Delivery

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Lucía se estaba alistando frente al espejo, siempre pulcra y elegante, vestida de negro, con el cabello suelto en ondas suaves, se terminaba el maquillaje cuando tocaron a su puerta.

— Adelante

— Perdón señora, pero la buscan abajo en el recibidor — le informó una empleada desde la puerta

— Gracias, ahora bajo 

Lucía se dió los últimos toques y acomodó su collar, mientras Gabriel seguía bañándose, bajo por las enormes escaleras y se llevó una muy buena sorpresa, el hombre que estaba de espaldas volteo abriendo los brazos al escuchar los tacones por las escaleras.

— ¡Joaquín! — dijo Lucía emocionada corriendo para abrazar a su hermano

— Hermana — la abrazó Joaquín

— ¿Por qué no me avisaste que llegabas hoy, así íbamos por vos al aeropuerto? 

— Bueno, quería darte la sorpresa — dijo Joaquín

— Me da mucho gusto verte, no sabes como te extrañé al llegar aquí, además estoy sentida con vos por no haber venido ayer a la fiesta

— Lo siento Lu, tuve que salir de emergencia por eso no estuve aquí para recibirlos cuando llegaron a Argentina

— Lo se, mi cuñada me dijo 

— Pero ya estoy aquí y no sabes lo feliz que me hace tener a mi hermana de vuelta en el país, en su país, bienvenida a casa hermana — le dijo conmovido 

— Gracias, por cierto aún no te he agradecido por encontrar está casa, es perfecta

— Sabíamos que te iba a gustar, Gabriel nos pidió que la eligiéramos a tu gusto, aunque el mérito de conseguirla es todo de mi mujer y de tu esposo que se la pasaron pegados al teléfono, Gabriel desde Nueva York y Viviana desde aquí, no sabes como estaba de solicitada esta casa, y ahora veo porque, es espectacular

— ¿Vamos a tomar café? — preguntó Lucía

— Vamos y de paso me contas todo lo que ha pasado desde que llegaste 

— Dale — rió Lucía

Y ambos tomados del brazo fueron al comedor.


Celeste llegó a la casa y la observó casi en la baba como siempre que iba, tenia años entregando en esa mansión, esa casa en especial le encantaba era preciosa, conocía a los empleados perfectamente en especial a la ama de llaves Paula, a Celeste le daba algo de miedo, pues siempre se comportaba de una manera muy fría con ella a diferencia de los otros empleados quienes eran muy amables, sin embargo ya los conocía en especial a la ama de llaves a quien ya había aprendido a tratar después de tantos años entregando, para ser específicos desde que Celeste tenia 13 años y consiguió el trabajo, también conocía a los ex dueños, una familia porteña muy bien acomodada quienes también eran muy agradables con ella.

Celeste entró por el jardín con la enorme caja de productos que pesaba mas que ella hacia la puerta de servicio en la cocina, tocó y una empleada que la conocía le abrió.

— Hola a todos, traje lo que pidieron

— Hola Celeste — saludó una empleada sonriente, pues la niña era muy canchera y les caía bien — tenes mucho tiempo sin venir  —

— Si, es que me tomé una vacaciones, ya sabes, muchos países que visitar — dijo la niña bromeando

Le empleada comenzó a reír

Regresa a mis brazos... ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora