¿Quién quiere casarse con un modelo? AU Adrinette

Capítulo 15

Una cosa era que Félix se hiciera pasar por él una semana y le robara su cita, cosas que podía soportar hasta cierto punto. Pero otra muy diferente era que quisiera llevarse a Marinette a base de mentiras. Félix no tenía ni idea de sus sentimientos, no tenía ni idea de nada. Pero lo peor de todo, lo que más dolía, era que Marinette le había creído sin ninguna duda.

De acuerdo, él mismo tenía parte de la culpa, pero no era motivo para que lo abandonara sin dejarle explicarse. ¿Cómo podía creerle aquellas cosas a Félix? Necesitaba una charla urgente con ella, no podía permitirse esperar más.

Conocía una manera de colarse en la casa para hablar con ella, pero no podía hacerlo con las cámaras pendientes. Si su padre lo pillaba, desheredarlo sería lo mínimo que le haría. Necesitaba hacerlo en un momento en que todos estuvieran ocupados con otra cosa, y ese era sin duda la gala del sábado noche. No había directo, todo se centraba en aquel espectáculo. Le iba a doler perderse la canción navideña de Marinette y Chloe, pero ya la vería repetida más tarde.

Sus redes sociales, especialmente twitter, estaban a rebosar de personas que le pedían que hiciera algo para impedir que Marinette se fuera. "Adrien o apareces o te aparezco" eran los mensajes más comunes que había recibido. Todos los fans la querían dentro, y algunos incluso amenazaban con boicotear el programa si ella se iba.

Marinette aún no había dado una respuesta definitiva a Félix, pero sí había comenzado a hacer su maleta. Y eso fue exactamente lo que terminó de animar a Adrien a actuar. Reunió en una mochila todo lo que necesitaba para llevar a cabo su plan: los papeles del veterinario de Tikki, galletas para sobornar a Plagg, una flor amarilla, una linterna y las llaves de la casa, entre las que se incluía una que daba acceso a la puerta de salida y entrada de emergencia.

Para aquello no podía pedir ayuda a Gorila, pues su padre se enteraría de inmediato, así que se subió a su propio coche y se marchó de la casa antes de que nadie pudiera pillarlo. Conocía perfectamente el camino al lugar, por suerte para él. Sabía que no tenía que ir con prisa, pero la impaciencia le hizo apurar la velocidad del coche casi traspasando el límite establecido.

Aparcó a unos cuantos metros de la casa, al lado de unos matorrales que cubrirían su coche en caso de que algún periodista curioso saliera. Sin perder más tiempo caminó varios metros hasta llegar a una rendija que había en el suelo. La abrió sin dificultad y bajó los escalones hasta que sus pies se posaron en el túnel. Abrió la linterna y comenzó a caminar hasta que dio con la puerta que buscaba, que tal y como había pensado estaba cerrada con llave.

Accedió entonces a la despensa subterránea de la mansión. Allí guardaban los productos de limpieza, mantas, comida de reserva y demás útiles que pudieran necesitarse en momentos puntuales. Continuó guiándose con la linterna hasta que dio con la puerta de acceso al pasillo, donde por fin pudo tener algo de la escasa luz natural que entraba de las ventanas.

Hasta él llegaban las voces del salón como un ligero murmullo, pero no podía arriesgarse a que lo escucharan. Se dirigió con rapidez a su dormitorio, el único lugar donde estaría verdaderamente a salvo. Allí se lavó la cara en el cuarto de baño y respiró hondo antes de comenzar la búsqueda de Plagg. Sintió un poco de asco al ver lo sucia que Félix había dejado su habitación, pero no era el momento de pensar en ello.

Encontró al gato en la habitación de Marinette, estaba mordiéndose la cola y claramente aburrido.

–Hola, pequeño, te he echado de menos –Dijo agachándose para comenzar a acariciarle el pelaje negro. Plagg maulló con retintín, aunque no se apartó–. Te has portado mal con Félix, pero lo olvidaré si me ayudas en esto. Necesito que traigas a Marinette aquí.