Capítulo 19

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Esperaba impaciente que llegara la noche para volver a reunirse con Adrien. Con la mente puesta en ello y en disimular la resaca que tenía, ni siquiera prestó atención cuando Nathalie les contó la prueba de esa semana. Según le explicó Kagami un rato después, consistía en escribir un cuento para relatárselo a unos niños en un instituto. Saldrían de la casa, eso era novedoso.

Mientras almorzaban Adrien sugirió que podía ayudarlas a escribir los cuentos, igual que había hecho Luka la semana anterior, para pasar algo de tiempo con ellas. Todas estuvieron de acuerdo.

Su turno fue a última hora de la tarde. Se reunieron en la misma sala que habían utilizado para escribir la canción, era agradable y silenciosa para trabajar. El único problema era que ninguno de los dos tenía la mente donde debía.

–Entonces... ¿Anoche te lo pasaste bien? Porque podríamos repetir esta noche a la misma hora –habló Adrien, sacándola completamente de su concentración.

Lo miró con el ceño fruncido.

–Estamos trabajando, Adrien –reprochó–. Tenemos que centrarnos en lo importante.

–Está bien, he pensado que podíamos hablar de otra cosa ya que nuestra imaginación se ha ido... ¿Propones algo?

–No se me ocurre nada –confesó apenada.

Se dejó caer contra la pared y suspiró. Por mucho que se esforzara, la escritura no era su mayor talento. Nunca le había interesado demasiado.

–¿De qué han escrito las demás? –preguntó ella.

Adrien imitó su gesto en la pared de enfrente. Se encogió de hombros antes de responder.

–Chloe se ha centrado en la historia de amor de una princesa y su guardaespaldas. Lila ha preferido centrarse en la maldición de una hiena... Es mejor de lo que suena –Añadió ante la mirada extrañada de Marinette–. Y Kagami, sobre una esgrimista que recorre el mundo y lucha por su libertad.

–Esas historias suenan genial... –dijo Marinette con cierta envidia, al menos por la de Kagami–. ¿Qué voy a hacer yo? Lo mío nunca ha sido escribir, ya viste nuestra ridícula canción.

Adrien soltó una pequeña risita.

–Al menos era pegadiza –intentó consolarla. Marinette tuvo ganas de tirarle un lápiz a la cabeza, pero se contuvo–. ¿Y si escribes sobre superhéroes? –Su rostro se iluminó–. Una pareja de superhéroes que protege París cada noche. Están enamorados en secreto, pero no pueden decirlo porque deben proteger sus identidades y a sus familias.

– ¿De verdad hay que ser tan típicos? Podrían tener otras parejas, no necesariamente...

–Deben estar enamorados para que la historia funcione –continuó Adrien, indignado con aquella sugerencia–. Además, ¿quién no se enamoraría de un superhéroe rubio de ojos verdes y aspecto encantador? –Marinette rodó los ojos, debería haber esperado la muestra de ego por su parte–. Siguiendo con el cuento. Ya hemos dicho que están enamorados pero no lo pueden decir. Entonces un día...–Se acomodó mejor en su sitio para quedar hacia delante y siguió hablando–. Un accidente contra un villano hace que olviden todo y se dejen llevar por sus sentimientos.

–Es buena idea –Dijo Marinette sin poder ocultar su sorpresa–. Pero cuando se arregla el problema lo olvidan todo, y entonces la situación queda como si nada hubiera pasado. Amor trágico y final inesperado.

–No, la idea es que lo recuerden todo y entonces estén juntos. No puede no triunfar el amor, eso es cruel.

–No siempre triunfa el amor. ¿Y cómo se te ha ocurrido esta idea? Es muy buena.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora