Capítulo 37

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De todas las pruebas que habían tenido que hacer las chicas, la de esa semana era la peor de todas para Adrien. No solo era horrible, sino que también llegaba en el peor momento. Debían hacer de paparazis y perseguirle en busca de la fotografía más ridícula que pudieran sacarle. El público se encargaría de votar por la más original, lo que daría la chica ganadora de la semana. Las fotos se publicarían en la web de manera anónima, para evitar favorecer a alguna de ellas.

Pese a todo, pronto se dio cuenta de que las chicas no estaban haciendo demasiado esfuerzo por ganar, como si la victoria hubiera pasado a un segundo plano.

Kagami, de hecho, prefería ignorarlo hasta el punto de no acudir a los partidos de esgrima. Tras haberla esperado durante media decidió buscarla para comprobar que estuviese bien. La encontró en el patio, sentada con la espalda apoyada en un árbol y dibujando un cielo dorado en una libreta. Aunque el dibujo no estaba completo, se veía un gran talento en sus formas. Se avergonzó todavía más por no haberse molestado en conocerla bien.

-Kagami -la llamó-. Teníamos partido de esgrima.

Ella se sobresaltó y cerró de inmediato la libreta en un intento de ocultar lo que hacía.

-Se me ha olvidado.

-Oh, no pasa nada -la tranquilizó. Señaló su libreta con una sonrisa conciliadora-. No tienes que esconderlo por mí. Es muy bonito, creo que tienes un gran talento.

-Gracias -dijo secamente.

-Yo no dibujo nada bien, pero si alguna vez necesitas un modelo... -se ofreció.

-Solo es un pasatiempo, no es nada importante. ¿Necesitas algo, Adrien? -Fue directa al grano.

-Ya que no vamos a practicar esgrima... ¿Puedo sentarme a tu lado? -Tras recibir un asentimiento silencioso, se sentó frente a ella-. Me da la sensación de que sigues enfadada. Es extraño que olvides los partidos de esgrima.

Kagami respiró hondo en lo que le pareció una eternidad antes de responder.

-¿Consideras que tengo motivos para estar enfadada?

Frunció el ceño, preguntándose qué conocía Kagami de todo aquel complot. Su padre le había asegurado que no sabía nada, pero era en momentos como aquel en los que dudaba de ello.

-Sí, los tienes. -No servía de nada andar con mentiras a esas alturas-. Pero hoy en día todavía no sé leer mentes. Así que, a menos que me lo cuentes...

-Te pedí una cita privada que todavía estoy esperando. ¿No te da eso qué pensar?

-Mi padre ya se está ocupando de eso, te lo prometo. Posiblemente la tengamos la semana que viene. Sin embargo, no te veo enfadándote tanto por algo tan absurdo.

-No, tienes razón. No es por eso -admitió con un suspiro-. Ya que insistes, me gustaría saber qué sentido tiene seguir aquí.

-No sé qué quieres decir con eso -dijo con precaucación.

-¿Por dónde quieres que empiece? ¿Por tu disfraz para Marinette? ¿Por el resto del programa, también para Marinette? ¿Por vuestras escapadas juntos? No me malinterpretes, no me importa que estés enamorado, ella es fantástica y la aprecio, de verdad. Solo estoy enfadada por haber perdido mi dignidad por tu culpa. -Adrien bajó la mirada con algo de vergüenza-. Este programa nunca ha funcionado para las cuatro, por más que quisiéramos disimular. Así que, dime, ¿hay algún motivo para seguir aquí? ¿O para que estén Lila y Chloe? Todas estamos jugando un juego muy diferente. Pero lo que más me molesta es no saber cuál es el tuyo.

Se quedaron en silencio. Aunque no se atrevía a mirarla de nuevo, sentía sus ojos marrones fijos en él, esperando una explicación o una disculpa que no era capaz de darle.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora