4-37

154 15 76
                                    

Narra debora.

Había pasado un mes y medio desde todo lo que paso. Ahora estaba mucho mejor, las heridas por fin habían cicatrizado, tardaron en sanar ya que cuando fui a buscar a Anthony, no tome las precauciones que debía y se me abrieron las puntadas entre otras complicaciones que vinieron por no guardar reposo como se me indicó.

A Anthony lo veía poco, se había encerrado en su estudio, aparentaba estar bien pero yo sabía que seguía desecho, paso por algo muy fuerte.

Lo extrañaba, claro, cada día de mi vida, desde que nos separamos. Él es ese tipo de hombre que te deja marcada de por vida. Tengo sus huellas en cada parte de mi cuerpo, alma y corazón.

El tiempo lo dirá todo.

–Ma, papá está abajo, quiere que bajes– me dijo Matías entrando a mi habitación con una sonrisa.

Camine hacia las escaleras y cuando iba bajando lo vi. Tenía en las manos un enorme ramo de rosas rojas que le tapaban toda la cara. No pude evitar no emocionarme.

–Todavía no es mi cumpleaños– me acerqué a él y sonreí.

Anthony puso el arreglo de flores en la mesa de centro de la sala. Recién se había cortado el cabello y la barba, se veía guapísimo, los años no pasaban en él. Seguía embelesándome como el primer día que lo vi.

–¿No puedo traerte flores por el simple hecho de existir?– me sonrío y yo junto con él. Quería lanzarme a sus brazos y comermelo a besos.

–¿Y las mias?– pregunto anthonella con las manos en la cintura. Justo como las ponía su papá cuando reclamaba algo.

La cargo y le dijo algo al oido. Mi hija se rio traviesamente y le susurro algo a su papá. Unieron el dedo meñique y cerraron un trato. La bajo y después abrazo a André.

–¿Como estas?– le pregunte cuando los niños se fueron.

–Estoy... bien, creo.– me tomo de la mano y me guío al sillón para que ambos nos sentáramos.–¿Tú?

–Bien, todo va muy bien– le di una leve sonrisa.

–Perdón por desaparecerme así, necesitaba aclarar la mente... he estado yendo a terapia, solo no podría con todo esto– tenia mis manos entre las suyas.

–Te entiendo, no tienes que disculparte por nada– amaba tanto sus ojos. Eran tan expresivos.

– Lo que te dije en el hospital...– lo interrumpí antes de que viniera una vez más a romperme el corazón.

–También entiendo que hayas cambiado de opinión y necesites tu espacio y...– me interrumpió.

–¿Que estás hablando?– se rio.– Lo que te dije en el hospital sigue en pie. Quiero que nos demos otra oportunidad.

–¿Estas seguro?

–Si.

–No hay prisa Anthony. Yo voy a esperarte, yo...

–Estoy listo para esto Deb. Eres y serás siempre la mujer que quiero a mi lado. No quiero perder mas el tiempo, no sabemos mañana que pueda suceder, hoy estamos, mañana quien sabe...

Me lance sobre él y lo abracé. Tome su barbilla y lo besé. Anhelaba tanto sus besos, sus caricias... no lo voy a dejar ir jamás. Es mío, mío.

Más tarde Anthony se fue con Matías, fueron a comprar algo de sus videojuegos. Por fin volvían a tener esa sólida relación que tenían, que espero jamas se vuelva a fracturar.

"Buenas noches debby. Que sueñes conmigo mi amor 😘"

El corazón me brincaba emocionado. Por fin tenía a mi Anthony de siempre. El amoroso y juguetón.

Al día siguiente me llamo David, me dijo que le urgía hablar conmigo. Quedamos de vernos en un café, ya que no quiso venir a la casa, no quería toparse con Anthony.

Llegue al café y pedí la mesa más discreta. Pedí un latte y una rebanada de pastel de chocolate. Lo esperé casi 20 minutos cuando lo vi entrar por la puerta. Me vio y se acercó.

–Hola Deb– me dio un beso en la mejilla. Se desabrocho el botón del saco y se sentó frente a mi.

–¿Que pasa?– pregunte mientras chupaba mi cuchara con betún de chocolate.

–No se por donde empezar...– se veía contrariado.– Tengo que ser sincero contigo...

Me asusto y dejé de comer. ¿Se me va a declarar?

–Todo Deb, todo lo hice pensando en ti. Pensando en tu futuro, en tus sentimientos...

Conforme iba hablando, yo más arrugaba la frente.

–No entiendo...

Soltó un suspiro, le dio un trago a su café y me miró.

–Ania no está muerta. Le mentí a Anthony.

–¿Que?– me sentí confundida, no entendía que estaba pasando.

–Le dije eso a Anthony por ti. Sabía que por la situación se sentiría culpable y querría a toda costa estar con ella, y yo no iba a permitir que te lastimara de nuevo.

–¿Ella esta bien?– sentía que la cabeza me daba vueltas.–¿Donde esta? Anthony fue al sepelio, no entiendo nada...

–La llevamos a un hospital privado. Cuando ella retomo la conciencia la convencí que era lo mejor. Que yo le daría la vida que siempre quiso. Ser maestra, cambiar de nombre, dejar todo atrás... Y ella acepto.

Me quede callada. Estaba tratando de entender todo este circo.

Anthony sufrió por nada.

–Estuvo varios días en terapia intensiva, perdió un riñón pero está bien ahora, estable y lista para comenzar su nueva vida.

–¿A donde vas a enviarla?

–Brasil...

–¿Por que me lo dices? ¿Por que ahora? ¿Por que no te guardaste esto? – se me hizo un nudo en la garganta.

–Necesitaba decírtelo... yo...– me levante de la silla, tome mi bolso y me fui.

Me subí a mi Tesla y comencé a llorar. ¿Por que david tenía que decirme esto? ¿Por que? ¿Por que no se quedó callado?

Si Anthony lo sabe va a correr a buscarla. Va ir tras ella.

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora