Inconsciente

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— ¿Vos? — se sorprendió Lucia 

— Perdón señora, le dije que estaba ocupada pero esta niña insistió — se disculpó Paula 

— Esta bien Paula — Lucia accedió y le hizo un gesto para que el ama de llaves se retirara 

Celeste estaba allí parada, inmóvil, viendo a Lucía deslumbrada, como cuando los niños pequeños ven a su personaje favorito en persona.

Lucia movió la cabeza esperando a que la niña que tenia frente a ella hablara, mientras el corazón en su pecho palpitaba fuertemente sin razón alguna para ella aparentemente 

— ¿Se te ofrece algo? — le preguntó pues la niña solo la miraba

— Eh ............. sí — reaccionó Celeste quien estiró la mano hacia Lucia para entregarle un sobre blanco cerrado

Lucía miró la mano de Celeste y tomó el sobre que la niña le ofrecía

— ¿Y esto qué es? 

— Es......... una parte de la plata que ocuparon por los gastos médicos de Isabella ..........perdón, la señorita Isabella — corrigió Celeste

Lucía miró a la niña intrigada, no entendía nada

— Mi abuelo hablo con su esposo y le pidió que nos dejara pagar lo que se ocupo con los gastos médicos, y ahora que ya esta trabajando de nuevo pudimos juntar y me pidió que se los entregara, sé que no es mucho pero..... se los vamos a ir pagando poco a poco — explicó Celeste 

— No es necesario — dijo Lucía friamente mientras extendió la mano para regresarle el sobre a la niña

Celeste miró el sobre sin embargó ni siquiera pensó en tomarlo de vuelta

— Por favor señora tómelo, es lo menos que podemos hacer después de que su esposo se ha portado muy bien con mi abuelo y conmigo, además si regreso con él mi abuelo me va a regañar 

Lucía se estremeció internamente, la sinceridad y ternura de Celeste le habían helado la piel 

La mujer iba a contradecir a la niña sin embargo Isabella quien venia acompañada por su tia Macarena entraron a la mansión 

— ¿Y vos que haces acá, después de lo que hiciste el otro día tenes el descaro de presentarte aquí? — gritó Macarena 

Celeste volteo y las vio a las dos aproximándose a ella

— ¿Qué hace ella aquí Lucia? — le preguntó su hijastra indignada, Lucia iba a responder sin embargo Celeste se le adelantó 

— Sólo vine a dejarle algo a la señora, pero ya me voy, no vine a causar ningún problema

— ¡Ah claro!, no venís a causar problemas, entonces seguro viniste a pedir plata y como no se te dio te vas ¿no? — soltó Macarena rudamente

— Basta Macarena — Lucía reprendió a su cuñada ante el comentario mordaz, sin embargo Celeste no se pudo contener y volteo indignada a ver a Macarena 

— Sabe que señora, usted no tiene porque tratarme así, yo no le he echo nada, además ni siquiera me conoce

— Por supuesto que no te conozco, no convivo con la gente de tu clase, pero si que conozco lo aprovechados que son 

Celeste volteó hacia el otro lado, respiró tratando de mantenerse en control 

— Macarena, basta — pidió Lucía una vez más

Regresa a mis brazos... ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora