona que provenía de la pared, a espaldas de Lupin.

Severus Snape se desprendió de la capa invisible y apuntó a Lupin con la varita.

- He encontrado esto al pie del sauce boxeador - dijo Snape, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Lupin con la varita - Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil.

Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo.

- Tal vez se pregunten cómo he sabido que estaban aquí - dijo con los ojos relampagueantes - Acabo de ir a tu despacho, Lupin, te olvidaste de tomar la poción esta noche, así que te llevé una copa llena. Fue una suerte, en tu mesa había cierto mapa, me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba, te vi correr por el pasadizo.

- Severus... - comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.

- Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amigo Black a entrar en el castillo, Lupin. Y aquí está la prueba, ni siquiera se me ocurrió que tuvierais el valor de utilizar este lugar como escondrijo.

- Te equivocas, Severus - dijo Lupin, hablando aprisa - No lo has escuchado todo, puedo explicarlo, Sirius no ha venido a matar a Harry.

- Dos más para Azkaban esta noche - dijo Snape con los ojos llenos de odio - Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore, estaba convencido de que eras inofensivo ¿sabes, Lupin? un licántropo domesticado...

- Idiota - dijo Lupin en voz baja - ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de niños?

¡PUM!

Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, semejantes a serpientes, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Lupin.

Este perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse, con un rugido de rabia, Black se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.

- Dame un motivo - susurró - Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré.

Black se detuvo en seco, era imposible decir qué rostro irradiaba más odio.

- Profesor Snape, no lo haga – dije.

- No perdería nada escuchando lo que tienen que decir – completo Hermione.

-Señorita Lestrange, no creo que a sus padres les agrade enterarse donde se encuentra usted, señorita Granger, me temo que podría ser expulsada del colegio - dijo Snape - Tú Potter y Weasley al igual que la señorita Lestrange se encuentran en un lugar prohibido, en compañía de un asesino y de un licántropo. Y ahora te ruego que, por una vez en tu vida, cierres la boca.

- Pero si... si fuera toda una confusión...

- ¡CALLATE, IMBÉCIL! - gritó de repente Snape - ¡NO HABLES DE LO QUE NO COMPRENDES! La venganza es muy dulce - le dijo a Black en voz baja - ¡Habría dado un brazo por ser yo quien te capturara!

- Eres tú quien no comprende Severus - gruñó Black - Mientras este muchacho meta su rata en el castillo - señaló a Ron con la cabeza - entraré en él sigilosamente.

- ¿En el castillo? - preguntó Snape - No creo que tengamos que ir tan lejos, lo único que tengo que hacer es llamar a los Dementores en cuanto salgamos del sauce, estarán encantados de verte, Black... tanto que te darán un besito, me atrevería a decir...

El rostro de Black perdió el escaso color que tenía.

- Tienes que escucharme - volvió a decir - La rata, mira la rata...

Slytherin's MasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora