De regreso en Buenos Aires

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Lucía se vistió con dificultad, se puso un conjunto gris de algodón ancho para deporte, caminó hacia el espejo, se miró y tocó su vientre, que ahora estaba vacío.

— ¿Estáis lista hija? — preguntó Engracia desde la puerta

Lucía asintió, Engracia tomo del brazo a su hija, pues aún estaba débil y caminaba con dificultad, ambas salieron por la puerta principal en donde ya las esperaba un coche mientras los empleados estaban terminando de acomodar las maletas.

Joaquín al verlas salir corrió para tomar a su hermana del otro brazo, la ayudó a subirse al coche y ponerse al cinturón.

— Joaquín, por favor, no te olvides de tu promesa

— Voy a hacer todo lo posible, por favor prometeme que vas a estar tranquila hasta que yo regrese

Lucía asintió débilmente y éste le dio un beso en la frente, Joaquín cerró la puerta de auto y se dirigió hacia su madre quien aún no sabia al carro

— Cuídala mucho mamá

— No te preocupes hijo, vamos a estar bien, tu también cuídate y prométeme que no harás ninguna locura

— Te lo prometo

— Joaquín, ¿crees que tu plan funcione y que tu padre se haya llevado a la bebe a Buenos Aires como creemos? — le preguntó Engracia a su hijo

— Eso espero mamá, es la ultima opción que nos queda, que sólo haya dicho que no sabía en donde estaba para asustarnos y que esté con él en Buenos Aires de todas maneras voy a buscar a la mujer para que me explique

— Cuídate mucho por favor — le suplicó su madre

— Mamá..... por favor cuando estén en la casa evita que Lucía vea a mi padre, no quiero que se altere

— No te preocupes hijo

Ambos se abrazaron, Joaquín le abrió la puerta del auto y su madre subió junto a Lucía, la joven recargó la cabeza sobre el hombro de su madre y ambas partieron dejando a Joaquín atrás.

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Buenos Aires

La enorme casa de los Galán se encontraba en uno de los mejores barrios de la capital, Joaquín padre había llegado horas atrás a la casa y se había encerrado en su despacho

La enorme casa de los Galán se encontraba en uno de los mejores barrios de la capital, Joaquín padre había llegado horas atrás a la casa y se había encerrado en su despacho

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— ¿Cómo que no tenéis idea de dónde está? — gritaba por teléfono con el cigarrillo en la mano

— No señor, la mujer se fue, la fui a buscar como me pidió y ya no estaba, me dijeron que la vieron irse cargado a una recién nacida

Joaquín estaba al teléfono con uno de sus trabajadores de la casa de campo en Bariloche

— ¿Te preguntaron algo mis hijos o mi esposa en cuanto me fui?

— No señor, yo no me acerqué a la casa, pero las muchachas dicen que su hija y su esposa salieron para la capital en la mañana

— ¿Y Joaquin?

— El joven Joaquín se quedó aquí

— Quiero que lo sigáis y me informes todo lo que haga, ¿me entendiste?

— ¿Y la señora, qué hacemos con la señora patrón, quiere que la busque?

— ¡No!, si esa mujer desapareció me facilitó el trabajo de tener que regalar a la mocosa esa, asegúrate de que realmente haya desaparecido, pero sobretodo, asegúrate de que mi hijo no la encuentre

— Como usted diga señor

Joaquín colgó el teléfono, dió un sorbo a su trago y golpeo con el puño el escritorio 

— ¿En dónde se metió esa maldita mujer? — se preguntó en voz alta

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Después de un largo viaje, el coche llegó a la casa de Buenos Aires, Lucia bajó con la ayuda de Engracia y ambas entraron a la casa

— Bienvenida señora, bienvenida señorita — las recibió una empleada que apenas era más joven que Lucía

— Hola Catu — saludó Lucia con una sonrisa cansada

— Hija el viaje fue largo y aún estás débil, porque no subes a tu cuarto a recostarte, enseguida voy

Lucía asintió, no tenia las ganas ni la fuerza para oponerse a lo que le dijeran, así que obedeció y subió lentamente sosteniéndose del barandal, cuando la joven desapareció por las escaleras Engracia cuestionó a la empleada

— Mi marido, ¿llegó?

— Si señora, el señor Joaquín llegó muy temprano por la mañana, se encerró en su despacho y pidió que nadie lo molestara, no ha salido de ahí desde hace horas

— Gracias Catu, ¿podrías pedir que preparen algo para que Lucía coma?

— Si señora

— Ah y Catu, por favor avísame cuando mi marido salga del despacho

La empleada asintió sin dudar, pues todos los empleado de esa casa estaban acostumbrados a ser muy discretos, pues el señor Joaquín era muy exigente.

Engracia subió las escaleras con dirección al cuarto de Lucía.



Hola, espero que estén muy bien, no saben lo emocionada que estoy escribiendo esta historia, me disculpo si subo muchos caps. pero si no escribo se me van las ideas, me podrían decir si les está gustando????

Los quiero. Fer 

Regresa a mis brazos... ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora