Slytherin's Master

Capítulo 53

- Santo Dios, me estoy haciendo viejo para esto. A las dos en punto, ¿no, Fudge?

El hombre del bigote negro toqueteaba algo que llevaba al cinto, Ron abrió la boca para decir algo, pero Hermione le dio con el codo en las costillas y señaló el vestíbulo con la cabeza.

- ¿Por qué no me has dejado? - dijo enfadado Ron, entrando en el Gran Comedor para almorzar - ¿Los has visto? ¡Hasta llevan un hacha! ¡Eso no es justicia!

- Ron, tu padre trabaja en el Ministerio, no puedes ir diciéndole esas cosas a su jefe - respondí, aunque también estaba muy molesta.

- Si Hagrid conserva esta vez la cabeza y argumenta adecuadamente su defensa, es posible que no ejecuten a Buckbeak... – dijo Hermione.

El último examen de Harry y Ron era de Adivinación, el último de Hermione era Estudios Muggles. Pero como ya había abandonado también la calase de adivinación tenía el día libre. Así que fui a pasar mi tiempo en la biblioteca, como de costumbre.

La biblioteca estaba vacía, la mayoría estaban en examen y el resto prefería pasar su tiempo en otro lado que no tuviera nada que ver con estudiar. Comencé a leer un libro de Encantamientos avanzados.

- Buen día señorita Lestrange.

- Profesor Dumbledore – me extraño encontrarme con el – Buen día.

- ¿Ya ha terminado sus exámenes?

- Si, profesor.

- Me alegro – sonrió aquel anciano – Imagino que con excelentes notas - sonreí levemente.

- ¿Profesor?

- Si

- ¿Cree que a Buckbeak… no le pase nada malo?

- Parece algo irremediable ¿no?, Situaciones como esas hacen darnos cuenta de quienes somos en realidad, por la forma en la que actuamos – me sonrió nuevamente – El tiempo ayuda a resolver problemas señorita Lestrange.

Sinceramente no entendí nada de lo que dijo.

- Aunque… - continuo el anciano – el hipogrifo no parece ser su única preocupación, si no me equivoco.

- Pues… la verdad es que no – suspire profundamente.

- En mi humilde opinión, todo saldrá bien señorita Lestrange – y salió tarareandode la biblioteca para si mismo.

En realidad, no sabía si solo lo dijo en forma de apoyo moral, o enserio tenía razón, el profesor Dumbledore era un gran mago, pero por cómo estaban las cosas.

A los cinco minutos entraron corriendo Ron, Hermione y Harry a la biblioteca, la señora Pince, los chito, muy molesta.

- Perdón – susurro Hermione a la señora Pince.

- Sabia que estarías aquí – me dijo Ron.

- ¿Qué sucede? – pregunte.

- Es sobre Buckbeak – dijo Harry triste - Hagrid acaba de enviar esto.

La nota de Hagrid estaba seca esta vez, no había lágrimas en ella. Pero su mano parecía haber temblado tanto al escribirla que apenas resultaba legible.

Apelación perdida, la ejecución será a la puesta del sol.
No se puede hacer nada.
No vengan.
No quiero que vean algo así.

Hagrid

- Tenemos que ir - dijo Harry de inmediato - ¡No puede estar allí solo, esperando al verdugo!

- Pero es a la puesta del sol - dijo Ron, mirando por la ventana con los ojos empañados.

- No nos dejarán salir, y menos a ti, Harry... – dije-

Harry se tapó la cabeza con las manos, pensando.

- Si al menos tuviéramos la capa invisible...

- ¿Dónde está? —dijo Hermione.

Harry explicó que la había dejado en el pasadizo, debajo de la estatua de la bruja tuerta.

- ... Si Snape me vuelve a ver por allí, me veré en serios problemas - concluyó.

- Eso es verdad - dijo Hermione poniéndose en pie.

- Si te ve... ¿Cómo se abre la joroba de la bruja? – me apresure a preguntar.

- Se le dan unos golpecitos y se dice «¡Dissendio!» - explicó Harry - Pero...

Hermione y yo no esperamos a que terminara de hablar, salimos de la biblioteca en dirección a la estatua de la bruja. En cada pasa que dábamos, inspeccionábamos que nadie nos viera o siguiera, hicimos lo que nos dijo Harry, entramos por la capa y regresamos.

- ¡No sé qué les pasa últimamente! - dijo Ron, sorprendido - Primero golpean y amenazan a Malfoy, luego se van de la clase de la profesora Trelawney...

- Bueno hay que irnos – dije apresurándolos.

Caminando muy juntos, de puntillas y bajo la capa, para que nadie nos viera, bajamos la escalera y salimos del castillo. El sol se hundía ya en el bosque prohibido, dorando las ramas más altas de los árboles.

Llegamos a la cabaña y llamamos a la puerta, Hagrid tardó en contestar, cuando por fin lo hizo, miró a su alrededor, pálido y tembloroso, en busca de la persona que había llamado.

- Somos nosotros - susurró Harry - Llevamos la capa invisible, si nos dejas pasar nos la quitaremos.

- No debían haber venido - dijo Hagrid, también susurrando.

Pero se hizo a un lado, y entramos a su casa, Hagrid cerró la puerta rápidamente y nos quitamos la capa.

Hagrid no lloró, no parecía saber dónde se encontraba ni qué hacer. Resultaba más trágico verlo así que llorando.

- ¿Quieren un té? - invitó.

Sus manos enormes temblaban al tomar la tetera.

- ¿Dónde está Buckbeak, Hagrid? - preguntó Ron.

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