Narra Debora.
O en verdad ya no le interesaba a Anthony o sabía fingir muy bien. Pensé que se enfurecería cuando viera a David o me haría una escena de celos pero no, el que salió a la defensa fue alex.
Casi me le paseo enfrente en ropa interior y él como si nada. Recurrí a otro método, invite a David... Él sabía todo, sabía que quería poner celoso a anthony pero no lo logré. ¿Por que? Maldita sea.
Me sentí desarmada. Si a anthony no le importaba, si no me celaba... mientras hablaba con David, anthony solo estaba en el celular, riéndose con quien sabe quien... ¿Como carajos podía llamar su atención? Que se vaya al diablo. Lo único que necesito en este momento es tranquilidad por mi bebé.
–¿Vas a ir con nosotros?– me pregunto anthony.
–No, prefiero quedarme–Me sentía contrariada, necesitaba aclarar mi mente.
–Vamos, anda– me rogó alex.
–Mamos mami– mi pequeño me tomo de la mano y me jalo.
–Está bien– me levante y fui por mi bolso.
Salimos de la casa y fue alex quien me abrió la puerta de la camioneta para que subiera. Odiaba sentir a Anthony así de frío conmigo.
–You look beautiful baby– sonrió y apretó mi muslo con su mano.
–Gracias– Le di una sonrisa fingida. Anthony me confundía muchísimo.
No quito su mano de mi pierna durante todo el camino. Me gustaba verlo mientras manejaba, se me hacía la cosa más sexy del mundo. Ver su perfil, su barba, lo lindo que se veía con sus lentes puestos o como se enojaba cuando algún estupido se le cruzaba por el camino.
Es mío, no puede ser de nadie más y siento que estoy perdiéndolo.
Cuando llegamos al restaurante, nuevamente fue alex quien me abrió la puerta y me ayudó a bajar. Anthony bajo a Matías. Caminamos todos juntos hacia la entrada del lugar, me tropecé con uno de los escalones pero anthony me detuvo por detrás, tomándome por la cintura, no se si fue pretexto pero me abrazo y logré percibir como aspiraba mi aroma.
–Te noto distraída, te sientes bien?– me pregunto después de sentarnos mientras acariciaba mi antebrazo.
–No, no estoy bien. Necesito hablar contigo muy seriamente.
Asintió.–Cuando lleguemos a casa– tomo mi mano y me dio un beso en ella.
Asentí y me olvidé del tema por un momento. Nos llevaron las cartas para ver que ordenaríamos. El chico que nos atendió era bastante atento y no era feo. Cada que podía me sonreía.
–No son pareja eh– le dijo alex al mesero al notar que no me despegaba la vista de encima. Anthony volteo a ver al mesero con cara de molestia y después quiso asesinar a alex con la mirada.
–Con todo respeto, es usted una mujer muy bella– el mesero sonrió de oreja a oreja.
–Es lesbiana, le gustan las mujeres– mencionó anthony sin despegar la vista del menú.
No aguante y solté la carcajada. –No es verdad. Gracias te agradezco el cumplido– le devolví la sonrisa al mesero.
Alex era sumamente divertido, era demasiado ocurrente. Nos tenia riéndonos todo el tiempo. Después de comer dejamos a alex y a matty con sus primos, nosotros fuimos directo a nuestra casa.
–¿Quieres hablar ahora?– me tomo de la mano y entramos a la casa.
–No se por donde empezar anthony... Me siento bastante contrariada.
–Tranquila, sabes que puedes hablar conmigo sobre lo que sea.
–Me quiero ir– mencione afligida y él se río.
–Pero si acabamos de llegar– se puso gracioso el señor.
–Anthony... cuando digo que me quiero ir me refiero a...– me interrumpió.
–Tu no vas a ir para ningún lado mami– me jalo por la cintura y enredo sus brazos en mi cintura.
Tenerlo así de cerca me revolucionaba todo mi ser.
–¿Me quieres dejar solito?– por que me habla así joder.
Asentí con toda la tristeza del mundo. ¿Me era tan difícil rogarle poquito para que volviéramos?
–Puedes buscar otro roomie.
–No quiero otra roomie. ¿Por que tú me quieres abandonar? Ah?– se acercó y me dio un beso abajo de la mejilla.
–No puedo hacer más esto anthony... – me aleje de él.
–¿Hacer que?– note su confusión en su rostro.
–Pretender que solo somos amigos, estoy volviéndome loca.
Se quedó callado. Estuve a punto de darme la vuelta e irme pero sólo sería alargar más esta situación.
–¿Aún me amas?– me acerque de nuevo a él.
–¿Tu me amas?– froto su nariz con la mía.
–Yo pregunte primero– su mirada era tan profunda y tan intensa que derretía cualquier pedazo de hielo que hubiera en mi corazón.
–Todo el tiempo...– me dio un suave beso en los labios.
–Quiero que todo sea como antes.
–¿Volver a españa?– se puso juguetón.
–No tan antes...
–Dilo...– peinó mi cabello y sonrió. –Dime lo que quieres.
–A ti anthony, a ti– dije desesperada y me separé de él–Te quiero a ti, quiero que... quiero que volvamos. No puedo vivir así. No puedo vivir sin besarte, sin abrazarte. Cometí un error y lo siento. Si no puedo tenerte como se debe no quiero estar cerca de ti.
–Solo quiero que entiendas...
–Si, si... querías darme una lección– lo interrumpí.
–No, no es así. Solo quiero que entiendas que somos un equipo Debora. Somos dos. ¿Tan difícil es hablar conmigo? Solo quiero cuidarte.
–No quería darte más problemas. Sabía que podía solucionarlo.
–¿Que hubiera pasado si las cosas no hubieran salido como planeaste? ¿Ya sabias que estabas embarazada cuando hiciste esa locura?
–No, no lo sabía.
–¿Que tal si te hubiera hecho algo al ver que te revelabas contra él? Eso es lo que quería evitar.
–Pero no pasó. Estoy aquí, estoy bien y solucione todo. Perdóname...
Negó con la cabeza y puso los ojos en blanco.
–¿Quieres volver conmigo?– me acerque a él y tome su rostro entre mis manos. Sentí miedo de su respuesta.
–¿Eso es lo que realmente quieres?
–Sabes que si... estamos esperando un bebé mi amor. No quiero que esto sea así, por favor. Me mata la idea de perderte.
–Nunca me has perdido, menos ahora– solté su cara y lo abracé con fuerza.
