Capítulo 45

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A pesar de que la cita privada con Kagami era algo que necesitaba, Adrien no estaba preparado. Sabía que la conversación entre ellos tenía que llegar tarde o temprano, pero la mirada de Kagami era suficiente para que quisiera tener la boca cerrada de por vida.

Y también estaba el hecho de que dudaba que la cita fuera tan privada como habían solicitado.

Los habían llevado a la habitación de un hotel de lujo, todo estaba preparado como si esperaran que allí pasara algo más que una bonita charla. Desde pétalos de rosa encima de la cama hasta una botella de champan en un cubo de hielo.

— ¿Y bien, Adrien? —lo instó ella—. ¿Algo que quieras contarme?

Le hizo un gesto para que esperara, pues no se atrevía a pronunciar palabra hasta asegurarse de que estuvieran realmente a solas. Conociendo a su padre, habría micrófonos o alguna cámara escondida por algún lado. Kagami pareció comprender sus intenciones cuando lo vio revisando minuciosamente por todas partes.

Sus suposiciones no fueron acertadas. Al menos, no encontraron nada que indicara que podían espiar su conversación. Quizá los responsables del hotel no habían querido arriesgarse.

—Estás demasiado paranoico —dijo Kagami.

—Mi padre todavía cree que soy idiota. Sabe perfectamente que esto es todo un paripé y querrá vigilarme. No hemos encontrado micrófonos, pero podría haber cámaras. —Siguió mirándolo todo con sospecha—. Será mejor hablar cubriéndonos la boca.

—Esto es exagerado.

—No cuando se trata de mi padre —insistió él.

Kagami siguió mirándolo con algo de duda, pero asintió.

Al seguir sin encontrar nada Adrien acabó por rendirse. Se sentó en el suelo con la espalda apoyada en la pared y le hizo un gesto para que se colocara a su lado.

Kagami accedió, aunque permaneció a una distancia prudencial.

—Necesito que me digas qué sabes exactamente, últimamente me lo he preguntado bastante —dijo Adrien cubriéndose la boca con la mano.

—Vale, comenzaré hablando yo —dijo Kagami imitando su gesto—. ¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? Fue antes del programa.

Adrien asintió, aunque su recuerdo de aquel día estaba más bien nublado.

—Me gustaste mucho —reconoció Kagami haciendo una mueca—. Yo sabía que no era correspondido, pero no importaba. Un chico elegante y atractivo y de buena familia es lo que siempre he buscado. Mi madre es algo tradicional, ¿comprendes? Casarme es algo para lo que me ha concienciado, casi como un deber. Ella estuvo de acuerdo cuando me apunté al programa. No solo estaba de acuerdo, casi me obligó. Mirándolo en retrospectiva, supongo que siempre intuí que había algo más. —Se encogió de hombros—. Pero, en aquel momento, solo podía pensar en que por fin mi madre había dejado de mirarme con decepción.

Adrien bajó la mirada, podía entender esa sensación. Y la culpabilidad solo aumentó por dentro.

—Kagami...

—Yo tenía que ganar, necesitaba ganar. Y entonces tú empezaste a dedicarle todo tu tiempo a Marinette, fue como un balde de agua fría. ¿Por qué? Debía ganarte yo, eras mi objetivo. Pero no podía perder mi dignidad, ni jugar sucio contra ella. No he tenido muchas amigas a lo largo de mi vida y Marinette lo era sin pedirme nada a cambio. ¿Sabes lo que es sentir que, por una vez en tu vida, alguien te valora de verdad? —No le hizo falta asentir, Kagami entendió su respuesta silenciosa—. No quería alejarme de ella, por más que mi madre me lo pidiera.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora