Capítulo 4

1K 109 54
                                    

Decir que Gabriel Agreste estaba enfadado era quedarse corto. Y aunque tuviera cierta razón, para Adrien la culpa de la situación seguía siendo de su padre.

–¿Me puedes explicar a qué estás jugando?– Soltó Gabriel mientras dejaba caer la tablet delante de su hijo.

Le estaba enseñando el titular de un artículo que rezaba "fracaso de programa millonario, ¿a Adrien Agreste le interesa alguna de sus chicas?" Parecía que su empeño por tener privacidad no estaba yendo demasiado bien.

–Papá...

–¡Nada de papá, Adrien! ¿Tú eres consciente del dinero que estamos invirtiendo en tu participación en este programa? Acercarte a tu futura esposa es tu tarea, Adrien, no esconderte en ese cuarto como me juraste que no harías. ¡Y ni siquiera vamos a hablar de la desfachatez que tuviste al elegir a esa panadera en lugar de la señorita Beauréal! Te había dejado claro quiénes eran las cuatro candidatas.

–Marinette me pareció mucho más interesante que Aurore. Permíteme que al menos pueda tener una amiga ahí dentro.

La joven panadera lo había sorprendido mucho al mostrarle qué era diferente de lo que él había pensado, además de que su historia con el gato lo había conmovido. Pero no la había elegido por eso, lo había hecho porque ella misma le había dejado claro que no tenía ningún interés en conquistarlo. Y si quería sobrevivir aquellos meses necesitaba un apoyo, una amiga.

–Ordenaré que coloquen cámaras en tu habitación si sigues empeñado en no dedicar tiempo a Kagami.

Adrien apoyó la cabeza contra el escritorio de su padre. No era un cobarde, pero aquella situación se le había salido de las manos. Odiaba que su padre se sintiera con derecho de programar su vida. Y odiaba no ser capaz de plantarle cara.

–Lo siento, papá, es que... Siento que no conecto con ella.

–Eso no podría importarme menos, ya sabes qué va a pasar quieras o no. Debes acercarte a Kagami Tsurugi. Te he dado el tiempo que necesitabas para conocerla, no es mi problema que no lo aproveches.

–Te pedí tiempo, no un estúpido reality sin sentido alguno– Se quejó –¿Qué pasará con las otras chicas? No quiero jugar con ninguna de ellas.

–Dedícales algo de tiempo para disimular, no me importa mucho mientras te encargues de demostrar lo mucho que quieres a Kagami. Es una chica bastante severa, dudo que acepte una boda por negocios. Es tu trabajo hacer que esa chica quiera casarse contigo por algo más que el concurso o la unión entre empresas.

Adrien suspiró, estaba demasiado cansado.

Kagami Tsurugi pertenecía a una de las familias más importantes de Japón, dueña de una empresa de modas con dominio a nivel mundial. Recientemente se habían mudado a París con el objetivo de implantar una nueva sede.

Podían ser unos grandes competidores o unos grandes aliados. Por supuesto, Gabriel Agreste había elegido lo segundo, ¿y qué mejor manera de unir dos empresas que mediante el matrimonio de los herederos? Adrien sospechaba que los planes de su padre iban mucho más allá, pero ni quería mencionar el tema de tener un hijo con ella.

El chico se había negado en redondo al escuchar la idea, al menos hasta que Gabriel le presentó a Kagami y pensó que quizá no era tan mala chica. Prometió que se esforzaría por conocerla un poco más.

Lo que no esperó entonces fue que el plan de su padre consistiera en que participase en el programa de romance del momento para enamorarla y casarse cuando todo acabara.

Al menos tenía tres meses para compartir todo su tiempo con ella, pero no sabía si sería suficiente. Además, su padre lo había dejado entre la espada y la pared, porque inevitablemente al final del programa tendría que elegirla para casarse.

¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora