Capítulo 24

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Su padre no parecía enfadado, solo estaba parado en su escritorio mientras lo miraba fijamente. Adrien se preguntaba qué pasaría por su cabeza, y cómo podía comenzar a hablar sin que le temblara la voz. Podía hacer una broma, pero dudaba que le sentara bien.

–Te estoy dando tiempo para que me des una explicación razonable sobre tus actos, Adrien –habló Gabriel.

–No comprendo a qué te refieres, padre. Me he acercado a Kagami. Estamos progresando. Y en cuanto a Lila, fue un accidente.

Esperaba que ese aspecto ya estuviera lo bastante claro.

–No, definitivamente no lo harás si te dedicas a mantener citas secretas con otra de las chicas –Dio la vuelta a su tablet para enseñarle un vídeo muy comprometido. Parecía una recopilación hecha por un fan de todos los besos que se había dado con Marinette. En otras circunstancias se hubiera recreado felizmente con aquello, pero no podía permitírselo con su padre delante–. ¿Cómo explicas esto?

–Solo me divierto –se excusó.

–Toda diversión tiene su límite, me temo que la tuya ya ha llegado al extremo. He considerado que Dupain-Cheng debería irse del programa.

– ¡No! –gritó demasiado fuerte.

Se arrepintió al instante. Su padre lo miró con una ceja arqueada, retándolo a contradecirlo otra vez. Gabriel Agreste no era un hombre que tolerara las faltas de respeto, mucho menos si estas provenían de su hijo.

Adrien comenzaba a darse cuenta de que su padre no sería tan fácil de convencer. No podría estar con Marinette y tener su visto bueno al mismo tiempo, era una hazaña tristemente imposible.

Pero no estaba todo perdido, estaba preparado para darle la vuelta a la situación y ganar algo más de tiempo. Rezaba para que su madre lo perdonara por la mentira que estaba ideando su mente, pero no podía permitir que Marinette se fuera. No ahora.

Recompuso su expresión al instante.

– ¡No puedes echar a todas las chicas del programa solo porque se acerquen a mí! ¡Eso es absurdo por tu parte!

–Permití que Lila se quedara porque, aunque sea vulgar e impertinente, es inofensiva –siguió hablando Gabriel. Adrien tenía sus dudas, pero no comentó nada–. Pero esta chica está comenzando a cansarme. Tu actitud con ella no parece mera diversión.

Adrien simuló una fuerte carcajada.

–Parece que soy tan buen actor que te he engañado a ti también, papá.

–Explícate.

–Marinette no puede irse, es muy simple. Es el alma del programa, el público la adora. No puedo decirlo con seguridad, pero pongo la mano en el fuego a que gracias a ella los límites de audiencia se han sobrepasado. Y también los de nuestras ventas. ¿Vas a perder la exposición pública que te está dando? –Por fin vio un ápice de duda en los ojos de su padre–. Sé que si estás tan desesperado por una alianza con la familia Tsurugi es porque la empresa está teniendo pérdidas.

Gabriel bajó la vista a su tablet y comenzó a buscar al respecto.

Adrien casi suspiró aliviado cuando lo vio alzar la cabeza con una expresión de aceptación. Lo había dicho sin pruebas, pero no lo había dudado ni un segundo. Los fans ya habían ideado estrategias de boicot antes, volverían a hacerlo si ella se iba.

– ¿Lo ves? Marinette tiene que quedarse. –Se encogió de hombros–. Es la más importante de las cuatro.

–No sabía que la empresa te importara tanto –comentó Gabriel.

–También era la empresa de mamá –dijo como si fuera obvio–. Claro que me importa. Pero está bien, no voy a poder convencerte. Echa a Marinette del programa. Es más, yo mismo le diré que está fuera. Pero te arrepentirás cuando los números caigan.

Se levantó para dar más dramatismo a la escena. Y rogó para que su padre interviniera antes de llamar a Nathalie.

–Espera –lo detuvo Gabriel.

Cerró los ojos un segundo demasiado largo antes de volver a girarse a mirarlo a la cara. Puede que no fuera tan buen actor como pensaba, pero recordaba los trucos que su madre le había dado de niño. Si quieres ser un buen mentiroso primero debes creerte tu mentira, y segundo no puedes bajar la mirada ni apartarla de tu adversario. La clave estaba en mostrarse seguro.

–Tienes razón. La chica es un diamante en bruto. Puede que me haya precipitado –reconoció a regañadientes, aunque su expresión pronto se volvió calculadora–. Nunca te habría considerado capaz de jugar de esa manera con los sentimientos de nadie.

–Es un programa de televisión por mi corazón, padre. El amor puede existir un día e irse al siguiente. ¿No es esto lo que querías? Estoy participando. Lo que me ofende es que creas que sería capaz de hundir nuestra empresa.

Contuvo su respiración durante unos segundos, hasta que finalmente su padre sonrió.

–Sí, tienes razón –aceptó complacido–. No puedo negar que tienes razón en esto. Continúa con tu programa, haz lo que mejor consideres. Puedes retirarte, me gustaría hablar a solas con Nathalie.

–Claro, papá.

Una vez estuvo fuera de su vista, Adrien pudo soltar el aire que había estado conteniendo.

🐞🐞🐞🐞🐞🐞

Gabriel transmitió a Nathalie la conversación que acababa de tener en cuanto esta entró en el despacho.

Nathalie lo escuchó atentamente, sin interrumpir ni mostrar ningún tipo de expresión. Ella siempre era paciente y profesional, eso era lo que más le gustaba.

– ¿Y le ha creído? –preguntó ella una vez que terminó de hablar.

Gabriel comenzó a juguetear con su bolígrafo y sonrió con ironía.

–Casi. Es tan buen actor como su madre, estoy orgulloso. Pero olvida que lo conozco demasiado bien. Nunca perdería sus modales con las mujeres, he criado a un buen hijo.

Nathalie frunció el ceño.

–No comprendo, señor. ¿Pretende que expulsemos a la chica sin su consentimiento? Porque temo que las represalias de Adrien podrían ser cruciales para nosotros. Él ya ha dejado claro que no permitirá su marcha.

–No, no haremos eso. Mi hijo tiene parte de razón, necesitamos a esa chica dentro. He cometido un error y ahora he puesto a Adrien en alerta. —Hizo una mueca de desagrado y soltó el bolígrafo de golpe–. No la vamos a echar porque puede sernos muy útil. De hecho, quiero que les organices una visita exclusiva a alguna de nuestras tiendas, que se compren lo que quieran y lo luzcan en el programa.

– ¿Y si Adrien decide casarse con ella? –Preguntó Nathalie–. Es una posibilidad muy factible. No creo que pueda detenerlo.

–No permitiré que lleguemos a ese punto. Mientras nos sea útil tendré que dejar que mi hijo se divierta. –Aunque eso no le hiciera demasiada gracia–. Comprendo que es joven, necesita distracciones antes de sentar la cabeza –suspiró–. Pero no he criado a Adrien para que sea un mentiroso, tarde o temprano se delatará él solo. Entonces nos la quitaremos de encima y Adrien cumplirá su parte.

Nathalie se mostró visiblemente incómoda por primera vez en toda la reunión.

–Con el debido respeto, señor, creo que ese plan puede ser peligroso. Adrien es un chico muy pasional, si se enamora podría sufrir mucho por su pérdida. Y también negarse a cumplir sus órdenes.

–Lo superará. –Le restó importancia con un gesto–. No creo que su futura esposa le deje pensarlo mucho. Kagami es una chica dominante, justo lo que mi hijo necesita en su vida para dejar de ser un niño. ¡Casi lo olvidaba! Necesito que organices una reunión con Tomoe. Comenzaremos a firmar los documentos del acuerdo financiero. No podemos permitirnos el lujo de esperar a la ceremonia.

–Por supuesto, señor.

Nathalie hizo ademán de añadir algo más, pero entonces se lo pensó mejor y simplemente se retiró.


¿Quién quiere casarse con un modelo? AU AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora