Capítulo 37

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El agujero del retrato se abrió y Hermione apareció acompañada por la profesora McGonagall.

- Señorita Lestrange ¿Qué hace usted aquí? – me pregunto sin expresión alguna.

- Yo… vine con ellos… porque... no quería estar sola – me miraba seria – Pero le prometo que no diré nada ni la contraseña de la Sala Común.

- Confió en usted señorita Lestrange, no será castigada, solo por esta vez, que no se repita.

- Gracias Profesora – me relaje un poco.

- Conque es eso - dijo la profesora McGonagall con los ojos muy abiertos, acercándose a la chimenea y examinando la Saeta de Fuego - La señorita Granger me acaba de decir que te han enviado una escoba, Potter.

Volteamos hacia Hermione, podíamos verle la frente colorada por encima del libro, que estaba del revés.

- ¿Puedo? - pidió la profesora McGonagall, pero no aguardó a la respuesta y les quitó de las manos la Saeta de Fuego, la examinó detenidamente, de un extremo a otro - Mmm... ¿y no venía con ninguna nota, Potter? ¿Ninguna tarjeta? ¿Ningún mensaje de ningún tipo?

- Nada - respondió Harry, como si no comprendiera.

- Ya veo... - dijo la profesora McGonagall - Me temo que me la tendré que llevar Potter.

- ¿Qué? - dijo Harry poniéndose de pie de pronto - ¿Por qué?

No pensaba discutir contra la profesora McGonagall, en primera me estaba salvando de un castigo y segundo, pero más importante, preferiría que ella analizara la escoba antes de que Harry la usara.

- Tendremos que examinarla para comprobar que no tiene ningún hechizo - explicó la profesora McGonagall - Por supuesto, no soy una experta, pero seguro que la señora Hooch y el profesor Flitwick la desmontarán.

- ¿Desmontarla? - repitió Ron.

- Tardaremos sólo unas semanas - aclaró la profesora McGonagall – Te la devolveremos cuando estemos seguros de que no está embrujada.

- No tiene nada malo - dijo Harry, la voz le temblaba - Francamente, profesora...

- Eso no lo sabes - observó la profesora McGonagall con total amabilidad - no lo podrás saber hasta que hayas volado en ella, por lo menos, y me temo que eso será imposible hasta que estemos seguros de que no se ha manipulado. Te tendré informado.

La profesora McGonagall dio media vuelta y salió con la Saeta de Fuego por el retrato, que se cerró tras ella.

- ¿Por qué has ido corriendo a la profesora McGonagall? – dijo enojado Ron.

Hermione dejó el libro a un lado, seguía con la cara colorada, pero se levantó y se enfrentó a Ron con actitud desafiante.

- Porque pensé (y la profesora McGonagall está de acuerdo conmigo) que la escoba podía habérsela enviado Sirius Black.

- Ron, no te enojes, todos sabemos que sus intenciones no fueron malas, yo todavía tenía mis dudas. Aunque – me dirigí a Hermione – Debiste habernos avisado, la escoba es de Harry, mínimo le hubieras preguntado si estaba de acuerdo.

(…)

Ron estaba enfadado con Hermione, en su opinión desmontar una Saeta de Fuego completamente nueva era un crimen.

Hermione, que seguía convencida de que había hecho lo que debía, comenzó a evitar su sala común y empezó a ir más a la biblioteca, para que no estuviera sola iba a hacerle compañía.

Después del año nuevo, la mayoría de estudiantes regresaron al colegio, la Sala Común de Slytherin empezó a llenarse de gente y bullicio, también Malfoy ya había llegado.

- Lestrange – me saludo de una forma que solo él sabe.

- Malfoy – dije sin interés, seguía leyendo uno de los libros de hechizos que mi hermano me había mandado.

- ¿Te gusto el libro? – deje de leer en ese instante y lo mire.

- Así que fuiste tú – asintió – Si, era muy interesante – la verdad el libro me había encantado fue el primero que leí – Ya terminé de leerlo. – fingí desinterés.

- Supuse que te gustaría – dijo presumiendo.

- ¿A sí? – no comprendía todavía - ¿Por qué me mandaste un regalo? – esperaba ansiosa su respuesta.

- ¿No puedo?

- No evadas mis preguntas - lo mire seria.

- Intento hacer algo lindo por ti y te enojas * “referencia” *

- ¿Por qué harías lago lindo por mí? – no me creía lo que decía.

- Para que te vayas haciendo a la idea de lo que te espera – sonrió burlón – Solo falta que tu decidas – y se fue pavoneándose más que nunca a su dormitorio.

Por fuera seguía leyendo como si nada, pero por dentro tenía una rara sensación, era algo muy lindo, algo que no sé cómo describir.





💙

Slytherin's MasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora