Que te mejores Isabella

152 18 4
                                    

— ¿Qué? ¿Cómo que ya encontrarás un trabajo? — pregunto Celeste sorprendida

Ambos adultos se quedaron paralizados, ninguno se había percatado que Celeste había llegado segundos atrás

— ¿Abuelo? — volvió a preguntar la niña pues ninguno le respondía

Tomás y Cata se miraban uno al otro pensando en que decir

Celeste encaro a su abuelo

— ¿Por qué no me habías dicho?

— Cel, tu abuelo no quería preocuparte — trató Cata de disculparlo pero Celeste le lanzó una mirada asesina a la mujer

— No te dije porque ese era asunto mío, vos tenes ya demasiadas cosas en la cabeza hija — dijo el hombre cabizbajo

Celeste se quedó callada y con la mirada perdida solo se dejo caer en la silla frente a su abuelo

— ¿Y ahora qué vamos a hacer? — lanzó Celeste aún mirando al vacío

— Vos no te preocupes, yo ya estoy buscando trabajo

— Abuelo, apenas si nos alcanzaba con lo que ganábamos los dos, ahora no vamos a poder ni comprar tus medicinas — dijo la niña preocupada — A mí tambien ......... me acaban de correr del huerto

Cata y Don Tomás miraron a la niña sin sorprenderse, pues conociendo a Flora se esperaban que eso pasara

— La generala me dijo que siempre me mando una tras otra y que ya no podía más conmigo, así que ..... yo tampoco tengo trabajo y además voy a tener que pagar la bicicleta — les explicó Celeste triste

— ¡Ay Cele! — dijo Cata compadeciéndola

— No quiero que te preocupes, ya me encargaré yo de eso y ya veremos como pago la bicicleta, vos por lo único que te tenes que preocuparte es por estudiar Celeste

— Pero ....

— Pero nada, ya buscaremos una forma — la interrumpió Tomás

Celeste asintió triste con la cabeza

— Por la renta ni se preocupen, no es necesario que la paguen, todos estos años se las he aceptado porque ustedes insisten pero esta casa nadie la ocupaba antes y prácticamente es de ustedes, y por la bicicleta no te preocupes mi amor, entre tu abuelo y yo ya veremos como lo arreglamos con Flora — dijo Cata amablemente mientras tomaba de los hombros a la niña quien aún estaba sentada

— Gracias Cata — agradeció el viejo

Celeste simplemente miró hacia otro lado y suspiró

—————————————————————————————————————————————————

Isabella bajo lentamente apoyándose sobre el barandal de la casa y se encamino hacia el comedor en donde estaba su padre.

Gabriel al ver a su hija se levantó a ayudarla.

— ¿Qué haces acá? Tenes que descansar mi amor — le dijo su padre mientras la ayudaba a sentarse en una silla

— Dale pa, es solo el tobillo, además ya no puedo más del aburrimiento en mi cuarto — dijo Isabella haciendo puchero

Su padre se limitó a reír, si algo tenia Isabella era fuerza, cuando era muy pequeña se cayó intentando trepar un árbol, por lo cual se fracturo la pierna y aún con el yeso se montaba en la bicicleta.

Lucía salió de la cocina con una taza de café en las manos

— Isabella, ¿qué haces acá?, tenes que guardar reposo

Regresa a mis brazos... ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora