Capítulo 29 - Cita Adrien y Chloe

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Una cita comiendo fondue de queso habría sido muy romántica con cualquier otra chica, pero Chloe no paraba de refunfuñar acerca de quedarse con ese horrible olor en las manos. A pesar de todo, en el fondo disfrutaba de la comida. Adrien la había descubierto relamiéndose los labios cada vez que probaba un tipo de queso nuevo.

Estaba contento de estar con ella y poder pasar un rato de amigos.

– ¿Sabes, Adrien? Al principio me ofendió que me metieras en la sisterzone –dijo Chloe–. Ya que es más ofensivo incluso que la friendzone, pero he descubierto muchas ventajas. Podemos hacernos la manicura, tú, yo y Sabrina. ¡O ir de compras! Incluso hacer fiestas de pijamas.

–Suena genial, pero a mi padre no le gusta que me hagan la manicura personas extrañas. Siempre podéis venir a casa, mi maquilladora nos atenderá.

Tomó una galleta y la metió en la fuente de fondue. Una vez estuvo satisfecho la sacó y se la metió en la boca con un soplido para no quemarse. Se percató entonces de la mirada indescifrable que le estaba lanzando Chloe.

– ¿Pasa algo? Si no te gusta mi maquilladora, siempre podemos contratar a alguien más. Sería lo ideal, si lo pienso bien.

–No, seguro que es una profesional. Solo pensaba en que será un esfuerzo aguantar a la panadera. Pero está bien, puede unirse.

Adrien frunció un poco el ceño.

– ¿Qué tiene que ver Marinette? ¿Quieres invitarla a la manicura? –Preguntó confuso–. A mí no me importa, pero creía que no os llevabais bien.

–Bueno, ya que os vais a casar supongo que estará invitada. –Tuvo que aclararse la garganta para tragar bien el trozo de galleta que se le acababa de atascar. Chloe pareció sorprendida–. ¡Espera un segundo! ¿No estás seguro de casarte con Marinette? ¿Es porque viste mal? Entonces... ¿La he estado ayudando a escoger un vestido de novia para nada? ¿No voy a poder ser la dama de honor?

–Vayamos por partes, Chloe –suplicó recuperando la compostura y alzando las manos para pedirle un segundo–. Todavía no he decidido nada. ¿Por qué piensas que voy a escoger a Marinette? Es como si todo el mundo lo pensara y yo no entiendo por qué. –Fingió sentirse un completo ignorante al respecto. Chloe rodó los ojos, pero no respondió–. Todavía no he elegido. Y segundo, serás mi dama de honor pase lo que pase, sé la ilusión que te hace. Te lo prometo.

–Está bien. De todas formas, me cae mejor que las otras dos. Y me aburro en esa casa, así que te ayudaré con ella de todas formas –Se encogió de hombros–. A partir de ahora seré su sombra, la convertiré en una diosa para ti –prometió.

¿Cómo explicarle que Marinette ya era una diosa para él? Con sus zapatillas viejas y su cabello habitualmente despeinado. Y esa sonrisa irritada que le mostraba a veces fingiendo estar enfadada. Le encantaba besarla y quitar el ceño fruncido de su rostro.

Suspiró y se quitó su imagen vestida de novia de la cabeza, no era el momento de sonreír como un tonto enamorado o de hacerse ilusiones que le rompieran el corazón después.

–No tienes que hacer eso –dijo Adrien con inquietud. Temía que Marinette quisiera matarlo si Chloe cumplía su promesa y decidía no dejarla tranquila–. A ella no le gustará. Y tampoco que cambies su armario. Es su ropa y sus zapatillas y... hay que aceptarla así.

– ¡Pero si nos hemos vuelto muy amigas! –Se acercó para susurrarle algo en confidencialidad, como si no estuvieran rodeados de cámaras y micros–. Nos guardamos muchos secretos la una a la otra. Por cierto, yo tampoco soporto esas zapatillas de pobre que lleva siempre. ¿En qué momento le parecieron una buena idea? –Se estremeció de horror–. Podríamos esconderlas y fingir que ha sido el gato.

–Chloe, no me gustan ese tipo de comentarios, son muy incómodos –dijo enfadado. También le parecían muy superficiales, pero evitó añadirlo–. ¡Y nada de meter a Plagg! Él ya tiene suficiente con sus travesuras.

–Pero es que...

–No quiero que ayudes a Marinette en nada, me gusta tal y cómo es –la interrumpió–. Por favor, olvida esto y continúa intentando ganar pruebas para llevarte el dinero, seguro que te viene bien.

Podía enumerar unas cuantas cosas que Chloe podría hacer con cien mil euros, pero dudaba que le hiciera caso.

–Soy rica, no me importa el dinero. ¡Así que ya está decidido! –sentenció ella–. ¡La voy a ayudar a ser decente para ti!

Comenzaba a sospechar que no habría nada que la hiciera desistir de aquella idea, así que podía ir preparando su funeral. Estaba claro que Chloe se sentía desesperada de aburrimiento, y había encontrado en Marinette una nueva afición.

Si al menos no fuera demasiado invasiva, quizá Marinette aceptaría la ayuda... Era difícil, todo dependía de la actitud de Chloe...

No, era más bien imposible que Marinette aceptara aquello.

Tomó otra galleta e intentó concentrarse en ella más que en su miedo interno.

–Está bien, pero respeta sus tiempos y no la agobies –se rindió–. Marinette es sensible, no la ofendas diciéndole que viste mal. ¡Y nada de criticar sus zapatillas! ¡Fue uno de sus primeros diseños y le gustan mucho!

– ¿Por qué clase de persona me tomas? –rio–. Nunca le diría que piensas que son horribles. ¿Cómo la conquistarías así?

Para ser exacto, no consideraba que las zapatillas fueran horribles. Pero tampoco uno de sus mejores trabajos. Simplemente no eran su parte favorita de Marinette.

Miró a Chloe enfadado por haberle obligado a pensar aquello.

– ¡Pero yo no pienso eso! –exclamó indignado–. ¡Pienso que es una chica increíble y que no me importa como vista! ¡Y no porque vista mal, sino porque no me importaría si así fuera!

–Tranquilo, Adrien –dijo Chloe haciendo un gesto con las manos para intentar calmarlo–. Tu secreto está completamente a salvo conmigo.

Por un segundo, tanteó la posibilidad de darse cabezazos contra la fuente de fondue. 

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No puedo dar fecha del siguiente porque también es muy largo y no sé si lo dividiré en dos o lo subiré entero. Si os digo que la actualización no pasará de este mes.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora