Marinette no estaba preparada para enfrentarse a Gabriel Agreste. Ya que nadie la había avisado de aquella visita, no pudo evitar llegar tarde a la reunión. A pesar de la irremediable vergüenza, se sentó con las demás y trató de seguir el hilo de conversación ya iniciada.
Gabriel se dedicó a admirar las virtudes de las chicas. Aunque se notaba que Kagami era su favorita, tenía algo positivo que decir a cada una de ellas. Excepto de Marinette, por supuesto, a la que ni siquiera miraba a la cara, como si fuera alguien irrelevante e invisible.
La estaba haciendo sentir al margen, y eso le dolía por varios motivos. Primero, Gabriel Agreste había sido su ídolo durante muchos años, su aspiración a seguir. Segundo, lo hacía de manera completamente consciente y se encargaba de que ella se diera cuenta de eso.
Y tercero, era el padre del hombre del que estaba enamorada, quien parecía haberse transformado en un gatito asustado incapaz de mirar nada que no fuera el suelo.
—Estoy muy contento por estar aquí hoy —Gabriel la distrajo de sus pensamientos cuando continuó hablando—. Conocer a las pretendientas de mi hijo era algo que me interesaba mucho. Ya me había hecho mi propia opinión, por supuesto, pero me ha servido para comprobar si mis suposiciones eran ciertas.
—¿Tiene alguna favorita, señor Agreste? —preguntó Lila con una sonrisa maliciosa—. O mejor aún, ¿alguna a la que descartaría de inmediato?
Marinette la odió más que nunca, sabiendo por donde iban sus intenciones.
—Por supuesto, señorita Rossi —asintió él, dejando entrever una ligera sonrisa. La primera que Marinette le había visto hasta ese momento—. La decisión final depende de Adrien, pero tengo mis opiniones positivas y negativas. No obstante, confío en que mi hijo tenga claro lo que no necesita en la vida.
Sus ojos se cruzaron los de Marinette por un breve segundo, lo suficiente para que ella entendiera el mensaje.
Se mordió el labio para evitar que le temblara, pues sintió la rabia quemándole por dentro. No quería que Gabriel Agreste se diera el lujo de humillarla, pero estaba logrando hacerla sentir inferior a las demás.
—Sé tomar mis propias decisiones, papá —intervino Adrien, para sorpresa de todas.
—Por supuesto, hijo —dijo Gabriel restándole importancia a su intervención—. Estoy seguro de que todas tienen algo que aportar a tu vida. Pero, sabes tan bien como yo lo importante que es pensar en el futuro. Y, desde luego, no puedes elegir dejándote llevar por un rato de diversión.
—Creo que nadie mejor que Adrien sabe lo que le conviene —intervino Marinette, demasiado enfadada como para contenerse más.
Gabriel la miró sorprendido de que se hubiera atrevido a alzar la voz.
—Por desgracia, mi hijo peca de ser demasiado enamoradizo. Ese es un problema cuando la chica no es digna, lo cual sucede a menudo. Mujeres mediocres que quieren su dinero o, simplemente, placer carnal, no son dignas de mi hijo.
—¿Dignas a ojos de quién? —Preguntó con ironía—. Adrien se merece alguien que lo quiera y lo respete como es. Porque merece ser feliz, y es su decisión elegir con quién —dijo con voz firme.
—Lamentablemente, este mundo no funciona con una filosofía tan banal, señorita Dupain-Cheng.
—¡Basta, papá! —exclamó Adrien colocándose al lado de Marinette para mostrarle su apoyo—. Las cuatro son estupendas. Y, elija a la que elija, será mi decisión. ¡Mi vida, no la tuya!
—No me levantes la voz, Adrien. Tu actitud es curiosa, puesto que hasta hace pocos días pensabas como yo.
Marinette ignoró la punzada de dolor que la hizo encogerse brevemente. Se recordó que debía confiar en Adrien.
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¿Quién quiere casarse con un modelo? AU Adrinette
FanfictionEl concurso del año ha llegado, esta vez con la participación de Adrien Agreste, que tendrá que convivir durante unos meses con cuatro pretendientas totalmente diferentes que se disputarán su amor. ¿Quién será la favorita de Adrien? ¿Triunfará el am...