Capítulo 18

807 92 41
                                    

Estaba acariciando a Plagg cuando alguien tocó a la puerta. No se sorprendió al comprobar que era Adrien. Había supuesto que querría hablar con ella.

–Hola, Adrien. Entra. ¿Pasa algo?

–Venía a por Plagg... Sé que te prefiere a ti, pero lo he extrañado estos días. Así que se tendrá que aguantar con mi compañía esta noche.

–Oh... Claro –asintió–. Por supuesto, llévatelo. Ha tenido que ser duro para ti dejarle aquí.

Se sintió idiota por pensar que había ido a hablar con ella, pero no lo mostró en su expresión.

–Un poco –respondió Adrien–. Pero te agradezco que lo hayas cuidado. Me preocupaba su relación con Félix, no se llevan precisamente bien.

–No lo juzgo, tu primo es intenso.

Había esperado que se marchara rápido una vez Plagg se acomodara contra su pecho, pero Adrien parecía querer alargar aquel momento.

–Bueno, hoy hace un buen día –comentó Adrien, rascándose la oreja con la mano libre.

–Sí, desde luego.

Marinette se tensó. ¿Debía ser su momento para actuar? ¿Y cómo tenía que hacerlo? ¿No se suponía que era Adrien el que tenía que dar el segundo paso, ya que ella había dado el primero al quedarse? Todo era demasiado complicado, sus nervios y su corazón no ayudaban.

¿Por qué tenía que verse tan adorable cuando estaba nervioso? Él solía ser el más atrevido.

Decidió que no habría mejor momento que aquel, tenía que actuar antes de perder su oportunidad.

– ¿Quieres vernos esta piscina noche?

Adrien la miró sin entender nada.

Quiso morirse al darse cuenta de lo que había dicho. De nuevo sus nervios jugándole una mala pasada.

Lanzó una tos para aclararse la voz y volvió a repetir la frase, esta vez con el orden y la velocidad adecuados.

–Quiero decir, ¿Te gustaría que nos viéramos esa noche en la piscina? A media noche, cuando todos duerman y no nos vean.

–Me encantaría –respondió Adrien sin dudar.

Se sorprendió. Había esperado que se hiciera de rogar un poco más, pero era mejor así.

–Vale, pues... nos vemos entonces –asintió.

Adrien abrió la puerta, comprobó que no hubiera nadie y se giró hacia ella una última vez antes de marcharse.

–A media noche.

Una vez estuvo sola se tiró de cabeza contra el colchón y reprimió un grito de frustración. ¿De verdad había perdido la capacidad de formar frases coherentes con Adrien? Eso no le ocurría desde que tenía catorce años, y era humillante. Pero ya estaba hecho, tenían una cita en la piscina. Aunque no lo diría en alto con esas palabras.

Todavía no se había colocado el pijama, pero definitivamente un chándal no era la ropa ideal para una cita en la piscina. Se dio una ducha rápida y escogió un vestido sencillo de color rosa con estampado de flores. ¿Aquello de verdad era una cita? ¿Adrien se lo había esperado? Porque no quería ponerse a hiperventilar antes de asegurarse.

No era capaz de dormir, y tampoco quería por si acaso no despertaba a tiempo, por lo que se entretuvo con sus dibujos hasta que el reloj por fin marcó las doce menos cuarto. ¿No había problema por llegar quince minutos antes, no? Podía inventar cualquier excusa.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora