Narra debora.
No podía dejar de llorar. Me sentía como si todo se volviera a derrumbar en mi vida. Debía tomar una decisión. Aunque me duela lo que pueda pasar debo ser sincera con Anthony, si vamos a empezar de nuevo debe ser sin mentiras.
Tome mi celular, llame a Anthony. Se conectó con el parlante del auto.
–Debby...– respondió. –¿Que pasa? ¿Estas llorando?
–Necesitamos hablar– sentía un nudo en la garganta.
–Tranquilízate primero. ¿Que paso? ¿En donde estas?– pregunto alterado.
No pude decirle nada por que solté el llanto.
–Debora mi amor, que pasa linda me asustas? Tranquila... Los niños están bien?
–¿Donde estas?– pregunte entre soyosos.
–En el estudio.
–Voy para allá...
–Hey debora... no puedes manejar así. Necesito que te tranquilices nena. Respira hondo. No me cuelgues, quiero escuchar que estás tranquila.
Trate de respirar, de tranquilizarme.
Necesitaba un kilo de tranquilizantes.
–Háblame... Deb...
–Te amo... nunca olvides eso– respire hondo y le colgué.
Me sentía contrariada. Asustada por lo que iba a pasar. Por primera vez iba a ser sincera, no iba a ocultarle nada a Anthony pero para él siempre soy la mala de su película. Él pensará que yo me alié con David para que hiciera esto... me odiará...
Maneje por casi dos horas, su estudio quedaba retirado de todo. Me llamo insistentemente pero sólo le envié un mensaje diciéndole que estaba bien, que iba en camino. Necesitaba pensar que era lo que de diría.
Lo voy a perder... para siempre.
Cuando llegue me estacione afuera de su estudio pero no me baje del auto, estaba reuniendo valor. Me recargue en el volante y trate de tranquilizarme pero sentí que me abrieron la puerta del auto, era él.
–Me tenias tan preocupado– me jalo y me envolvió en su brazos. No pude evitarlo y las lágrimas estallaron.
–¿Que pasa mi amor?– tomo mi cara entre sus manos y me observo fijamente.
Solté un suspiro y me limpie la nariz.
–Tengo que decirte algo... pero tengo miedo... – solloce.
–¿Miedo? ¿Que Es? ¿Otro bebé? ¿Me vas a dejar por otro?– bromeo para tratar de tranquilizarme.–Vamos a hablar pero trata de calmarte mi amor.– me froto los brazos.
–Esto es serio Anthony. Tengo miedo que me juzgues pero quiero que sepas que yo no sabía nada. Te lo juro por lo más sagrado que son mis hijos.
–¿Que pasa?– frunció la frente.
–Estoy consiente que esto puede cambiar todo pero necesito que lo sepas... –solté todo el aire que sostenía.
Narra Anthony.
Deb me angustio demasiado. Que podía ser tan grave o importante para que esté así? Llorando desconsoladamente.
Trate de calmarla pero también me carcomía la incertidumbre de saber que pasaba.
–Quiero ser sincera contigo. Podría ocultártelo y fingir demencia pero no puedo, no puedo por que te he visto sufrir y es algo que no soporto– se limpio la nariz con el brazo. – Te amo y sabes que nunca, nunca haría algo para hacerte sufrir...
No sabía que decir, no quería presionarla. Estaba tratando de tener paciencia y se tomará su tiempo para lo que sea que va a decirme.
–Ania está viva...– agachó la mirada y yo me quede impactado.
–¿Que?– Era imposible...–Debora...– me interrumpió.
–Fingieron su muerte para que ella pudiera iniciar de nuevo y tener otra vida. Hoy me lo dijo David y sentí que debías saberlo. Te vi sufrir por ella, te sentías tan culpable... y sé que querrás ir a buscarla... lo entiendo... pero te lo juro que yo no sabía nada, no tuve nada que ver con esto.
La cabeza me daba vueltas. ¿Llore y sufrí todo este tiempo por nada? ¿Ania fue capas de hacerme esto?
No pude evitarlo y me puse a llorar. Me hinqué en el suelo. No se si lloraba de alegria, de impotencia... saber que esta viva me liberaba de muchas cosas.
Debora se agacho y me abrazo.
–Perdóname por favor... yo no sabía nada.
–No tengo nada que perdonarte– me giré y la envolví en mis brazos. Le di un beso en la cabeza y ambos nos pusimos de pie.
–Estoy consciente que quieras salir a buscarla. Que quizá tú corazón dictamine otra cosa y está bien. Voy a aceptar cualquiera que sea tu decisión. – Me partía el corazón verla tan vulnerable.
Siempre seré su debilidad y hasta ahora es que me doy cuenta.
Y si... quería correr a buscarla. Saber que en realidad esta viva. Decirle muchas cosas que se me quedaron atrapadas en el corazón cuando pensé que había muerto.
–Se va mañana para Brasil...
Sentí una desesperación por buscarla, no podía dejar que se fuera sin hablar con ella.
–Se que no querrás hablar con David... yo puedo... si tú quieres pedirle información...
¿Quien es esta imitadora? Mi debora jamás me estaría alentando para que busque otra mujer, menos si tuve una relación con ella.
–Deb yo...– quería ser cuidadoso. No quería lastimarla.
–Te entiendo Anthony... y si quieres estar con ella, si quieres buscarla, esta bien. Me va a doler pero prefiero tu felicidad antes que la mía. Siempre ha sido así y no me estoy victimizando... Te amo, eres el hombre de mi vida y yo no te voy a obligar a estar conmigo, solo quiero que seas feliz y encuentres La Paz que necesitas.
Acepte la ayuda que Deb me ofreció. Le pidió a David que le diera información y se la dio. Ahora tenía el lugar, fecha y hora para verla, me sentía emocionado pero al mismo tiempo tenía miedo, de que esto no sea verdad y solo me ilusione con algo... y también de como ella va a reaccionar al verme.
Mi corazón y mis sentimientos por la mujer que tiene en sus manos mi corazón están más claros que nunca. Mi devoción por ella es más grande que cualquier falla.
Narra Debora.
Se que tome la mejor decisión. Solo quiero que Anthony sea feliz y se libere de todo lo que viene cargando desde hace meses... pero quisiera borrarlo de mi vida, borrar cada huella de mi cuerpo por que duele, duele... duele verlo tan entusiasmado y feliz por ir a buscarla.
Quiero embriagarme hasta que pierda el juicio.