Antes que nada, quiero agradecerles por formar parte de mi historia, por reír, sufrir, llorar conmigo. Por ser parte de todas mis tragedias y mi historia con anthony. No quiero despedirme de ustedes sin relatarles lo siguiente...
El parto fue bastante doloroso y estresante. Por mi mente pasaron los peores escenarios cuando todo se complicó. Lo único que deseaba era que mis bebés nacieran bien, yo no importaba en este momento.
Me sentía tan débil y tan cansada, había perdido mucha sangre en el parto y aun no me recuperaba del todo además que al pasar los días no podía evitar sentir nostalgia y un cierto vacío por que en mi vientre ya no había nada. Ya no estaban mis bebés... y ahora si era real que no podría tener más hijos por las complicaciones que hubo.
Una de esas tantas madrugadas me desperté, no sentí a anthony a mi lado, me levante casi arrastrando los pies por lo adolorida que estaba del parto, caminé por la oscuridad de la casa hasta llegar al cuarto que decoramos con tanto amor para nuestros bebés. Vi una pequeña y tenue luz que emanaba de esa habitación.
Entre con cuidado y vi a anthony recostado en la mecedora, se había quedado dormido ahí... con nuestra pequeña y hermosa Antonella en sus brazos.
Ella era preciosa. Mi muñeca con sus mejillas rosadas y su hermosa piel que parecía de porcelana. Mi corazón se derretía por ella. Con cuidado la tomé entre mis brazos para recostarla en su cuna y en el proceso anthony despertó de golpe.
–Me quede dormido– se limpió sus ojos y solo le sonreí.– la escuche llorar y no quise despertarte.
–Gracias– tomó mi mano y me dio un beso en ella.
–¿Como te sientes?– me jalo y me sentó en sus piernas.
–Un poco desconcertada, todo fue tan rapido– me recosté en su pecho.
–Vamos a estar bien mi amor–Me abrazo con fuerza.
–Te puedo contar algo súper loco... que no se si fue por la anestesia o fue un sueño pero lo recuerdo como si lo hubiera vivido.
–¿Que paso?– Peino mi cabello con ternura.
–Cruce el largo pasillo, pero de verdad largo y llegue como a una sala de espera. Se abrió una puerta de cristal y...– me quede callada recordando ese momento.
–¿Y que?– pregunto anthony intrigado.
–Entre por esa puerta y era igual a mi casa en Madrid. En la sala estaba Alaric viendo nuestro álbum de bodas, estaba sonriendo. Yo no entendía nada... entonces apareció mi mamá y recuerdo perfectamente anthony y te lo juro que no es invento mío... Mi mamá me abrazo y me dijo "No es tu momento mi niña"– en ese momento una lagrima traicionera se deslizó por mi mejilla.
–Y no era mi amor. Gracias a Dios estás aquí, con nosotros. Me volvería loco sin ti deb.– tocó mi rostro con ternura y me dio un beso.
–Te amo, mucho– me recargue en su pecho y estábamos a punto de quedarnos dormidos ambos en la mecedora cuando un llanto me hizo ponerme de pie enseguida.
Me acerqué a la cuna y tomé entre mis brazos a mi hermoso ángel... enseguida se quedó callado al sentir mi calor. Era perfecto... mi pequeño André, tenía el mismo color de piel que su papá, sus pestañas, sus labios rosaditos, su naricita...
Estaba locamente enamorada de mis bebés. Eran preciosos, perfectos y míos. Anthony estaba loco por ellos, incluso Matías estaba feliz, se volvió mas demandante de atención pero es entendible.
La buena noticia del doctor era que todos estábamos "vivos", la mala era que los tres nos íbamos a quedar en observación. Anthony casi lo asesina por que en ese momento pensó lo peor.
Mi pequeña había nacido muy baja de peso y tragó un poco de liquidó, André era quien abarcaba tanto espacio. Por eso necesitaban estar en observación además de que nacieron dos meses antes, aunque el doctor mencionó que aveces era normal por que eran dos. Mi cuerpo no estaba diseñado para cargar tanto peso.
Me sentía feliz y enamorada pero físicamente deshecha. Tenía otra nana aparte de la de Matías que me ayudaba bastante pero yo necesitaba estar con mis hijos, cuidarlos. No quería separarme de ellos pero también debía descansar.
Es por eso que aprovecho esta carta para agradecerles el inmenso amor que me demostraron. Es por eso que también merecían que les contara lo feliz y afortunada que me siento por que todas las decisiones que un día creí que eran malas, hoy me demuestran que todo lo que soy y lo que tengo es gracias a eso.
Tomare un debido descanso quizá en una isla en algún rincón del mundo... claro está que con anthony y mis preciosos hijos a mi lado.
Quien iba a pensar que aquel hombre con la gorra de los Yankees que me ayudó a elegir un regalo para mi novio se convertiría en el padre de mis hijos... me siento tan afortunada de haberlo encontrado. Anthony es un ser maravilloso. Además ser sumamente talentoso es un gran ser humano, que aunque tenga sus defectos tiene un corazón de oro. Y es el amor de mi vida... siempre lo será.
Hay algunas personas que llevare en mi corazón por siempre, por siempre darme ánimos. Por enojarse conmigo cuando tomé alguna mala decisión, por querer matar a anthony cuando era malo conmigo. O por alegrarse cuando me sucedían cosas buenas. GRACIAS.
Gracias ti por siempre ser la primera.
Me despido deseándoles siempre lo mejor. Tengan una buena vida y Sean felices. No me olviden. Quizá algún día regrese a contarles mis desgracias.
Con cariño y amor:
Debby😘
