4-42 FIN.

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Había anhelado por tantas mañanas despertar de nuevo a su lado y hoy se había vuelto realidad. Sentir su cálida respiración en mi cuello, su brazo encima de mi cintura... Quiero que estos momentos perduren por siempre.

–Buenos días mi amor– me estremecí al escucharlo en mi oído mientras dejaba un beso en mi cuello. Lo vi de reojo, se estiró a tomar su reloj y vio la hora. –Si queremos alcanzar a hacer todas las actividades programadas debemos levantarnos ya.

Me giré y me recargue en su pecho para escuchar los latidos de su Corazon mientras él sonreía y pasaba una mano por mi cabello. Me sentía como un gato que lo estaban mimando.

–Te amo– le di un beso en el pecho, el tomo mi barbilla y movió mi cabeza para darme un beso en los labios.

–I love to baby... anda– me animo a levantarme.– Deb... me he percatado de algo y quiero saber por que cubres tu cuerpo? ¿Por que evitas que te admire? – me pregunto al observar que me cubría con la bata, cuando en el pasado no me importaba pasearme desnuda frente a él.

Cerré mi bata, me puse de pie y me cruce de brazos frente a él.

–Dime todo eso que está pasando por tu mente–ordenó.

–No me siento cómoda con mi cuerpo... ahora tengo cicatrices y ...– me tape la cara llena de frustración.

–Hey...– me jalo del brazo.– para mi eres PERFECTA, no hay marcas ni imperfecciones en ti que me hagan no verte como la obra de arte que eres.

–Me siento horrible– se me aguadaron los ojos. Siempre he tenido miedo y aunque no lo proyecte, el que anthony esté rodeado de mujeres hermosas me llena de inseguridades.

–Son marcas de guerra, de la fuerte mujer que eres. Eres madre, me has dado 3 preciosos hijos, obviamente tu cuerpo va a cambiar. Me encantas con todo y cicatrices de las balas quisiera borrartelas con besos... te deseo, me gustas... me vuelves loco debby, no tienes que esconderte, no de mi– tomo mi rostro entre sus manos y me beso.

Estuve a punto de llorar pero él me jalo para abrazarme. Me vi obligada a detener su sesión de mimos por que si seguíamos así no ibas a salir de esta habitación en lo que resta de las vacaciones.

Me metí a bañar con agua caliente, sentir el chorro del agua caer en mi espalda me relajaba bastante. Al salir me envolví en una toalla y salí a buscar la ropa que usaría. Era un conjunto rosa bastante abombachado para el terrible frío que hacía afuera.

Mi celular timbro y fui a buscarlo. Tenía varias llamadas de mi doctor. Le regrese la llamada aprovechando que anthony estaba en la ducha, me respondió y escuche con atención lo que tenia por decirme. Nada iba a arruinar este viaje. Ignore todo lo que me dijo, Yo me sentía bien y era lo importante.

Anthony salió y se vistió con un conjunto parecido al mío pero era totalmente negro.

Nuestra primera actividad del día fue esquiar en la nieve. Fue sumamente divertido por que nos caímos varias veces y ambos disfrutábamos burlarnos el uno del otro. Después de algunas horas logramos deslizarnos hasta el final de la montaña sin irnos de nalgas al suelo.

Después fuimos a comer algo, tanto ejercicio me abrió el apetito. Era abrumador el frío que estaba haciendo. Para anthony era un sacrificio tremendo estar aquí, él amaba los lugares cálidos y soleados. Y hoy está aquí conmigo, repleto de nieve, de un frío que cala los huesos.

Más tarde salimos a un paseo en trineo que sería toda una odisea pero sin duda una experiencia inolvidable.

Caminamos un poco por la nieve.

–Mira esto, mira esto– sonrió y soltó mi mano. Se tiro al suelo y empezó a hacer un movimiento con sus piernas y brazos.

Me reí al verlo. En ocasiones era tan divertido y tan tierno a la vez. Aveces era como si tuviera la edad de Matías.

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora