Capítulo 36

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Podía entender que Marinette estuviera cansada del programa y de la casa, él también lo estaba. Su vida había estado tan repleta de actividades que tener que dejarlas todas durante tres meses estaba resultando duro. Le gustaban las vacaciones como a cualquiera, pero no estar quieto durante demasiado tiempo.

Por suerte, el plan contra Lila estaba resultando estimulante para no aburrirse. La perspectiva de librarse de ella era lo mejor. Necesitaba tenerlo listo cuanto antes para hablarlo con Nathalie, no podía arriesgarse a que Lila intentara algo contra Marinette una vez que estuvieran fuera de la casa.

En una libreta escribió todas las mentiras que recordaba a lo largo del programa. Una tarea larga, pero no imposible. Marinette lo había ayudado mucho dándole algunas pistas, y no se había equivocado en su intuición: Lila no tenía memoria. Todos sus discursos tenían dos características en común: tragedias de vida e incoherencias destacables.

Su buen ánimo no decayó ni siquiera cuando Lila anunció, durante la gala de esa semana, que había encontrado el huevo que le daría una cita con él. En otras circunstancias se habría lamentado internamente, pero prefirió considerarlo una señal positiva. La última cita, después no volvería a saber nada de Lila Rossi en toda su vida.

—¿Podrías contarnos dónde estaba el huevo, Lila? —preguntó Alec.

—¡Detrás del jacuzzi! ¿A qué es genial?

Adrien miró a Marinette con algo de reproche por el poco esfuerzo que había puesto a la prueba, a lo que ella se encogió de hombros.

Se preguntaba si lo había visto e ignorado como venganza por su desplante. Fuera lo que fuera, sentía que lo merecía.

—¡Genial! Entonces tenemos nueva cita con Lila... —dijo Alec—. ¡Las liladrien shipper deben estar eufóricas...! Pero mejor hablemos de otra cosa. ¿Quién se hubiera imaginado al adrinette besándose en una colchoneta del Titanic? ¡Contadnos, por favor! ¡Los fans estamos tan emocionados!

A Lila no le hizo demasiada gracia el cambio de tema, pero Adrien no se molestó en ocultar una sonrisa. Estaba claro que Alec prefería el adrinette antes que cualquier otro ship, especialmente que el liladrien.

Después de aquello la gala continuó con la mayor normalidad posible, dando lugar a una fiesta posterior tras la que no tardaron en irse a descansar.

Al día siguiente, la reunión con su padre estuvo repleta de silencios tensos y reproches no dichos. Adrien sabía que no podía dejar pasar el tema durante mucho más tiempo, se lo había prometido a Marinette y a sí mismo, pero necesitaba solucionar primero el problema con Lila. Además, todavía tenía una sorpresa que darle a las chicas.

Se repetía a sí mismo que no eran excusas, necesitaba tiempo.

-¿Tienes algo que decirme, Adrien? -preguntó Gabriel llamando su atención antes de que pudiera retirarse.

No estaba serio como de costumbre, había algo más. Pero Adrien apartó la mirada sin querer descubrir qué era. Tenía la sospecha de que no hablar del tema no impedía que los dos supieran lo que estaba en juego.

-No, padre. Todo está en orden.

-Eso espero. No me gustaría sentirme decepcionado.

Adrien asintió y se marchó sin decir una palabra.

Respiró hondo cuando por fin se sintió lejos de su mirada de hielo, aunque no tuvo demasiado tiempo. Situada en las escaleras, Nathalie le hizo un gesto para que la siguiera. Adrien hizo el esfuerzo por sonreír, por fin llegaba lo divertido.

El traje de Chat Noir estaba tendido encima de su cama, esperando por él. Era idéntico al que tenía de niño, solo que en versión adulta. Incluso contaba con la campana que funcionaba como cierre de la cremallera y con el bastón, al que comenzó a dar vueltas en cuanto lo tuvo en su mano.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora