Borracho

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Gabriel llegó a su casa del trabajo, estaba agotado, había sido un dia pesado y lo unico que anhelaba era poder llegar a la mansión.

Lucia quien le estaba dando unas indicaciones a Paula escuchó y vió a su marido llegar.

— Hola mi vida— se acercó Lucia para recibirlo como de costumbre

— Hola — fue todo lo que Gabriel respondió mientras se quitaba el saco negro

El ama de llaves se acercó para tomar la prenda de Gabriel y guardarla

— ¿Estás bien? — le preguntó Lucia al notarlo distante

Gabriel se dió cuenta de la cara de Lucia, normalmente siempre que llegaba se la comía a besos.

— Si, si, perdón amor, hoy fue un día muy pesado, estoy cansado — rectifico Gabriel su error acercándose para besar a su mujer, sin embargo Lucia lo sentía extraño.

— ¿Estás seguro que estás bien? — volvió a preguntar, conocía tan bien a Gabriel que su intuición no podía fallar.

— Si — dijo sin agregar nada más

Lucia decidió no insistir aunque presentía el mal ánimo de su esposo.

— ¿Lucia? ...... — pronunció indeciso

— ¿Si?

— Nada, nada mi amor — tras estas palabras Gabriel sin previo aviso tomó de la cintura a Lucia y la abrazó muy fuerte, tan fuerte que Lucia por un segundo sintió como salió abruptamente el aire de sus pulmones, también le llegó un leve aroma a licor.

Gabriel estaba angustiado y ella lo pudo sentir en ese abrazo, era como si quisiera mantenerla presa por siempre en sus brazos.

— ¿Qué pasa mi amor?, me estas asustando — Lucia estaba desconcertada.

— Nada, simplemente te extrañé — trataba de sonar convincente pero su voz varonil estaba quebrada esta vez. — No te quiero perder — terminó de decir aún abrazando a su esposa.

Tras esa última frase Lucia se separó de él para poder verlo directo a los ojos, de inmediato se dió cuenta que los ojos azules del hombre estaban mojados.

Tras esa última frase Lucia se separó de él para poder verlo directo a los ojos, de inmediato se dió cuenta que los ojos azules del hombre estaban mojados

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— ¿Por que decis eso? — preguntó ahora preocupada

Gabriel negó con la cabeza, Lucia no entendía lo que estaba pasando, sin embargo verlo así, tan vulnerable le rompió el corazón y lo único que deseaba era consolarlo, así que ante la nula respuesta de Gabriel ella lo abrazó de nuevo.

— No me vas a perder mi amor, no me vas a perder, si sos lo que más quiero en el mundo, ¿como podrías perderme? — le aseguró mientras le acariciaba el cuello para consolarlo, era como un nenito de tres años que necesita todo el amor después de haber tenido una pesadilla.

Regresa a mis brazos... ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora