Lucía Galán es una mujer hermosa, con una vida aparentemente perfecta, un marido maravilloso, una linda familia, un buen estatus económico, sin embargo, algo se perdió en su pasado, algo que arrancaron de sus brazos y que ella busca encontrar desesp...
Joaquín estaba encerrado en su despacho como de costumbre cuando alguien tocó la puerta
— ¿Y ahora qué demonios quieren? — dijo en voz alta irritado — Adelante — grito
La joven Antonia entró nerviosa
—Perdón que lo moleste señor
— Espero que sea algo importante, estoy muy ocupado
Antonia extendió el sobre que llevaba en la mano hacia el hombre
— ¿Y eso qué es? — preguntó sin tomarlo
Joaquín padre había amenazado a Antonia meses antes por teléfono cuando había descubierto a Lucía y días antes al llegar a Bariloche la amenazó con correrla si la joven mucama se acercaba a Lucía, ya que el viejo sabia que la mucama era la mensajera entre su hija y ese joven y era más que obvio que Lucía le iba a pedir que buscara a Diego.
— Usted me pidió que le informara si su hija me pedía algo — dijo algo nerviosa, Antonia al mismo tiempo se sentía culpable por traicionar a Lucía
Joaquín tomó la carta
— Por favor, le suplico que no me corra ,yo no me acerqué a ella para nada como usted me ordenó, le juro que fue la señorita Lucía quien me mando a llamar a mí .......... mi padre está muy enfermo y necesito el trabajo — le pidió asustada
— Tranquila muchacha, no lo voy a hacer, mientras tu me digas todo lo que te pida mi hija no vas a tener ningún problema ......... yo se que tu padre está enfermo y yo te voy a ayudar a mantener tu trabajo siempre y cuando me mantengas informado, eso es todo.
La muchacha asintió con la mirada al suelo
— Y ahora vete, que estoy ocupado
— Si señor, con permiso — Antonia salió del despacho
Joaquín sacó un abrecartas del cajón, rasgó el sobre y sacó una hoja de papel, era la letra de Lucía.
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— Así que te crees muy lista ¿No Lucía?, bueno eso lo vamos a ver, primero muerto antes que permitir que te vayas con ese muchacho insignificante — dijo en voz alta
El hombre sacó dos hojas de papel y dos sobres, empezó a escribir intentando copiar la letra de su hija.
Joaquín había escrito dos cartas una para Diego y otra para Lucía.
— ¡Antonia! — grito el hombre desde la puerta de su despacho
La mucama quien había escuchado el grito del hombre salió rápido de la cocina para encontrarse con el
— Pasa y cierra la puerta — le pidió el viejo
La mucama hizo lo que le pidió, entro y se paró frente a él, mientras el hombre estaba atrás de su escritorio sentado
