Capítulo 44

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Estaba segura de que Gabriel había esperado verla hundida y humillada, pero se había prometido a sí misma que no le daría ese gusto. Por más que su presencia la intimidara, trató de mantenerse firme mientras se sentaba frente a él.

—Encantado de volver a verla, señorita Dupain-Cheng —la saludó Gabriel con una amabilidad que Marinette consideró demasiado extraña—. ¿Quiere algo de tomar? Café o té. Podrán preparárselo en unos minutos.

—No quiero nada de beber. Preferiría que habláramos cuanto antes de nuestra situación —respondió ignorando los formalismos y el ser educada. A esas alturas, creía que no hacía falta entre ellos.

—¿Te importa si nos tratamos con menos formalidad? Por lo que parece, hemos estado a punto de convertirnos en familia.

—Vayamos al grano, señor Agreste —insistió.

—Está bien —aceptó Gabriel. Se inclinó sobre el escritorio para quedar más cerca de ella—. Hablemos de nuestra situación, los dos sabemos que tiene nombre y apellidos. Si no recuerdo mal, hiciste una petición pública para poder hablar conmigo. Te doy la oportunidad de comenzar.

Marinette respiró hondo antes de tomar la palabra.

—Adrien no quiere estar en el programa, ni siquiera quisiere casarse. Sé que yo le he complicado las cosas, así que le propongo un trato. Deje a Adrien elegir y deje de maltratarlo, y a cambio no me volveré a acercar a él. Ni a usted. Nunca más. Estoy fuera del programa, no tengo una oportunidad de ser elegida. Pero... —Hizo un esfuerzo para que no le temblara la voz y sonar segura de sí misma—. Sé que Adrien me buscará cuando salga. Le prometo que me mantendré al margen si a cambio le permite elegir sobre su propia vida.

A decir verdad, dudaba que Adrien fuera en su busca después de su última conversación. Pero necesitaba convencer a Gabriel de lo contrario. Solo así se plantearía aceptar su trato.

Gabriel le mostró una amplia sonrisa, como si hubiera esperado exactamente aquello o algo le resultara divertido.

—¿Por qué crees que querría librarme de ti, Marinette? —Aquella pregunta la sorprendió—. Has conseguido que el programa sea todo un éxito. Las ventas de la compañía Agreste han aumentado considerablemente. Adrien y yo estamos muy de acuerdo con eso.

Marinette lo miró sin entender.

—Creo que a estas alturas tú y yo podemos considerarnos amigos —continuó hablando Gabriel—. Tenemos diferentes opiniones sobre Adrien y su felicidad, es cierto, pero te estoy agradecido por los beneficios que me has aportado.

—La felicidad no se puede imponer, señor Agreste.

—Depende de la perspectiva con la que se mire. —Se encogió de hombros—. En nombre de nuestra amistad, te voy a contar la verdad. Es un tema algo delicado, confío en que no salga de esta habitación. El programa entero estaba pactado. Desde las chicas que entraban en la casa hasta la ganadora. Adrien lo sabía, y estaba de acuerdo. Lo que me lleva al siguiente punto: Adrien nunca ha pretendido salir de la casa. Él quiere casarse, solo que... No contigo.

Marinette trató de mantener una expresión neutral, aunque por dentro sintió como todas sus emociones se mezclaban unas con otras. Por supuesto, había intuido que la ganadora ya había sido seleccionada previamente por Gabriel. Simplemente, no había sido consciente de la magnitud del fraude.

Estaba segura de que Adrien no había estado de acuerdo con nada de eso. Lo conocía lo bastante bien como saber que nunca habría actuado de forma tan desleal. O quería pensar que lo conocía, porque las palabras de Gabriel amenazaban con cobrar sentido.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora