Regresa a mis brazos... ❤

Fiesta de Bienvenida

Los Corrado Galán habían regresado de Nueva York en donde vivieron varios años ya que la empresa de Gabriel había crecido exponencialmente, y ahora que se encontraba perfectamente posicionada, la pareja se dió el gusto de regresar a su país de origen.

Su recién adquirida mansión se encontraba en Palermo Chico, Buenos Aires, una casa extremadamente amplia, con estilo francés y porteño al mismo tiempo, habitaciones de sobra y espacios realmente sofisticados.

Lucia y Gabriel bajaron por las enormes escaleras de la casa hacia el jardín, en donde los esperaba el resto de la familia y unas cuantas personas más, amigos de la pareja, al salir al jardín todos gritaron para recibir a Lucia quien tenia años de no ver fisicamente a sus amigos, sin más, fue de invitado en invitado saludando.

Patricia y su marido eran unos de los invitados, su mejor amiga desde hace muchos años, ambas se conocieron cuando Lucía se casó con Gabriel, pues el esposo de Patricia y él eran amigos, desde entonces nació una amistad que seguía intacta a pesar de la distancia, pues en vacaciones y celebraciones Patricia y su marido visitaban frecuentemente a Lucia y Gabriel en Nueva York.

Patricia al ver a Lucia la abrazó con fuerza.

— Bienvenida a casa Lu, tu casa — le dijo Patricia conmovida

— Gracias Pato, no sabes lo feliz que estoy de estar en Argentina — le respondió Lucía

Ambas se sentaron una a lado de la otra con sus respectivos maridos, la gente que trabaja en la casa sirvió los platillos que se habían preparado especialmente para esa ocasión y todos disfrutaron de la reunión.

Al terminar de comer, mientras todos platicaban, degustaban vinos y gastaban bromas en la mesa, Lucía y Patricia conversaban en una banca del jardín, alejadas de todos.

— ¿Dime qué tenes Lu? — le preguntó a Lucía

— Estoy bien, sólo un poco cansada, la mudanza, el cambio de horario, que se yo... — encogió los brazos Lucía

— Te conozco Lucía Galán, se cuando tus pensamientos están en otro lado

Lucía suspiro 

— A vos no te puedo mentir Pato, estoy nerviosa, expectante, y no se, tengo demasiadas cosas en la cabeza

— ¿No estás feliz de haber regresado?

— No, no es eso, estoy feliz de haber regresado, pero.....

— ¿Pero...? — se inclinó Patricia 

— ¿Y si no hicimos bien en regresar, y si todas esas cosas que tanto me hicieron daño regresan a mí?

— Lu, eso ya es parte del pasado y este es tu presente, nada puede, mejor dicho nada va a salir mal, estás de regreso, siempre quisiste volver y empezar de nuevo

— Si, tenes razón, estoy un poco melancólica, hoy...

— Hoy sería el cumpleaños de tu hija, lo sé amiga

Lucía asintió viendo al horizonte

— Sabes, no hay día en que no piense en cómo es su cara, en qué vida tuvo, sí es feliz, tengo un sólo recuerdo de ella, tenia minutos de nacida pero..... ese recuerdo está intacto en mí

— La vamos a encontrar amiga, vas a ver

— Eso espero, trato de mantener todos los días la esperanza pero.... aveces es difícil 

Patricia puso sus manos sobre las de Lucía y ambas platicaban, mientras que sus esposos se acercaban a ellas

— Una copa de vino para la mujer más bella de toda la casa, que digo de la casa, del mundo entero — dijo Gabriel sonriendo mientras se sentaba junto a su esposa, Lucía le respondió con un beso delicado en los labios