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Narra Anthony.

Me quede sentado con la cabeza a punto de explotar. No sabía que hacer, si despertarla o salirme de la habitación. Se quedó callada y unos minutos después se levantó al baño tambaleándose un poco, me levante enseguida para estar cerca por si azota en el suelo pero entro al baño sin ningún problema.

Piensa Anthony piensa.

Mi cabeza era un lío. Quería tomarla entre mis brazos y hacerle el amor desenfrenadamente pero está tomada y "estamos separados". Me quite la ropa y me metí a la cama, si ella provoca la situación no voy a negarme.

Abrió la puerta y la luz del baño era lo único iluminaba el lugar. Salió del baño y empezó a quitarse la ropa, mientras yo la observaba desde la cama con un solo ojo para fingir que estaba dormido. Solo podía ver su figura a contra luz pero sabía que silo tenía ropa interior. Se acercó al mini bar y destampó una botella. Le dio un trago y se subió a la cama.

No la veía pero podía imaginarme la cara de confusión que tenía mientras me observaba dormir en su cama.

Narra debora.

Estoy ebria pero estoy segura que este hombre no estaba aquí antes de irme al baño.

Sabía quien era, no era un desconocido. La luz del baño me dejaba ver su perfecto rostro. Era el hombre por que el que estoy ahogándome en alcohol.

Es mío, siempre va a serlo.

Me subí encima de él. Tome la botella y vertí el tequila sobre su pecho hasta su ombligo y pase mi lengua recogiendo el líquido de abajo hacia arriba, hasta llegar a su boca.

Admiro su Autocontrol para fingir que esta dormido.

–Sé que no estas dormido, te conozco hasta la respiración cuando duermes– le susurré en los labios. Ensanchó los labios en una sonrisa.

–Me descubriste– sus manos se fueron directamente a mis glúteos.

–Quiero cobrarte cada lágrima que me has hecho derramar.

–Cóbrate. Estoy dispuesto a pagarte con orgasmos fabulosos– me acarició la espalda con una mano hasta llegar al broche de mi bra.

–Hablas mucho y actúas poco– le susurre al oído.

Sentí como empuñó mi cabello y me jalo para besarme con fiereza. Por más que tratamos de alejarnos tenemos un iman para terminar juntos de una forma u otra.

Giró su cuerpo dejándome sobre la cama quedando él encima mío. Maldita sea, se veía tan sexy a media luz. Alcanzaba a percibir como se le marcaban los brazos por sostenerse en ellos mientras se agachaba lamerme el cuello mientras con la otra mano deslizaba mi última prenda por mis piernas.

Estaba siendo demasiado agresivo pero eso me gustaba. Me gustaba sentir como encajaba sus dientes y como succionaba mi piel. Me trastornaba los sentidos escuchar su respiración pesada.

Incluso sentía que no podía seguirle el paso.

Se giró y tomó la almohada que estaba a mi lado, me levanto por las caderas y la metió abajo de mis glúteos. Me abrió las piernas y se colocó en medio, se acercó a mi oído y me susurró unas perversidades que se me prendió un fuego entre las piernas. Se hundió dentro de mi pero en esta posición juro que sentía mil veces mejor, eran las sensaciones y sus movimientos tan brutales que no podía dejar de gemir. Quise taparme la boca pero él me lo impido.

–Quiero oírte...

Tenía una vista espectacular. Sus brazos, sus pectorales inflamados como si hubiera hecho 1000 flexiones antes de venir a cogerme. Todo sudado y con esa cara perversa que pone cuando está caliente, sumándole a la forma en la que se le saltan las venas cuando esta haciendo su mayor esfuerzo. Con verlo tenía para tener 10 orgasmos.

Cuando estaba en la cúspide del placer, Puso su mano en mi cuello y ejerció fuerza sin dejar de moverse.

Este pendejo me quiere matar... pero de un momento a otro dejé de pensar por que todas las sensaciones se intensificación a un 200%. Y después me soltó el cuello para besarme mientras estaba en otro universo teniendo el mejor orgasmo de mi vida.

¿Donde aprendió eso y con quien?

–No me retes por que siempre tengo un nuevo nivel que desbloquear– me susurro al oído cuando me quede inmóvil en la cama.

Ni siquiera me importaba si él había terminado. Yo estaba exhausta y satisfecha, era lo que importaba.

Estaba a punto de quedarme dormida cuando lo sentí dándome besos en el abdomen, no abrí los ojos, me quede disfrutando de su tacto, solo puse mi mano para acariciar su cabello.

Estaba mimándome, adorándome con total calma y amor. Su caricias y sus besos eran suaves, sin prisas, con dulzura... por eso estaba tan obsesionada con él, podía ser un chico malo y a la vez un Dulce principe. 

–Te amo– me susurro antes de besarme y apoderarse de mi cuerpo nuevamente con movimientos lentos pero precisos.

Este era mi lugar favorito. Su cuerpo, su alma, él era todo. Sentirlo sobre mi, su calor, su olor, su forma, su textura... me tenía hechizada, embrujada.

Ni todo el alcohol del mundo me haría olvidarlo.

Sus manos apretaban mis senos mientras seguía entrando y saliendo lentamente de mi cuerpo. Se sentó y me jalo para quedar sentada encima de él, me abracé a su cuerpo y dejé que guiara los movimientos con sus manos en mis caderas hasta que sentí como se derramó en mi interior.

Me acostó en la cama y me abrazo. Había disfrutado mucho este momento pero mi mente seguía vuelta un nudo de hilos, sumando el alcohol que circulaba por mi cuerpo.

–¿Aún piensas dejarme?– me pregunto mientras jugaba con mis manos.

–Si.

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora